La silla de Maceo: simbolismo de unidad entre Cuba y España
domingo, 09 de diciembre de 2018
7:40:15 a.m.
“El valor que tiene hoy la silla del Mayor General Antonio Maceo va más allá de ser una simple pieza museable, pues se ha convertido en el simbolismo de unidad entre dos naciones que comparten una historia de varios siglos”. Así lo enfatizó Leal ante directores, historiadores y restauradores que forman parte de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
Este 7 de diciembre cuando se cumplieron 122 años de la muerte en combate de Antonio Maceo, el Doctor Eusebio Leal Spengler junto al Honorable Señor Antoni Noguera Ortega, Alcalde de Palma de Mallorca, y la delegación que lo acompañó en Cuba, rememoraron la significación que tiene para nuestro país la silla de campaña del ilustre Lugarteniente General del ejército mambí.
La pieza está expuesta en el Museo de la Ciudad desde el 23 de noviembre, gracias al empeño y diálogo sostenido por dos décadas, entre la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, el Ayuntamiento de Palma de Mallorca, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cultura de Cuba, y España, respectivamente.
Tras ofrecer un recorrido por las salas del antiguo Palacio de los Capitanes Generales, el Doctor Leal Spengler recordó cuando comenzó la aspiración de tener en La Habana la silla de Maceo, un objeto de gran valor patrimonial y espiritual para ambas naciones.
“Yo había visto la silla y recordaba que estaba en el almacén cuando no se había logrado valorar todavía el significado que para un pueblo, distante pero próximo, tenía este modesto objeto hecho en madera de palma y firmado por un guajiro desconocido, el 6 de enero —Día de Reyes— del año 1896, cuando estaba en su momento más álgido la campaña de Pinar del Río, que fue tan gloriosa para el Ejército Libertador, para Maceo y para los que disputaron también palmo a palmo aquel territorio.
”Comenzó entonces la aspiración de tener las dos sillas: la silla de montar que el pintor Mariano Benlliure había comprado a oficiales españoles. (…) Pero faltaba la otra, la silla más sencilla, no aquella hecha de cueros bellos y tachonada de plata como la describe Martí; sino una silla sencilla de madera de palma, pero que tenía la estrella solitaria y republicana de Cuba, y la «AM» que identifica al poseedor, el cual había recibido en un determinado momento ese objeto.”
El Historiador de la Ciudad agradeció el gesto de bondad tanto del gobierno español como del Ayuntamiento de Palma, y reconoció la significación que tiene para Cuba haber recuperado esta pieza que perteneció al Titán de Bronce.
“No quisiera morir y ver cerrarse de nuevo la caja con la silla para partir a España. No es posible, tenemos que lograr por todas las vías que permanezca. Ya sabemos que el patrimonio nacional cuando ya el objeto pasa de un centenario requiere determinaciones superiores. Tenemos antecedentes, vimos aquí en el 86´ a los generales españoles de uniforme trayendo la silla militar de Antonio Maceo, y tenemos antes el regalo del gobierno republicano español de Don Manuel Azaña de los objetos pedidos por Cuba en aquel momento, o la cédula firmada por el rey y suscrita por el Ministro en el cual devuelve a Cuba la bandera de Céspedes, el cañón de cuero y otras armas; porque ya no es tiempo de trofeos.”
El valor que tiene hoy la silla del Mayor General Antonio Maceo va más allá de ser una simple pieza museable, pues se ha convertido en el simbolismo de unidad entre dos naciones que comparten una historia de varios siglos. Así lo enfatizó Leal ante directores, historiadores y restauradores que forman parte de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
“Esta silla es un puente entre aquella isla y la nuestra, y ese puente tenemos que cimentarlo, levantarlo, conservarlo. Ustedes son testigos, por tanto hagan mérito para que tales cosas se repitan, porque no son las primeras. Muchas cosas han venido como el fusil de Maceo que estaba en Suecia, o la primera bandera de Cuba que estaba en Estados Unidos, o la silla que estaba en el Museo Militar español, o los yesos de Zanelli en el Capitolio; por solo mencionar algunos. Todo eso ha sido la labor de todos durante años (…), la obra nuestra no se puede realizar sin el concurso de todos, ahí están los restauradores, los que buscan los recursos, los que mantienen las cosas en tiempos de penuria”.
Durante la ceremonia, el también director de la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de Ciudades Patrimoniales de Cuba anunció que próximamente, en el Palacio del Segundo Cabo, se proyectará un documental traído por la delegación española donde se muestran obstáculos que impedían el préstamo patrimonial.
importancia de que el patrimonio de un país se encuentre allí donde es verdaderamente necesario.
“Creo que es de justicia que el patrimonio de un país, aunque sea temporalmente, esté en su país – expresó el alcalde –, y creo que Palma y La Habana compartimos los mismos valores que tenía Antonio Maceo: libertad, igualdad y fraternidad. Entonces, aunque no haya un trámite burocrático establecido hoy, se puede decir que después de que la silla está en La Habana: las ciudades de Palma y La Habana son hermanas”.
Este acto demostró los vínculos históricos y de amistad que entrelazan a ambas naciones. Con la llegada de la silla de campaña de Antonio Maceo para que pueda ser apreciada por el pueblo de Cuba se evidencia, al decir del Historiador de la Ciudad de La Habana un “gesto noble” y “patriótico”, identificado “no con la Cuba de hoy, sino con la Cuba intemporal”.
(Fuente: HR/ Rachell Cowan Canino y Maria Karla Villar Mora. Fotos: Néstor Martí)
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