El conflicto Cuba-EE.UU. desde el umbral del siglo XXI (II Parte, final)
sábado, 01 de junio de 2019
7:36:24 a.m.
Por el Dr. C. Esteban Morales Domínguez*
La agresividad de la Política
En lo que a la agresividad se refiere, esta ha sido una constante, excepto dentro de la administración de James Carter en general, aunque del resto de las administraciones, incluso hasta hoy, ninguna ha logrado superar la agresividad desplegada por las administraciones de Einsehower y Kennedy.[18]
Incluso, con posterioridad a los años sesenta, el factor militar ha estado como “Espada de Damocles” pendiente sobre Cuba, pero no se ha concretado en una invasión, aunque los más criminales sabotajes contra bienes y personas han sido contenidos permanentes de la agresividad desplegada. Como para confirmar que el compromiso de no invadir a Cuba, no ha significado que no haya sido constantemente agredida.
Si cada administración ha tratado siempre de imprimir su sello en la política hacia Cuba, casi todas las administraciones han mantenido la agresividad como factor permanente de ese sello.
Dentro de esa constante, la importancia de la administración Carter es que resulto un precedente importante para cualquier perspectiva de negociación del conflicto entre Cuba y Estados Unidos.
Durante la administración Reagan también, paradójicamente, a pesar de su agresividad, se negociaron dos de los asuntos más importantes; migración y el conflicto en África Austral. Pero Reagan no fue más allá de los aspectos puntuales de interés según el momento, incluso, tomándose el trabajo de aclarar, que tales negociaciones no representaban nada más allá en cuanto a las relaciones entre ambos países.[19]
Sin embargo, el período de Carter, más allá de los aspectos negociados, representó un punto de inflexión en el conflicto. Se negociaron asuntos particulares, pero a diferencia del período de Reagan, también se trabajó por mejorar el contexto político y en particular de confianza, dentro del cual se negociaba.[20]
La experiencia de las negociaciones entre los dos países evidenciaba que se puede llegar a ciertos acuerdos en asuntos puntuales, pero si el contexto político que rodea esas negociaciones es negativo y no es superado, los acuerdos finalmente se afectan. Razón por la cual, solo sobrevive hasta hoy, de los acuerdos de 1977, el del establecimiento de las Oficinas de Intereses, firmado el 1 de mayo de 1977 y puesto en practica el 1 de septiembre del mismo año.
Sin dudas, en 1977, durante la administración Carter, se tenía una comprensión bastante precisa de cómo podrían arreglarse las cosas entre los dos países. [21]
Junto a la negociación de asuntos puntuales de la agenda; aguas territoriales, pesca y otros, se daban también pasos moderados y recíprocos, cuya importancia consideramos era la creación de un clima de confianza y distensión.
La administración Carter representó la excepción, al desplegar una política dirigida a cambiar el sentido de las relaciones entre ambos países. Las conversaciones celebradas entre ambos gobiernos durante su mandato, en los años 1977 a 1980, evidenciaron el interés de ambas partes por encontrar puntos de coincidencia estratégicos, mientras se realizaban negociaciones puntuales sobre todo aquello en lo que se podía avanzar.[22]
Pero aunque esa administración represento un punto de inflexión en las relaciones entre ambos países. No obstante, los condicionamientos que trataba de imponer Estados Unidos relativos a la actividad internacional de Cuba, finalmente dieron al traste con la posibilidad de continuar avanzando en un mejoramiento de las relaciones. [23]
Hasta ahora, esa fue la única administración norteamericana durante la cual hubiese sido posible mejorar las relaciones entre ambos países. Pero esa posibilidad quedó frustrada. [24]
El foco de la política
Si observamos sintéticamente hacia donde ha mirado la política norteamericana sobre Cuba, a lo largo de estos casi cincuenta años de confrontación entre ambos países, nos podemos percatar de que el foco de esa política ha variado según diferentes períodos históricos.
