Lin se ríe de la terquedad de Víctor
5:20:18 p.m.
El taipeyano hizo un swing mortal y le clavó en la frente al manager de Cuba una verdad irrefutable: contra la lógica no se puede ir dos veces y pretender salir ileso; mucho menos frente a un slugger de su talla.
Lin es un recio toletero del Lamigo Monkey que este 2015 se convirtió en el primer jugador de la Chinese Professional Baseball (CPBL) en conectar 30 cuadrangulares y robar 30 bases, mérito que entre otras cosas le valió para ser designado el Jugador Más Valioso (MVP) de la temporada.
Pero su madero no solo sonó en la CPBL. A este —el cuarto partido del Premier 12— llegó con una línea ofensiva terrífica: 462 AVE / 462 OBP / 1.000 SLG, además de un tubey y dos cuadrangulares. Su ubicación en el tercer turno no es casualidad.
Así que Lin esbozó una sonrisa leve antes de tomar su último turno al bate y se fue al home con el madero listo como un cañón de 125 milímetros. Tal vez en la CPBL a ningún adversario se le habría ocurrido tentarlo en par de ocasiones de la manera que lo hizo Víctor. ¡Absurdo, pensaría! La estrategia de dos boletos intencionales al segundo bate para lanzarle al tercero suena a matorral (en cualquier béisbol).
En el sexto inning —con corredores por segunda y tercera y dos outs— Víctor mandó a tirarle cuatro bolas a Kuo Yen-Wen para enfrentar a Lin. La jugada era temeraria, sin embargo Lin se vio indeciso y abanicó un slider de José Ángel García para poncharse, acción que mereció el favor del árbitro de primera base (en realidad el imparcial se equivocó).
Luego, en el octavo con el duelo 1-1, corredor en segunda y un out. Víctor quiso volver a probar fuerza. Transfirió de nuevo a Kuo y puso en las muñecas de Lin la posibilidad de darle vuelta al marcador. Lin sacó foul sobre el primer lanzamiento de Danny Betancourt, dejó pasar un envío bajo, otro más por la misma zona… y le descargó toda su fuerza a una bola ingenua que fue a parar del otro lado de la cerca del Intercontinental de Taichung. El marcador de 4-1 no podría ser remontado.
Lin volvería a reír, ahora al doblar por primera frente al banco de Cuba. Víctor Mesa agacharía la cabeza y luego declararía que “no podemos echarle la culpa a nadie, ni podemos estar diciendo quién falló (…), porque no me caracterizo por eso. Esa misma gente que en un momento determinado se pudieron equivocar lo han hecho muy bien aquí. Todos nos podemos equivocar”.
Lin no dejará de reírse por mucho tiempo de la terquedad de Víctor Mesa Martínez, al menos cada vez que recuerde este partido.
(Fuente: MDEM)
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