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LA TECLA CON CAFÉ

Inocencia, el film cubano que salda una deuda histórica


domingo, 09 de diciembre de 2018
4:03:00p.m. 

Entrevista con Alejandro Gil, director de Inocencia, película que compite por los Corales en el 40 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, y que al decir de su creador trata de saldar una deuda con la historia al abordar uno de sucesos más dramáticos del siglo XIX cubano: el  fusilamiento de ocho estudiantes de medicina, el 27 de noviembre de 1871. 

Auspiciada por el Instituto de Arte e Industria Cinematográficos, la película se presenta en la categoría de ficción.


—¿De dónde viene la idea de mostrar en la gran pantalla los hechos ocurridos el 27 de noviembre?

 —La idea nació cuando por los primeros años de la década del 90, participaba en una serie documental donde Eusebio Leal se acercaba a momentos trascendentales de nuestra historia. Al abordar el año 1871, y los acontecimientos del 27 de noviembre, nos dimos cuenta de que había material suficiente para la realización de un documental. Al profundizar la investigación y realizar finalmente el documental (Inocencias), nos quedó la certeza que aún había mucho por decir, sucesos y personajes llenos de vitalidad documental que podían tributar hacia un proyecto de mayor envergadura, mucho más pretensioso, donde el carácter humano y simbolismo alrededor de los acontecimientos, otorgaban universalidad a un hecho dramático y estremecedor que puede catalogarse como el suceso más sensible del siglo XIX cubano. De esta manera, toda la información recogida quedó resguardada hasta que aparecieran las condiciones objetivas y subjetivas para emprender el camino del largometraje. Pasaron muchos años, es verdad, pero la paciencia y la perseverancia lograron finalmente la consecución del sueño anhelado.


—¿Por qué concibió saltos narrativos durante la secuencia? (narrar en retrospectiva para luego adelantarse 16 años y relatar cómo una pista motiva a Fermín Valdés Domínguez)

—Fue siempre una idea estructural del guionista Amílcar Salatti, pues de esa manera podíamos reflejar mejor aspectos inherentes a la historia posterior al fusilamiento de los Estudiantes, que, en este caso, fue la pesquisa, la perseverancia y lealtad de Fermín en buscar los restos de sus compañeros de aula, para reivindicar la inocencia de aquellas jóvenes víctimas de la sinrazón, la sed de venganza y el rencor. Emergería así Fermín Valdés Domínguez, de cierta zona de silencio en la que su figura se ha visto relegada a lo largo de la historia. Queda así, una exposición dramática, donde ambas historias se interconectan, modelando un cuerpo narrativo más abarcador y emotivo.

—¿Cómo fue el proceso de selección del elenco, sobre todo de los protagonistas?

—El proceso de selección del elenco fue un poco escabroso, pues muchos nombres preconcebidos tuvieron que ser renovados. La televisión estaba en una coyuntura productiva compleja con dos series en pleno rodaje y tenían ocupados por un tiempo considerable, a una buena parte de los actores que nosotros teníamos previstos.

“La labor de la Directora de Casting de la película, la actriz Yaremis Pérez, resultó vital para agrupar y construir un conjunto actoral, afín a los criterios y diseños manejados para la historia que pretendíamos contar entre los que priorizamos la concepción individual, la diferenciación entre cada uno de los jóvenes predestinados a morir y, a su vez, la unidad simbólica entre todos, la creación de una poética grupal indispensable para la percepción que queríamos que tuviera el público ante ellos”.

—En este filme rostros nuevos dentro del séptimo arte interpretan  a los protagónicos, mientras que los roles secundarios serán desempeñados por actores de renombre, ¿cómo logró este desafío?

—Como mencionaba, la Directora de Casting de la película realizó un trabajo muy exhaustivo con todo el material actoral con que podíamos contar. Las bases acordadas para la selección fueron bien secundadas por Yaremis. El protagonismo correspondía a los jóvenes pues esta historia no solo está protagonizada por jóvenes, sino está dirigida a ellos. La correlación no responde a  una idea predeterminada sino a una exigencia de identidad dramática.