Durante todo el periodo colonial, la actividad de Estados Unidos se concentro en dos aspectos fundamentales:
1) Evitar a toda costa que Cuba pudiera pasar a otras manos .Debía mantenerse bajo el control de España.
2) Acosar España para que le vendiera la Isla o le concediera la Autonomía.
De 1953 a 1959, para todo el periodo, Estados Unidos se concentró en la dinámica interna de la sociedad cubana. Hasta diciembre de 1958, mientras más avanzaba la lucha de las fuerzas revolucionarias contra la dictadura de Fulgencio Batista, haciendo evidente su triunfo, mas la administración de Einsenhower incrementaba el apoyo a la dictadura.
Cuba no representaba, desde el punto de vista de su política exterior ningún interés para la administración de turno. Podemos percatarnos que tal política se desplegó en dos períodos fundamentales; a) un primer período dentro del cual se trató de penetrar al moviendo revolucionario con agentes de la CIA, que mantuvieran al tanto a la administración norteamericana de lo que estaba sucediendo, mientras se apoyaba a la dictadura , y b) un segundo período en el que habiéndose percatado de que Batista no podría resistir el empuje de las fuerzas revolucionarias, la administración se concentró en la búsqueda de una “alternativa plausible”, que le permitiera sustituir a Batista por una junta cívico–militar, dar un golpe de Estado o realizar una invasión militar. [25]
De 1959 a 1965, periodo en que las administraciones de Einsenhower, (1953-1961), John F. Kennedy (1961-1963) y el primer período de Lindon B. Jhonson (1963-1969), se concentraron en la situación interna de Cuba.
Particularmente Einsenhower, lo hizo bajo el principio básico de que “…si no le había sido posible frustrar la toma del poder por parte de las fuerzas revolucionaria, al menos impedirían que esas fuerzas se consolidaran en el poder…”, para lo cual esa administración se concentró en desplegar todas las acciones imaginables para lograr sus objetivos. [26]
Dentro de ese período, y ya bajo la administración de J.F. Kennedy, se continuaron profundizando las acciones internas, la ejecución de la invasión de Girón, el Plan Mangosta, las bandas contra revolucionarias, junto a la crisis de octubre, que fue el resultado del interés y despliegue de todas las acciones dirigidas a invadir a Cuba en gran escala.
Tales acciones contra revolucionarias internas se prolongaron con posterioridad al asesinato de Kennedy, hasta la derrota de la contrarrevolución interna en 1965.
El foco de la política norteamericana hacia la dinámica interna cubana, se comportaba como una cuestión de prioridad, lo cual no quiere decir que no se prestara para entonces, atención por parte de Estados Unidos, al impacto externo que la revolución cubana podía tener, especialmente en América Latina. Razón por la cual, por medio del llamado libro blanco, particularmente, fue desplegada una ardua y agresiva campaña, dirigida a proclamar a Cuba como incompatible con el sistema interamericano y expulsarla de la OEA en 1962, justificándolo con la incompatibilidad entre su régimen marxista-leninista y el sistema interamericano.
Sin embargo, todo ello actuaba como un complemento de la agresividad, pues lo fundamental, el carácter agresivo de esa política, estaba en la actividad contrarrevolucionaria armada interna, cuyo objetivo fundamental era aplastar sangrientamente el régimen revolucionario de Cuba.
De 1965-1986. Durante estos años que abarcan la parte final de la administración de Lyndon Jonson (1963-1969) hasta el comienzo de los dos últimos años de la administración de Ronald Reagan (1981–1988), es decir, hasta 1986, el activismo revolucionario externo de la revolución cubana, determinó que la política norteamericana, sin dejar de prestar atención a los asuntos internos de Cuba, se concentrara fundamentalmente en su presencia internacional. Las administraciones de Nixon (1969-1974) Ford (1974-1977) y Carter (1977-1981), fueron particularmente agresivas, en cuanto a seguir muy de cerca el activismo internacional de Cuba.
Prestando mayor atención a este foco externo de la política. Aunque Carter combino esa agresividad, con la busqueda de un modo de entenderse con Cuba.
