SUIZA ENTRA EN LA HISTORIA... ¡Y MÁS!
Los últimos serán los primeros. En su estreno en una Copa Mundial Sub-17 de la FIFA, Suiza se ha ceñido su primera corona de campeona del mundo. Este histórico logro, sorprendente aunque lógico a tenor del desempeño de los helvéticos, priva al mismo tiempo a otro país de un puesto en el libro de oro del certamen. Nigeria, poseedora de tres trofeos, defensora del título y organizadora, tenía la ocasión de adelantar a Brasil y convertirse en el primer cuádruple vencedor.
Sin embargo, a pesar del apoyo de toda una nación, y con 60.000 entregados hinchas animándolos en la final, los Golden Eaglets deben contentarse con la plata, lo que representa un peldaño menos que la edición anterior. Otro tanto le ha sucedido a España, que si bien se va de Nigeria con una sonrisa y una medalla, ha bajado un puesto respecto a Corea 2007.
Brasil, México, Japón, Alemania o Italia eran candidatos a la victoria final que cayeron ante Suiza en su camino hacia el título. Todos pronosticaban al pequeño país europeo, englobado en el mismo grupo que brasileños, mexicanos y japoneses, una eliminación prematura, pero salió airoso de la liguilla obteniendo tres triunfos, gracias a un juego arrollador y una impresionante fortaleza mental. La principal baza de los campeones del mundo se sitúa en el banquillo. Su entrenador, Dany Ryser, había declarado antes del torneo: «En nuestro grupo de la Eurocopa todos nos consideraban una comparsa, y acabamos primeros. El papel de víctima me resulta perfecto». Y es innegable que los hechos le han dado la razón.
Táctica y motivación no tienen secretos para el seleccionador suizo, que supo responder a todos los retos que plantearon a su equipo los mejores combinados del globo. Con el dúo ofensivo Nassim Ben Khalifa-Haris Seferovic, tan complementario como decisivo, y una columna vertebral compuesta por el centrocampista Paitim Kasami, el defensa y capitán Frédéric Veseli y el arquero Benjamin Siegrist, elegido mejor guardameta de la prueba, Suiza tiene un presente brillante y un prometedor futuro.
En el bando nigeriano también hay motivos para el orgullo. El país anfitrión, obligado a remodelar su plantilla por completo unas semanas antes del torneo debido a los exámenes de IRM para comprobar la edad de los futbolistas, y con un John Obuh sin gran experiencia al mando, hizo soñar a sus millones de seguidores. En un conjunto que llegó a ir perdiendo 3-0 frente a Alemania en su estreno y acabó consiguiendo un 3-3 que le permitió ser consciente de sus posibilidades, destacan los delanteros Sani Emmanuel y Stanley Okoro, quienes situaron al equipo a las puertas del sueño mediante sus grandes actuaciones. Y ahora está dispuesto a emprender una nueva secuencia, ya que perdió a manos de Suiza la imbatibilidad que exhibía en la competición desde 2003.
Progreso de Colombia
Colombia llegó a Nigeria sin hacer ruido, y alcanzó las semifinales tras descubrir sus impresionantes recursos psicológicos. Los Cafeteros, que doblegaron a Holanda en su debut y fueron segundos de un grupo en el que también figuraban Irán y Gambia, ya casi se veían en el avión de vuelta a casa a pocos minutos de que concluyese su eliminatoria de octavos de final contra Argentina. Los muchachos de Ramiro Viáfara perdían 2-1, y fueron capaces de imponerse por 3-2 merced a dos goles de sendos suplentes. Tres días más tarde, en cuartos, repitieron ante Turquía, un equipo hasta entonces impresionante, al igualar en el último segundo —¡de nuevo a través de un suplente!— y ganar en los penales.
Y también hay que mirar al banquillo para encontrar al mejor jugador del torneo. El nigeriano Sani Emmanuel, designado Balón de Oro adidas, sólo fue titular en un encuentro. Pero valiéndose de su entusiasmo e implicación, vio puerta en cada una de sus apariciones. Con cinco tantos en su haber, es además Bota de Plata, ¡disputando únicamente 221 minutos! Por ironías del destino, en su única titularidad, precisamente en la final, no pudo perforar la meta contraria.
El artillero suizo Nassim Ben Khalifa y el volante nigeriano Ramon Azeez, Balón de Plata y Balón de Bronce adidas respectivamente, completan el podio. La Bota de Oro adidas adornará muy pronto la casa del español Borja. El atacante de la Roja inscribió tantos goles como Emmanuel, el uruguayo Sebastián Gallegos, Bota de Bronce, y el suizo Seferovic, pero superó por muy poco a todos ellos al añadir una asistencia a sus dianas.
Fracaso de Brasil
En esta recapitulación tampoco podemos pasar por alto algunas grandes desilusiones. La principal fue la eliminación precoz de Brasil. La Seleçción, tres veces campeona y eterna favorita, conducida por los prodigiosos Coutinho y Neymar, sucumbió en la primera fase. Los Auriverdes dijeron adiós con el triste balance de un triunfo en el último minuto sobre Japón y dos derrotas, ante Suiza y México, y su entrenador, Luiz Nizzo, presentó su renuncia incluso antes de subir al avión.
La Argentina de José Luis Brown, eliminada en octavos de final, mostró un buen juego en la primera ronda, y ansiaba conquistar el único título que falta en el palmarés de los equipos albicelestes. Pero esa esperanza se desvaneció a raíz de una expulsión y una pérdida de concentración en los últimos minutos del duelo ante Colombia. Algo parecido le sucedió a Alemania, que dominó en el marcador a Nigeria (3-0) y Argentina (1-0) para acabar cediendo finalmente un empate (3-3) y una derrota (1-2). La joven Mannschaft se clasificó después de ganar a Honduras, pero no encontró la fórmula para vencer a Suiza en octavos de final, al cabo de una prórroga apasionante (4-3).
Balance dispar de África
En una temporada de claro sabor africano, con la Copa Mundial de la FIFA y la Copa FIFA Confederaciones en Sudáfrica, la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA en Egipto y la cita sub-17 en Nigeria, se aguardaba mucho de las selecciones del continente primigenio. El país organizador estuvo muy cerca de dar un segundo trofeo al continente, después del título sub-20 que alzó Ghana, pero los demás tuvieron un papel deslucido. El mejor situado fue Burkina Faso, segunda del Grupo D, pero derrotada fácilmente por España (4-1) en la siguiente eliminatoria. Malaui y Argelia, ambas debutantes, registraron tres derrotas, y Gambia, pese a su título de campeona de África y sus innegables cualidades, fue penalizada por las tarjetas y las faltas, producto de su ingenuidad.
Los equipos asiáticos, por su parte, jugaron… al estilo asiático. Un fútbol fluido, rápido, técnico y atractivo, pero carente de acierto en los instantes y los lugares decisivos. Así, Japón entusiasmó a sus hinchas y sus adversarios, aunque se marchó sin ningún punto. La República de Corea, al menos, fue cuartofinalista, y quizás hubiera podido llegar más lejos con algo más de puntería. Irán y Emiratos Árabes Unidos también superaron la liguilla, pero pagaron su inexperiencia al caer ante Uruguay y Turquía, respectivamente.
Por último, Nueva Zelanda no ha ganado ningún partido en esta edición, aunque accedió por primera vez en su historia a la segunda fase de una Copa Mundial de la FIFA al cosechar tres empates en la primera ronda.
0 comentarios