Relaciones Cuba-EE.UU: Sin parábolas ni fábulas ni alegorías
5:42:11 p.m.
Por Mercedes Rodríguez García
Si quiere compárelo con el primer año de vida de cualquier bebito, cuyo nacimiento y desarrollo estarán condicionados en adelante por factores hereditarios y otros que dependerán de las atenciones que le prodiguen sus padres…
Y si de caminar se trata, entonces coteje lo suscrito en el presente comentario con lo que sucede a la mayoría de los pequeños cuando, a esa edad, comienzan a caminar con los brazos en alto, para no perder el equilibrio. De ahí la cautela de sus padres para evitar caídas que lo lastimen.
Para que el niño viniera al mundo debieron transcurrir largos años, luego de la ruptura total y unilateral que los mantuvo alejados. De modo que la concepción resultó harto difícil. Se trataba de una pareja —bien dispareja— que arrastraba, además, el síndrome de las antinomias en un conflicto histórico. Especie de Montescos y Capuletos, configuraron el acercamiento y gestación en el más absoluto secreto, pues lo delicado del asunto podía interferir en la concepción de un feto con malformaciones. Las lecciones databan desde más de dos siglos atrás.
Por voz unísona de sus padres —uno aquí y el otro allá—, el 17 de diciembre de 2014 el mundo conoció la noticia del nacimiento. Una sorpresa que pocos pudieron haber imaginado.
El parto fue exitoso. En adelante, las desavenencias entre ellos debían resolverse sin prontitudes pero sin interrupciones, y lo más importante, sin quebrantar la independencia de ambos. Solo así el crío podría desarrollarse como esperaban, hasta alcanzar la mayoría de edad sano y salvo, circunstancia que no debe revertirse, pues los avances han sido significativos, aunque en lo doméstico cuesta percibirlos.
Entonces, para qué continuar con la parábola del niño y los padres, si la verdad importante y la enseñanza moral de los sucesos largamente esperados corren ante nuestros ojos, creando un modelo de coexistencia civilizada, sin imposición de ninguna índole para lograr determinados cambios o correcciones, esenciales en los ámbitos político y diplomático, pero también a escala internacional y macroeconómica nacional.
¿Para qué? Si ya Silvio lo cantó en su memorable concierto Los Cinco, la Victoria, tres días después del regreso a Cuba de Gerardo, Antonio y Ramón, y luego el presidente cubano lo habló con el corazón y con «el alma de la persona» en la VII Cumbre de las Américas, celebrada esta primavera en Panamá, como acertadamente valorara Juan Carlos Varela, el mandatario panameño.
Para qué persistir con la narración de un suceso fingido, si no hay que deducir por comparación o semejanza la oportunidad de continuar unas relaciones bilaterales nuevas y distintas a todo lo anterior.
¿Para qué? Si los tigres avileños vencieron 2-0 a la selección de la Universidad Estatal de Pensilvania en el segundo de los cuatro partidos de la serie amistosa programada con selecciones de la isla, y el Cosmos de Nueva York brilló sobre la grama del estadio Pedro Marrero y acabó goleando a la selección cubana de fútbol (4-1). ¿Para qué? Si Omara, una de las grandes de la música cubana cantó en la Casa Blanca; y en La Habana deslumbraron Rihanna y Katty Perry, y los norteamericanos que nos visitan con permisos de Washington ya pueden comprar e importar productos isleños como el ron y los habanos, encabezados, por supuesto, por los Cohíba.
Pero sobre todo, para qué si por acuerdo recíproco ya Estados Unidos tiene embajada en La Habana, y La Habana, en Washington DC. En las dos ondean sendas banderas, solo que la cubana lo hace en el mismo distrito central donde se encuentra el Sheridan Circle, escenario que se estremeció el 21 de septiembre de 1976, con una aterradora explosión que cegó las vidas del diplomático chileno Orlando Letelier y su secretaria.