La participación del Che en Bolivia, y la de Cuba en África, esta ultima reforzada a partir de 1975, la ayuda cubana a los movimientos de revolucionarios en Centro América y su activismo en el Movimiento de los Países no Alineados y el Grupo de los 77, determinaron que el foco de la política en esos años se concentrara en la presencia internacional de Cuba. La Isla, a partir de comienzo de los años setenta, avanzaba, incluso económicamente y su situación interna no tenia atractivos particulares para tratar de desestabilizarla desde dentro.
Comenzaron así los condicionamientos que se le exigían a Cuba para tener buenas relaciones con Estados Unidos, consistente en:
- Romper sus conexiones con la URSS.[27]
- Dejar de ayudar a los movimientos revolucionarios en general y en Centro América en particular.
- Retirar sus tropas de África.
Por supuesto, que tales condicionamientos representaban también un aceptación tácita de que la revolución cubana era un proceso que presentaba un alto nivel de consolidación en lo interno, por lo que los esfuerzos fundamentales para derrocarla, se consideraba había que realizarlo en el plano de su accionar internacional.
Tales condicionamientos de la política, han perseguido siempre a Cuba en sus relaciones con Estados Unidos, aunque fueron particularmente agudos a partir de la segunda etapa de la participación de Cuba en África.
Coincidentemente con el conflicto en Centro América, el liderazgo cubano en el Movimiento de los Países No Alineados y el fortalecimiento de la colaboración con la Unión Soviética. [28]
De 1986 al 2008. El comienzo de la segunda mitad de los años ochenta, marcó un período nuevo en la confrontación entre Cuba y Estados Unidos.[29] Acontecimientos tales como:
- El paulatino proceso de derrumbe del campo socialista y la caída de la URSS en 1991.
- La crisis económica cubana, que comenzando oficialmente en 1989, ya había venido avanzando desde 1987, a partir de las dificultades que comenzaban a manifestarse en el intercambio económico externo de la Isla, especialmente con el Campo Socialista y la URSS en particular.
- Las causas 1 y 2 por corrupción y narcotráfico, que estallaron en medio de la crisis económica de 1989.
- Las múltiples dificultades socioeconómicas internas que afectaron seriamente el nivel de vida de la población cubana.
- La combinación entre las llamadas causas 1 y 2 y la situación provocada por la crisis económica interna, en particular, producían una valoración en las esferas de la política de Estados Unidos hacia Cuba, que no daban oportunidad ninguna de que la Isla lograría sobrevivir a tal situación. Se consideraba en las esferas políticas de la administración (concluía su mandato Ronald Reagan y comenzaba George Bush padre) que en Cuba habían dos crisis internas, que se retroalimentaban mutuamente, una crisis económica considerada como irreversible y una crisis en la esfera política, que tocaba a los más altos niveles del poder en la Isla.
A partir de entonces, se concebía que el momento por el que Cuba atravesaba, fuera el más idóneo de los últimos 30 años, para producir el derrocamiento de la Revolución.
Entonces, la negativa dinámica interna de la sociedad cubana comenzó a ser el pivote sobre el cual comenzaron a girar casi todas las acciones de la política norteamericana, apoyándose esta en las medidas siguientes:
- Reducir a su mínima expresión la posibilidad de que Cuba hallara nuevos socios y mercados en el entorno internacional. Impidiendo a toda costa su reinserción económica internacional.
