Las tres consecuencias del trumpazo climático
miércoles, 29 de marzo de 2017
6:32:49 p.m.
- Más CO2, Vuelta al carbón y Desprecio al calentamiento global
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado este martes una nueva orden ejecutiva con la que pretende desmantelar las regulaciones climáticas introducidas por su predecesor, Barack Obama, encaminadas a reducir las emisiones de carbono para hacer frente al cambio climático.
El expresidente norteamericano centró sus esfuerzos contra el cambio climático en reducir en un 30% las emisiones en 2030 con respecto a los niveles de 2005. Con ello, señalaba a las plantas energéticas como las productoras del 40% de la contaminación por carbono.
“Las emisiones de dióxido de carbono son responsables de los efectos del cambio climático y las plantas energéticas son responsables de esas emisiones”, aseguraba. Estas normas de Obama contemplaban además una regla que afectaba a plantas eléctricas recién construidas, limitando los niveles permitidos de dióxido de carbono.
Lejos quedan aquellos deseos de Obama de equipararar a Estados Unidos con los países líderes en la lucha contra el cambio climático. En lugar de ello, las nuevas medidas de Trump tienen como objetivo lograr la “independencia energética” del país y “no aplicar políticas que pongan en peligro la economía”.
¿Qué consecuencias que podría tener la nueva política medioambiental del actual inquilino de la Casa Blanca, quien proclamó en un breve discurso el inicio de una "nueva era" para la producción de energía en Estados Unidos gracias a la eliminación de la "intrusión" gubernamental en el sector energético?
1. Eliminar el límite de emisiones
El punto primordial de la reforma de Donald Trump es erradicar el Plan de Energías Limpias impulsado por Obama y, con él, la reducción de emisiones de CO2 para 2030. Para el presidente estadounidense, esta promesa choca con sus planes de crecimiento económico, por lo que la Casa Blanca ya adelantó que las actuales políticas ambientales deberían ser “revisadas, mejoradas y actualizadas de acuerdo con las prioridades del presidente”.
Queda en entredicho si esta postura llevará a Estados Unidos a abandonar el Acuerdo de París, dado que el objetivo primordial de este tratado internacional pasa por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para reducir el aumento de la temperatura media mundial. El decreto firmado este martes no habla en ningún punto sobre este tratado, pero los secretarios de Defensa, James Mattis, y Estado, Rex Tillerson, han dado indicios de que están a favor de que Estados Unidos continúe en el pacto.
Cabe recordar que Estados Unidos es el segundo país que más CO2 emite, solo por detrás de China, según un estudio del World Resources Institute. Estos dos países concentraban casi el 40% de las emisiones mundiales, siendo el país norteamericano el responsable de un 14,4% del total de estas. Por ello, en caso de que Trump decidiese desvincularse del Acuerdo de París, sería especialmente difícil cumplir con los objetivos de este.
2. Hacer la industria del carbón "grande de nuevo"
El segundo punto de su nueva reforma y que Trump ya adelantó en su campaña electoral pasa por reforzar la industria del carbón promoviendo la extracción de combustibles fósiles. Según explicó un asesor del presidente estadounidense en materia medioambiental, “se puede responder al cambio climático sin dañar la economía gracias al carbón limpio y la energía nuclear”.
De hecho, Trump ya aseguró en diciembre mediante un comunicado que "la EPA (Agencia de Protección Ambiental) ha gastado dinero de los contribuyentes en una descontrolada agenda contra el sector energético que ha destruido millones de puestos de trabajo". Parece por tanto que esa obsesión de Trump por convertirse en "el mayor creador de empleo que Dios haya creado jamás" coincidiría con su deseo de "revivir la industria carbonera estadounidense".
Un alto cargo de la Casa Blanca afirmó que el presidente estadounidense "hizo un compromiso a la industria del carbón y hará lo que tenga que hacer para ayudar a estos trabajadores". Para ello, Trump pretende promover la extracción de combustibles fósiles y permitir que la tierra federal sea utilizada para la minería del carbón.
3. El cambio climático, en un segundo plano
Trump, a pesar de que en alguna ocasión se definió como "ecologista", pretende separar las consecuencias a largo plazo del cambio climático de las decisiones que adopte cotidianamente desde la Casa Blanca. Para ello elimina el requisito de que las agencias del Gobierno federal consideren el impacto para el cambio climático en su toma de decisiones.
De este modo, la visión del presidente estadounidense sobre el calentamiento global, que en una ocasión definió como "un concepto creado por los chinos para hacer que la industria de Estados Unidos no sea competitiva", dejará las medidas contra el cambio climático relegadas a un segundo plano.
Esta misma postura la comparte el responsable de política ambiental nombrado por Trump, Scott Pruitt, que también se mostró escéptico sobre el papel que desempeña el ser humano en el cambio climático. Pruitt, que en el pasado encabezó varios pleitos contra la EPA (agencia que actualmente dirige) sería uno de los principales encargados de diseñar la política medioambiental que sustituya el Plan de Energías Limpias.
Desde que Trump anunció sus nombramientos, ya parecía claro que el cambio climático no iba a ser su prioridad. Además de Pruitt, el magnate neoyorquino nombró secretario de Estado a Rex Tillerson (expresidente de Exxon Mobil, la mayor compañía petrolífera estadounidense) y puso al frente del Departamento de Energía a Rick Perry, quien en un debate de las elecciones primarias no supo nombrar las tres agencias del departamento de Energía que prometía eliminar.
En enero de este mismo año, el gobierno estadounidense ya ordenó a la EPA retirar de su página web el apartado sobre cambio climático, que contiene enlaces a investigaciones científicas de todo el mundo sobre calentamiento global, al igual que datos sobre emisiones.
(Fuente: IL)
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