Otra lectura de los resultados del plebiscito en Puerto Rico
martes, 13 de junio de 2017
8:09:55 a.m.
¿Todos los puertorriqueños desean convertir su país en el estado 51 de la unión norteamericana? ¿Solo una exigua minoría apuesta por la independencia? Los resultados del referendo no vinculante efectuado en la isla caribeña el pasado domingo 11 de junio tienen más de una lectura.
Si bien cerca del 97 % de los pocos que asistieron a las urnas se decantaron por la opción anexionista y apenas un 1,5 % votó a favor de la independencia, los números explican también cómo ha evolucionado la opinión de los boricuas respecto a su relación con Washington.
Con cerca de medio millón de votos, la anexión obtuvo su peor resultado en las cinco consultas populares que se han realizado sobre este tema. En 1993 la estadidad alcanzó 788 296 (46 %) votos, en 1998 recibió 728 157 (47 %) y se alzó con 834 191 (61 %) en el 2012, cuando por primera vez resulto la opción más votada.
Para casi todos los analistas, el gran vencedor del último plebiscito fue la abstención, a la que llamaron los partidos políticos opositores, incluido el Partido Independentista Puertorriqueño.
Según diarios locales como el Nuevo Día, la del domingo fue la abstención más alta en cinco décadas. Cerca del 78 % de los inscritos para sufragar en la isla de 3,5 millones de habitantes decidieron quedarse en sus casas.
«Los anexionistas planificaron su propia derrota», dijo a Granma el delegado de la misión de Puerto Rico en Cuba, Edwin González, quien cree que el resultado era previsible desde un inicio.
La isla tiene una deuda de más de 70 000 millones de dólares y está declarada en bancarrota desde mayo pasado. Una comisión especial de Washington tiene poderes plenipotenciarios para recortar el presupuesto y los gastos sociales.
Con más de 11 % de desempleo y uno de cada dos boricuas en la pobreza, la reacción social ha sido explosiva.
«Hay mucha apatía. La gente no cree que se vaya a resolver nada», señala González y añade que el hecho de que el plebiscito no fuera vinculante influyó también en la baja asistencia a las urnas.
Solo el Congreso de Estados Unidos tiene el poder de cambiar el estatus de la isla y la consulta del 11 de junio fue más bien simbólica.
El gobernador Ricardo Roselló, del Partido Nuevo Progresista, buscaba obtener respaldo popular de cara a Washington en su afán por convertirse en el Estado 51 de la Unión.
Si bien los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses en las condiciones de Estado Libre Asociado, no tienen derecho a votar en las elecciones y sus representantes en el Congreso son figuras decorativas sin poder real. Tampoco tienen acceso a todos los fondos federales y ayudas que corresponden a un Estado.
El objetivo más perentorio de Roselló con la estadidad es lograr una bocanada de aire ante la asfixia económica y usar al gobierno federal como garante frente a sus acreedores. Para muchos, el llamado a la «descolonización» del partido gobernante resulta solo marketing político.
El diplomático boricua asentado en La Habana, defensor de la independencia, refiere que cierto sector ve en el anexionismo una salida para los problemas coloniales. «Nosotros decimos que anexarnos es peor que la colonia».
El gobernador puertorriqueño aseguró que irá a Washington a reclamar que se escuche la supuesta voluntad expresada en las urnas, pero pocos creen que su llamado encuentre oídos receptores.
La tónica de Washington a partir de la nueva administración estadounidense, con una política de contención a la influencia latina y de reducción de los gastos del Estado en temas sociales, hace poco probable la incorporación de la endeudada isla caribeña, que posee además una fuerte identidad cultural latina.
«Históricamente los plebiscitos que no son vinculantes no resuelven nada. Como ha sucedido en el pasado, Washington no va a ser caso a nada. No hay compromiso ninguno», refiere González.
A la hora de leer los resultados, el diplomático boricua señala que el último referendo marcó una pauta en el rechazo a la estadidad. «Es una gran actitud en términos de defensa de la nación».
Si bien no todos los que rechazan la anexión son independentistas, reconoce González, el desenlace fortaleció la idea de Puerto Rico como país con su propia identidad. «Esa es la gran base que tenemos para la lucha por la independencia. Hay que verlo como un triunfo para Puerto Rico en general».
Según informa Prensa Latina, los independentistas boricuas comparecerán el próximo lunes 19 de junio ante el Comité de Descolonización de la ONU para denunciar que nada ha cambiado en su país y reclamar su derecho a la autodeterminación y soberanía.
Desde hace más de tres décadas, Cuba presenta en ese organismo de la ONU una resolución para exigir a Washington la independencia puertorriqueña, la cual ha sido respaldada mayoritariamente por la comunidad internacional.
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