- Aprobar la llamada Ley Torricelli, en 1992, que al mismo tiempo que eliminaba el comercio de Cuba con filiales de empresas norteamericanas en terceros países, logrado durante los años ochenta, proveía los pasos, mecanismos e instrumentos para hacer avanzar la llamada “Subversión pacífica interna”. [30]
- Se desataba una feroz campaña dirigida a demostrar que las más altas autoridades cubanas estaban enroladas en el narcotráfico, tratando de demeritar totalmente las fuertes medidas tomadas por el gobierno y el liderazgo político de la Revolución. [31]
- Ajustar la política norteamericana a la situación de emergencia que significaba el potencial derrumbe de la revolución cubana, fenómeno que debía producirse bajo el modelo de la Rumania de Ceacescu. [32]
- Mientras que la Ley Torricelli llegó en 1992 para frustrar el comercio internacional de Cuba, el paquete legislativo de la llamada Ley Helms Burton, tenía como objetivo esencial, frenar toda posibilidad de que Cuba articulase e hiciera avanzar las relaciones con el capital extranjero. [33]
- Al mismo tiempo, se adoptaban las medidas necesarias para revitalizar a la contrarrevolución interna, bajo el modelo de la llamada “subversión pacífica interna”. Los temas de derechos humanos, democracia y economía de mercado, tomaban un papel central en las exigencias que se hacían y aún se hacen a Cuba.
- Con el advenimiento de la administraron de George Bush- hijo, y el derribo de las Torres Gemelas del World Trade Center, Cuba pasaba a formar parte del grupo de los 60 “rincones oscuros del mundo”, acusada de participar en el terrorismo y por tanto, objeto de la mas agresiva estrategia desatada por la política norteamericana., que solo recuerdan la agresión a Vietnam o la Crisis de Octubre.
- En el 2004, la denominada Comisión Powell producía el “Documento” que orientaba como debía producirse la transición de la Isla, viéndose este posteriormente reforzado por la intervención de Condolizza Rice. Otros intentos ya se habían hecho. Pero estos documentos cuentan con un denominado “Anexo Secreto” y con la intención de acelerar el llamado Proceso de la Transición de Cuba hacia el pluripartidismo, la democracia liberal y la economía de mercado, bajo una estrategia de “Cambio de Reginmen” en Cuba.[34]
A partir de entonces, se ha adueñado y fortalecido dentro de la política norteamericana una visión, que pone los asuntos de la dinámica interna de la sociedad Cubana en el centro de las acciones, mecanismos e instrumentos para derrocar a la revolución.
Existe entonces un inventario de asuntos, tal vez cambiante hacia el futuro, sin los cuales el conflicto entre Cuba y Estados Unidos se nos haría hoy incomprensible. Tales asuntos a nuestro entender son: los siguientes:
1) El papel determinante que la dinámica interna de la sociedad cubana continuará desempeñando en la política de Estados Unidos contra Cuba.
2) La insistencia de Estados Unidos por perseguir la proyección externa de la política cubana, donde quiera y de cualquier signo con que ésta sea desplegada por el liderazgo político de La Isla, junto a la continua actividad de Estados Unidos por desprestigiar a la [35] revolución cubana. [36]
3) La continúa actividad encaminada a la eliminación física del máximo líder de la revolución cubana.
4) El continúo trabajo de los formuladores de política hacia Cuba, dentro de las administraciones norteamericanas, por mantener a nivel de instrumentos, de todos los dispositivos e instituciones, una matriz agresiva, única, de política para tratar a Cuba. Promovida también a nivel internacional, en correspondencia con el proceso de internacionalización del conflicto entre ambos países.
5) El accionar para endurecer continuamente la política de bloqueo contra Cuba, por medio de la persecución de los viajes, las sanciones y multas financieras, los obstáculos a las inversiones y de las relaciones comerciales. Es cierto que la Helms-Burton quito al Presidente la potestad de manejar la política de bloqueo, trasladándola al congreso; pero, la administración puede tomar medidas punitivas, como ha tenido lugar con el endurecimiento de las condiciones del comercio, la restricción a las remesas y los viajes en ambas direcciones.
6) La continúa alianza entre las administraciones norteamericanas y los sectores de la derecha cubano-americana, por hacer del congreso de los Estados Unidos, un instrumento de permanente legislación contra Cuba.
7) El permanente interés por profundizar el carácter transnacional de la agresividad económica contra Cuba.
