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LA TECLA CON CAFÉ

Ceguera o lucidez

Ceguera o lucidez

Por: Yandrey Lay Fabregat

Cierre los ojos, imagine que usted se ha quedado ciego. Imagine más, imagine un país en el que todos sus habitantes se van quedando ciegos: primero uno, otro, después alguno más... luego una ciudad, una nación entera. El gobierno decide tomar medidas urgentes: aislar a los enfermos bajo la custodia del ejército. En la oscuridad de una prisión los dolientes se atacan entre ellos mismos; mientras los militares, temerosos del contagio, los asesinan en masa. En un hospital de campaña los enfermos viven la tragedia...

Este argumento pertenece a la novela Ensayo sobre la Ceguera escrita por José Saramago en 1995 (Premio Nobel de Literatura’1998). En ella, el escritor lusitano invita a reflexionar sobre la sociedad en que vivimos, una sociedad corrupta que asume una depreciación drástica de los más elementales valores humanos, y la cual eleva insospechadamente el egocentrismo del hombre común.

Utilizando un oxímoron consecutivo y borgiano, Saramago representa el mundo nuestro de todos los días como una continua multitud de ciegos tambaleantes, ajenos a la realidad que les rodea, ajenos a la virtud, ajenos a sí mismos, porque el hombre es fruto del ambiente en que se desarrolla.  

Porque resulta que el libro atrapa hasta sacarte la última gota de curiosidad, y es que Ensayo sobre la Ceguera representa uno de esos volúmenes que expresan la mediocridad de la vida cotidiana desde un punto de vista totalmente absurdo, pero no por eso menos real, porque resulta que lo absurdo es partícipe de lo cotidiano.
Una amiga leyó Ensayo... hace ya algunos años. «Lo leí por primera vez cuando estudiaba en la Universidad, se lo habían regalado a un compañero. En el cuarto nos lo rotábamos y cuando iba al aula lo sacaba despacito por debajo de la mesa y continuaba leyendo sin que el profesor se diera cuenta. Al terminar noté que me estaba quedando ciego". 

Al decir de César Antonio Molina: "Saramago ha bajado hasta las cavernas más profundas de la trastienda humana y nos ha prevenido de los males no sólo de la razón, sino de la sinrazón".

Aunque Ensayo... peca de apocalíptico, no dejaremos de señalar que las advertencias del viejo don José no son palabras vanas tiradas al aire, más bien consejos de un anciano sabio que llama a construir un verdadero Ensayo sobre la lucidez, que él mismo propone y ejecuta recurrentemente porque como ya ha dicho: "Tenemos el compromiso de ver... cuando otros han perdido sus ojos".

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