Los autores materiales, terroristas confesos, viven hoy un plácido retiro en la Florida. Los mismos que, sin haber transcurrido un mes, idearon y ejecutaron la explosión en pleno vuelo de la aeronave CU-455 de Cubana de Aviación: las 73 personas a bordo resultaron muertas. Los mismos que ahora rabian porque Obama eliminó a Cuba de la lista donde injustamente sus victimarios la criminalizaban.
Para qué insistir en un relato alegórico de preñez y nacimiento si están de vuelta en la Patria quienes —luego de 16 largos años de encierro— trataban de impedir los planes criminales del imperio contra su Patria, donde ya Fernando y René disfrutaban la libertad tras haber cumplido las condenas dictadas por jueces venales.
Fidel lo prometió: ¡Volverán! «Los Cinco Héroes antiterroristas, que nunca hicieron daño alguno a Estados Unidos, trataban de prevenir e impedir los actos terroristas contra nuestro pueblo, organizados por los órganos de inteligencia norteamericanos que la opinión mundial sobradamente conoce», escribió el líder histórico de la Revolución tras recibirlos en su casa 73 días después que pisaron tierra cubana.
En sentido directo: el desafío es grande. Solo la eliminación del bloqueo económico, comercial y financiero, la devolución del territorio ocupado en Guantánamo y el respeto a la soberanía de Cuba darán sentido al hecho histórico presente.
El 17 de diciembre de 2014 fue el día que muchos habían pedido al santo, rogado al cielo, visto en sus sueños o vislumbrado fugazmente cuando Obama y Raúl se dieron la mano en el memorial a Nelson Mandela, celebrado en Johannesburgo, el 10 de diciembre de 2013.
Fue durante las honras fúnebres del líder sudafricano. El sitio web Cubadebate referenció lo dicho por Raúl al reportero que le interrogó: «Normal, somos civilizados. Si lees mi discurso, ¿lo viste? Obedece a eso». ¿Eso? ¡Claro!, a tan altas instancias nada transcurre de manera improvisada o fortuita.
El hecho causó furor en las redes sociales, la imagen se convirtió en viral poco después de que fuera captada por las cámaras. Auguro que los servidores colapsarán —más cercano que tarde—, si ambos se saludan en el aeropuerto José Martí.
Ya lo escribió nuestro Apóstol en carta a Manuel Mercado, el 18 de mayo de 1895: «[…] Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin».
¿Para qué fábulas? Si los gobernadores de Nueva York, Andrew Cuomo, y de Texas, Greg Abbott visitaron la isla para ver y dialogar sobre las perspectivas de comercio; Penny Pritzker , secretaria de Comercio de los Estados Unidos, recorrió la Zona Especial de Desarrollo Mariel; Thomas Vilsack, secretario de Agricultura, anduvo un agromercado en el Vedado, y sucedieron encuentros personales entre los mandatarios de Cuba y los Estados Unidos, así como los del canciller Bruno Rodríguez Parrilla con el secretario de Estado, John Kerry.
Continuarán las rondas de conversaciones. No hacen falta parábolas. Josefina Vidal Ferreiro, directora general de EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), confiesa que en el área económico-comercial los resultados apenas son visibles. «Muchas de las medidas aplicadas hasta ahora en este campo —dijo— son positivas pero tienen un alcance limitado. Además, incluyen elementos que hacen inviable su aplicación. Sin embargo expresó que el «abanico» de opciones para 2016 es amplio y numerosos los planes. ¿La clave del éxito de todo este proceso?
«El respeto y el tratamiento de igual a igual», enfatizó en sus más recientes declaraciones la diplomática cubana.
¿Para qué fábulas, alegorías, parábolas? Si en medio de la Isla crece una niña de verdad, que nacida hembra, a las 8 :30 a.m.del 6 de enero, Día de Reyes, de 2015, Año 57 de la Revolución. Es la hija de Gerardo Hernández Nordelo y Adriana Pérez O Connor, la mujer que esperó más que Penélope por el héroe de la Patria y de su vida.
La hija largamente deseada por los fieles y amorosos progenitores, crecerá como una auténtica joya. Y como nadie disfrutará lo que disponga el prolongado y complejo camino escogido millones de cubanos dispuestos a recorrerlo sin abandonar raíces, memorias ni principios.
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