8) El continuo accionar de las administraciones norteamericanas por mantener y fortalecer a los sectores de extrema derecha de la llamada comunidad cubana en Estados Unidos, brindándoles todas las facilidades que les permitan, siempre agredir a la revolución cubana, tanto dentro de los Estados Unidos, como en el extranjero, conectándolos con la llamada disidencia interna en Cuba.
9) Mantener una permanente actividad de propaganda contra la revolución cubana, principalmente desde los dispositivos de mal llamadas Radio Martí y TV Martí.
10) Estados Unidos se esfuerza continuamente por mantener una coordinación ideológica y política con sus aliados, especialmente los europeos, que más allá de las discrepancias respecto a la política hacia Cuba, existente en el campo económico, los mantenga articulados a una estrategia política para subvertir a Cuba. Reforzando este mecanismo con la articulación de una política contra Cuba, dentro de la cual un grupo de ex países socialistas, que liderados ahora por los Checos mantenga una perenne labor de hostigamiento contra Cuba a nivel internacional. [37]
La revolución cubana, lucha y tendrá que continuar luchando contra todos los escenarios anteriormente esbozados, tomando en consideración además, que Estados Unidos se ha propuesto restaurar su hegemonía y sobre todo, recuperar los espacios perdidos en su histórico traspatio, y que Cuba ocupa un espacio destacado dentro de esa estrategia agresiva.
Algo han cambiado las cosas desde que comenzó este conflicto, pero la agresividad continua, aunque la maquinaria no haa a logrado funcionar como Estados Unidos la diseño. Cuba se ha defendido. Estados Unidos diseño política contra Cuba para un mundo, que si cambiaba a Cuba no le daría tiempo a sobrevivir para verlo. Pero resulta que hoy, es Estados Unidos el que está aislado con su política hacia la Isla. Cuba, por su parte, avanza, incrementando su capacidad de defenderse de manera integral. [38]
No obstante, hoy la permanente tozudez de Estados Unidos por armarse, mantener la llamada guerra contra el terrorismo y haber activado recientemente la Cuarta Flota, para que se pasee por los mares del hemisferio, son el síntoma más evidente de cuáles son las intenciones de la extrema derecha norteamericana hacia el futuro inmediato. Esperamos que los desafíos que tienen ante sí, que son muchos y disímiles, los haga reflexionar acerca de la necesidad de rectificar el rumbo.
Al ganar la presidencia en el 2008, el candidato demócrata Barak Obama, se abre una nueva incógnita, acerca de cómo este podrá manejar la política hacia Cuba. [39]
Citas:
[19] Se trata solo de asuntos puntuales, que no representaron nada para el mejoramiento de las relaciones entre ambos países, las que eran particularmente tensas entonces. Siendo ese un momento en que se percibió como cercana la posibilidad de una invasión a Cuba.
[20] No obstante desde 1977 Fidel Castro tenia la preocupación de que las realidades políticas de Estados Unidos, a pesar de la actitud de Carter, impedirían normalizar las relaciones entre ambos países.
[21] Ver: Memorando, Robert Pastor, a Zbigniew Brzesisnky, Consejo de Seguridad Nacional, 8 de marzo de 1977, Washington DC.
[22] Cuba y Estados Unidos negociaron hasta el mismo año de 1980.Ver: Conversaciones, entre Petter Tarnoff y Fidel Castro, 16 y 17 de enero de 1980.Dpto. de Estado Washington DC.
[23] Ver: Memo, Brezezinsky al Presidente Carter, Titulado: La URSS y Etiopia…31 de marzo de 1978, Anexo Clave, Washington D.
[24] Ver: Memo, 19 de marzo de 1977.Washington DC.
[25] Desde siempre Estados Unidos le “saco las castañas del fuego “a las elites políticas en Cuba, de aquí la confianza que siempre tuvieron de que en Cuba no podría ocurrir nada, que cuestionara el poder de Estados Unidos de mediar siempre de una manera exitosa.
