El «intapable» sol sin sus manchas
9:22:14 a.m.
Por Mercedes Rodríguez García.
Lúcidas y sinceras apostillas al VIII Pleno del Comité Central.
En la tarde de este jueves, presidido por el Primer Secretario Raúl Castro Ruz, sesionó el VIII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central, leyó el informe sobre la gestión del Buró Político en el primer semestre de 2014, instancia partidista que continúa centrándose en el control del cumplimiento de los acuerdos aprobados por el VI Congreso del Partido.
Bien sabemos que a través de sus diferentes comisiones, el Buró Político analiza semanalmente las políticas y demás asuntos relacionados con la implementación de los Lineamientos, aspecto este último que, a mi modo de ver, la mayoría de los cubanos continúa tratándolo en abstracto, tal vez porque no ha visto resultados en lo particular, porque se aprecien resultados de incidencia directa en el trabajador de a pie.
También durante la habitual reunión los miembros del Comité Central conocieron sobre la ejecución del Plan de la Economía y el Presupuesto del Estado en el primer semestre de este año. Una economía y un presupuesto nacional que la mayoría del pueblo no conoce en detalles ni divulgan ni analizan los medios de prensa, que casi siempre se van por lo noticioso, sin profundizar en hechos ni consecuencias. Valga entonces algunas reflexiones que a modo de añadiduras siento mi deber expresar, sin temor, con tota sinceridad y lucidez.
Para la nación urgen resultados concretos, palpables en el día a día, en una política de precios fijados y controlados por el Estado, como mismo se ha hecho en Venezuela, Bolivia, y más recientemente aprobara la nueva presidencia de Honduras. ¿Por qué continuar la espiral regida por la oferta y demanda cuando en realidad no se produce y todo se basa en la reventa y en la especulación?
De esa manera pasan los días, las semanas, los meses y los avances no se muestran sustanciales. El pueblo carece de motivaciones, porque no se puede estar motivado cuando el trabajador se enfrenta por sobre su labor a la búsqueda básica del día a día, pasando por alto horarios, contenidos, misiones y deberes para no buscarse problemas, ni caer pesado, escapando, surfeando entre oportunismos, privilegios, burocratismos, egoísmos de quienes disfrutan o manejan recursos y acceden por una vía u otra a la moneda convertible.
Se llama a decir la verdad, pero nadie la dice por miedo, porque no la tiene, porque la desconoce, porque trae problemas y enemistades, porque carece de elementos, porque prefiere callar y otorgar a comportarse con dignidad ciudadana. Los valores no se afianzan solo con propaganda ni con discursos engañosos, carentes de argumentos y explicaciones convincentes en boca de superiores que andan en sus carros, que viajan a otros países, que van de vacaciones a hoteles en Varadero, que sus choferes le hacen los mandados, les llevan los niños al círculo infantil o a la escuela y hasta a las suegras a los turnos médicos. Nada cambiará hasta que no se palpe un estado de bienestar que a nivel individual se revierta en lo común. Y es justo que quienes hemos entregado una vida a la Revolución también tengamos una vejez próspera y sostenible.
Sin economía no hay país. Y nuestra economía se desacelera a un ritmo no esperado y en un contexto internacional donde la banca parece controlarlo todo. Y aquí si funciona el embargo, la cruzada arreciada contra aquellos bancos con los que hemos operado. Y no van a parar, ni a desistir, ni a condonar. A este paso, ¿dónde efectuarán sus transacciones bancarias quienes desean invertir en Cuba?
Sobre estos temas y otros relacionados con el mundo de la economía y las finanzas hay que hablar sin tapujos, pedagógica y científicamente. Porque la economía no se puede subordinar ni a la política ni a la ideología.
Soy cubana, me siento cubana y moriré abrazada a Martí y a mi bandera. Junto a mi familia y a Dios, siempre he colocado a mi Patria, a sus héroes, mártires y líderes paradigmáticos. He vivido Cuba desde su corazón, la he palpado en el tiempo, de este a oeste y de norte a sur, la he visto desde arriba, desde Atlántico y del Pacifico. La he extrañado, llorado, sufrido, adentro y en la distancia… ¡Qué mal le puedo desear! Jamás la abandonaré. Pero mis dos manos juntas no alcanzan para tapar el sol, ese sol del mundo moral al que nunca le he sacado sus manchas.
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eldorado -