Sin Bebo Valdés, pero con su música
24/03/2013 3:45:52
Bebo Valdés, el gran pianista y arreglista cubano, murió este viernes, a los 94 años, en Suecia. Valdés, establecido en Málaga (España), se había trasladado hace dos semanas a Suecia, donde viven algunos de sus hijos, debido a un empeoramiento de su estado de salud. El artista padecía alzhéimer. Padre de Chucho Valdés, otro grande del teclado, Bebo tuvo el honor de crear el primer jazz de Cuba, a principios de los años 50 del pasado siglo.
Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro, nació 9 de octubre de 1918, en el poblado habanero de Quivicán. Considerado como una de las figuras centrales de la música cubana y el jazz, su faceta más conocida fue como compositor, arreglista y director.
Tocó en La Habana, desde los años cuarenta, en las orquestas Ulacia, García Curbelo, Julio Cueva y Orquesta Tropicana, y grabó discos con grupos dedicados a interpretar jazz afrocubano.
Conocido entre sus familiares y amigos con el apelativo cariñoso de «Caballón» por su considerable estatura, compuso mambos, como La rareza del siglo, que reviste el género recién introducido por Cachao y que cambiaría el curso de la música cubana.
En 1948 inició una década de éxitos como arreglista y pianista del famoso centro nocturno Tropicana, lo que consideraba como «el momento decisivo» de su carrera, entre otras cosas porque le dio la oportunidad de viajar por el mundo.
En, 1952, el productor Norman Granz, entusiasmado por la reacción al jazz afrocubano en Nueva York, encarga a Valdés una grabación de jazz cubano pionera en el momento, con Beny Moré como vocalista.
El incansable músico produjo decenas de discos hasta el último momento.
En 2002, Fernando Trueba produjo «Lágrimas negras», disco que une al cantaor flamenco Diego el Cigala con Bebo Valdés al piano.
Tras su publicación en 2003 se convirtió en un éxito internacional reconocido con un Grammy, tres Premios de la Música, un Premio Ondas, cinco Premios Amigo, tres Discos de Platino en España y uno en Argentina, México y Venezuela.
Valdés continuó tocando el piano casi todos los días de su vida, sin perder nunca «el amor por la música» ni su chispa de picardía. Su último disco fue «Bebo y Chucho Valdés juntos para siempre», en el que padre e hijo repasaron el repertorio y los ritmos de la música cubana.
(Fuente: actualidad.rt.com / AP)
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