[26] Ver. Cuba Socialista, No. 25, pp. 3-6
[27] Esta exigencia era una falacia basaba en la apreciación de que Cuba era u satélite de la URSS, usándola para desacreditar a Cuba. Sin embargo, ellos sabían que Cuba tenía una política exterior propia.Ver: Nota Confidencial. Memorando de Análisis Presidencial, NSC-6, 23 de mayo de 1978, firmado por Zbiniew Brzezinsky, punto 5.
[28] A Estados Unidos le preocupaba especialmente la colaboración militar entre Cuba y la URSS en Africa.
[29] Para ampliar ver: Revista Economía y Desararollo ¾, La Habana, Cuba 1996, pp. 91-111.
[30] El comercio de Cuba con las Filiales no representaba no mas de un 15 %, pero se trataba de productos que o llegaban tarde, o no era posible obtenerlos en el mercado socialista. Se dice que la llamada Ley Torricelli encerraba el eclecticismo, de que al mismo tiempo que eliminaba el comercio, inducía medidas de acercamiento que permitieran desplegar el llamado Carril II.
[31] Las fuertes medidas adoptadas por Cuba contra ante el fenómeno del narcotráfico, con el fusilamiento de altos oficiales de las FAR y del MININT eran demeritadas; Se acusaba a los lideres de la Revolución de estar enrolados en el delito y se desataba una fuerte campaña dirigida a desacreditar a Cuba.
[32] El derrumbe debía sobrevenir y se llenaron los hoteles de periodistas que lo esperaban. Rumania era el modelo que se avizoraba; el periodista norteamericano-argentino, Andrés Openhaimer, publicaba entonces, “La Hora final de Castro “.
[33] Pero la llamada Helms-Burton llegaba mas bajo el síndrome del temor de que en 1996 ya la economía cubana había salido de la crisis económica, comenzaban a llegar las inversiones extranjeras y había que frenar a toda costa el proceso de reinserción económica de Cuba .De aquí que las amenazas contenidas en el capítulo del Trafico, para sancionar a los potenciales inversionistas y la amenaza de negar las visas a los empresarios extranjeros que negociaran con Cuba, formaban el contenido esencial de esta ley, especialmente promovida por la derecha cubano-americana y alentada su firma, dentro de la administración Clinton, a partir de la provocación que trajo como consecuencia el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate el 24 de febrero de 1996.
[34] Con tales medidas, la agresividad de la política norteamericana hacia Cuba ha retornaba a los peores momentos que es posible recordar y la Isla volvia a estar amenazada de sufrir una agresión militar por parte de Estados Unidos.
[35] A diferencia de lo que ocurrió en otras administraciones, la actual de geor5ge Bush- hijo, no permite la más mínima disidencia respecto a la política hacia Cuba, habiendo logrando crear un dispositivo dentro del cual todos actúan en la misma dirección contra la Isla.
[36] La política norteamericana no ve con buenos ojos la labor humanitaria de Cuba en el mundo, comportándose ante ella, prácticamente, como algo amenazante para la hegemonía de Estados Unidos. De aquí los múltiples obstáculos que pone para que Cuba pueda desplegar esa labor.
[37] Los aliados de Estados Unidos, no lo siguen en la política de o tener relaciones economizas con Cuba. Esos son los casos particulares de Canadá, Inglaterra y otros, pero si comparten la estrategia norteamericana de hostigar a Cuba para hacerla cumplir los condicionamientos en terminas dé derechos humanos, pluripartidismo y las llamadas elecciones libres.
[38] Los procesos que tiene lugar en América Latina han venido en auxilio de Cuba, que ya no esta sola. Estados Unidos tiene que emplear sus fuerzas en muchas direcciones, ya no las puede concentrar todas en Cuba.
[39] Ver del Autor, Dossier La Jiribilla, diciembre del 2008.
* Esteban Miguel Morales Domínguez. Miembro titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Economista y Politólogo, Doctor en Ciencias Económicas, e Investigador en la Universidad de La Habana. Profesor de Economía Política de la Facultad de Economía. Licenciado en Economía.
Ver I Parte: El conflicto Cuba-EE.UU. desde el umbral del siglo XXI (I Parte)
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