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LA TECLA CON CAFÉ

Un día del “otro lado” de la vida de “Pepe” Mujica

 

10:52:44 a.m.

Comparto con quienes me lean  un avance de la próxima edición de un proyecto especial de Rusia Today (RT), en el que la abogada y escritora Eva Golinger aborda “el otro lado” de la vida del presidente uruguayo José “Pepe” Mujica, su lucha cotidiana, sus sueños y cómo es el verdadero mandatario latinoamericano, en su faceta más desconocida, y a quien ella considera el  “líder más humilde del mundo”. Para mí es sin dudas un líder excepcional, un gobernante con grandes desafíos, llamado a vencer muchos prejuicios.

A José “Pepe” Mujica lo admiro desde finales de los años 60 del pasada siglo, cuando yo era una estudiante de bachillerato y ya me interesaba por los movimientos guerrilleros en Latinoamérica: sus participación en asaltos, secuestros y demás acciones que la prensa nacional publicaba, sobre todo después de la confirmación de la muerte del legendario argentino-cubano Che Guevara, capturado y asesinado por el Ejército boliviano en colaboración con la CIA, en octubre de 1967.

Sobre Raúl Sendic, el fundador del  Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros), se sabía más que sobre “Pepe” Mujica, figura en la que profundicé ya avanzados los 70, cuando comencé a ejercer profesionalmente el periodismo y un colega me contó sobre su participación en  operativos guerrilleros, al tiempo que trabajaba en su chacra, hasta que, requerido por la policía, se refugió en la clandestinidad.

Pero no fue hasta bien avanzados los años 80 que aquilaté en realidad  la valía de “Pepe” Mujica, gracias a mi padre, quien siempre lo catalogó como el más “duro” de los guerrilleros,  calificativo que sustentaba no tanto por haber sobrevivido a seis balazos, sino por haber sido apresado cuatro veces, y fugado una, de la cárcel de Punta Carretas, una imponente mole amurallada,  situada en la más prominente y peligrosa punta rocosa, al Sur de la costa de Montevideo.

En ese sentido el eterno boy scout de mi padre tenía toda la razón. En total, Mujica pasó casi 15 años de su vida en prisión. Su último período de detención duró 13 años, entre 1972 y 1985. Fue uno de los dirigentes tupamaros que el gobierno cívico-militar tomó como «rehenes», lo que significaba que serían ejecutados en caso de que su organización retomara las acciones armadas. En esa condición, pautada por el aislamiento y por duras condiciones de detención, Mujica permaneció once años.

La historia que le sigue como político —larga, ardua y sostenida—  es más conocida y publicitada por los medios de prensa, aunque en mi casó tuvo como máximo sustento y referente un libro que leí, ya iniciado el siglo XXI. Escrito por Miguel Ángel Campodónico, y titulado  “Mujica en crudo”, sus páginas  recogen la vida y pensamiento del ex guerrillero Alberto Mujica Cordano, (Montevideo, Uruguay, 20 de mayo de 1935), desde 2009 presidente de la República Oriental del Uruguay.

En las elecciones de 1999 fue elegido senador. En las de 2004 su movimiento obtuvo más de 300.000 votos (la votación más alta del país), que significó un importante porcentaje dentro del Frente Amplio, consolidándose así como la primera fuerza dentro del partido de gobierno. El 1 de marzo de 2005, el presidente de la República Tabaré Vázquez, lo designa como ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca.

Por “Pepe” Mujica siento casi que devoción. Casado con la senadora y dirigente histórica del Movimiento de Participación Popular, Lucía Topolansky, habita la misma chacra de siempre. Me gusta su forma de vida, de gobierno, sus dichos expresivos, sus comentarios sorprendentes, sus “salidas de tono” contundentes y sin etiqueta,  la franqueza de los planteamientos, sus discursos realistas sin “pelos en la lengua”.

Mi admiración por él crece, alimentada por el día a día de quien ha demostrado conducir con sabiduría un país ubicado entre los primeros 28 a nivel mundial, gracias a políticas de estado que tienen como objetivo primordial de su administración la eliminación de la indigencia y la reducción de la pobreza, así como el acercamiento entre pueblos hermanos.

Con respecto a los demás países latinoamericanos, Uruguay es el tercero con mayor índice de desarrollo humano y el de menor índice de percepción de la corrupción; exhibe la distribución de ingreso más equitativa, y ocupa el quinto puesto con esperanza de vida más alta.

Frescas guardo aún las imágenes difundidas por la televisión la noche en que “Pepe” Mujica fue ungido presidente de los uruguayos. En medio de una multitud empapada por la lluvia dirigió un mensaje a sus paisanos, incluidos los líderes de la oposición. A sus 79 años de edad, tiene por delante grandes desafíos como gobernante y no pocos prejuicios por vencer.

 

 

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