Carilda Oliver, la de los versos eternos e inolvidable canto
viernes, 07 de julio de 2017
4:01:42 p.m.
Por Mercedes Rodríguez García
Seis décadas después del “inolvidable Canto a Fidel”, el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, envió este jueves 6 de julio una carta de felicitación a Carilda Oliver Labra, Premio Nacional de Literatura, por sus 95 años de vida.
Tan valiosa obra poética y el compromiso que has mantenido siempre con la Patria, “te han hecho merecedora de la admiración y el cariño de todo nuestro pueblo”, aseguró el mandatario en la misiva leída por Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), durante la ceremonia en que la poetisa matancera recibió la Orden Félix Varela de Primer Grado, otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba.
“No podría dejar de reiterarte, en una fecha tan significativa como tu 95 cumpleaños, que el inolvidable Canto a Fidel que escribiste hace 60 años, además de una muestra de valentía, lo es también de tu probada lealtad a nuestra Revolución y a su Líder Histórico”, sostuvo Raúl tras concluir su carta felicitándola, y enviarle “un fuerte abrazo”.
Durante la emotiva celebración en la habitual tertulia Al Sur de mi garganta, se escuchó más de una voz para enaltecer a esa mujer que ha seducido a varias generaciones con su poesía y su existencia misma.
De su poema Canto a Fidel, escrito cuando iba a cumplir 35 años, Carilda ha dicho: “Exactamente no sabemos qué día de marzo fue escrito. Fidel me preguntó mucho después: “¿Qué día lo escribiste?”. Y conté lo que siempre he dicho: que lo escribí el mismo día en que a Matanzas llegó una revista norteamericana, entre el 3 y el 5 de marzo de 1957, con la entrevista de Herbert Matthews al Comandante.
Un premio por el que esperó nueve años
Entrevistada en 2011 por Amaury Pérez para su espacio televisivo Con 2 que se quieran, Carilda reveló: “Fui candidata nueve veces, o sea, nueve años seguidos, al Premio Nacional de Literatura que es, como todo el mundo sabe, el premio más importante en la carrera de un escritor (…) Además, yo había tenido mis problemas, había estado fuera de las editoriales mucho tiempo, y decía: esto puede ser que influencie, era un tribunal (…) Cuando me lo dieron, que me llamaron por teléfono para decírmelo. Dije: Esto es una broma, esto es una broma. ¡Pero era verdad! (…) Lo disfruté muchísimo, lo estoy disfrutando todavía. Sí, sí, porque eso, claro, es un compromiso, es un compromiso histórico y algo que nos obliga a tratar de ser mejores y ya va siendo imposible porque la vida…, con sus añitos… es posible que nos esté haciendo daño…”
Me desordeno, amor
Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada,
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.
Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.
Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;
y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.
Pero no, para alegría y orgullo de todos los cubanos —generaciones al margen—, la vida siguió dándole más fuerza y vida a Carilda y a su planeta Tirry 81 (calle y número de su casa en Matanzas); a Carilda, esa anciana de los gatos con la que la gente tiende a fantasear en materia de amores; a ella, la desordenada Carilda, la autora de 43 libros; Carilda, la poetiza, periodista y escritora integrante de la Academia Cubana de la Lengua, Carilda, la que asegura que “no hay mejor en su vida como poder estar siempre en Cuba”.
En fin, Carilda Oliver Labra, la siempre “un poco irreverente, pero buena muchacha” de la que todos se emamoran. Carilda, sin tiempo ni espacio: la de los versos eternos e inolvidable canto.
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