—¿Qué significa en lo personal correr con la dirección de una cinta como esta, teniendo en cuenta el compromiso con la historia y los sucesos de hace 147 años?

—El 27 de Noviembre de 1871 es el suceso histórico más sensible de La Habana del siglo XIX. Existía una deuda personal desde que realicé el documental referido a estos acontecimientos. Historia poco conocida a profundidad y con una gama interpretativa de sucesos y personajes muy amplia. El carácter simbólico que emerge de aquellos hechos, necesitaba ser redimensionada ante una urgencia de sincronizar valores universales con aquellos acontecimientos que nos han legado identidad nacional y cultural.

—¿Cuáles, si existen, fueron los cambios que sufrió el guion durante el rodaje?

—El guión durante el rodaje no sufrió cambios significativos, aquellos existentes respondían más a un criterio de producción que dramatúrgico. Donde la obra refleja sus ajustes con respecto al guion, es cuando se emprenden diseños estructurales dentro de la edición, en busca de síntesis, ritmo u otras intenciones en función de la narración fílmica.

—Usted ha declarado que el filme demandó una consulta de documentos de la época para retratar lo más fielmente posible los hechos, ¿cómo fue este proceso y cuál fue la forma de adaptarlo al lenguaje cinematográfico?

—Las consultas de los documentos y de toda la información que se atesora, van clasificándose de manera cronológica y de utilidad expresiva para las  intenciones estéticas y de contenido que se persiguen con la obra. Más tarde, en un trabajo individual del guionista, todo ese abanico informativo fue tomando forma de historia e incorporando personajes que se desarrollaron  a la par que cargaron con el diseño conceptual y de premisa dramática de la obra. Es un proceso largo y de muchas reescrituras, donde el escritor va perfilando definiciones sustanciales con las que se identificará la historia definitivamente.


—¿Cuánto tiempo tardó la filmación y cómo escogieron las locaciones?

—La filmación, el rodaje, acumuló siete semanas de trabajo. Las locaciones se escogieron atendiendo a los ambientes que exigen la obra y su vinculación a las características esenciales de su diseño estético y dramático, emanados del texto. Hay que subrayar que sin el apoyo de la Oficina del Historiador de la Ciudad, no hubiéramos alcanzado los niveles de verosimilitud indispensables, pues ante una ciudad invadida en extremo por el hombre enfrentado a su modernidad a la altura de este siglo, hubiera sido casi imposible lograr las atmósferas que precisaba la historia.


—¿Cuál fue el momento que más le gustó en particular durante la producción de Inocencia?

—Uno de los momentos más emocionantes durante la preparación y rodaje de la obra, fue cuando tuvimos, definitivamente, los actores que le pondrían rostro por primera vez, a esta sensible parte de nuestra historia.

—Luego de una presentación especial y la estampida de aplausos recibida por los asistentes en el cine, ¿qué representa competir en esta edición del Festival de Cine Latinoamericano y llevar la película al resto del público?


—Los aplausos reconfortan, expresan que el trabajo de muchos durante duras jornadas de trabajo, resultó eficaz en su diálogo con los espectadores. Competir en esta edición 40 del Festival es un honor. Representar a la cinematografía cubana, junto a las otras obras nacionales en concurso, es emotivo y de alta responsabilidad, pues se representa al valor creativo de nuestro cine en su último año de producción, justo en un aniversario donde se expondrá el legado de compromisos asumidos por el Festival durante estos primeros 40 años de vida.

“Inocencia evoca la importancia de un hecho, que, como apuntó Eusebio Leal, no es día para jolgorio por lo que se debe andar con la cabeza gacha y en silencio: ’Hay que evitar que lo asentado se convierta en rutina, se debe llamar la atención sobre cómo se está tomando esa fecha y reedificar el carácter simbólico de los muchachos que la cinta les pone rostro por primera vez. Nos falta humanidad y el filme intenta entablar un diálogo humano desde el sentimiento con el espectador’”.

(Fuente: habanafestival/María Lucía Expósito)

 

 

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