La restauración del Observatorio de Belén
jueves, 22 de junio de 2017
1:42:01 a.m.
La función religiosa, hospitalaria y docente marcó siempre el destino del Convento de Belén. En 1857 la Compañía de Jesús estableció allí un Observatorio que durante las tres décadas finales del siglo XIX se convirtió en el más importante de la zona tropical del Planeta.
Luego de grandes esfuerzos, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana al fin inauguró el Museo Observatorio del Convento de Belén. En la mañana del martes 20 de junio, el Historiador de la Ciudad, rememoró los años más importantes del departamento de ciencias del antiguo Colegio y del edificio de cuatro grandes claustros.
“El conjunto monumental, uno de los más importantes de la ciudad, recibió como Real Colegio de Belén, al propio Carlos J. Finlay como alumno, Eduardo Chibás y Carlos Rafael Rodríguez, entre otros”, recordó Leal en su alocución.
Cuando peligraba el edificio de Belén “se restauró y se creó una obra coherente con la vocación inicial del lugar, para la protección y cuidado de los ancianos de la comunidad […] Muchos no han entendido el discurso de la restauración y su carácter social. Solamente de esta zona cientos de familias tienen nuevas viviendas. Además de este asilo, cerca de aquí, están las tres residencia protegidas para la tercera edad y, entre otras instituciones, el Centro de Rehabilitación de la calle Cuba”, destacó el Historiador.
“Todo creado para que la comunidad entienda, y nosotros comprendamos, que la restauración no es solamente pintar paredes y levantar cosas pretéritas. Lo hacemos, lo hace Cuba y la Revolución, para el ser humano”, sentenció.
A finales de los años noventa del pasado siglo, la Oficina del Historiador inició las obras de restauración del inmueble del Convento. Gracias a proyectos de cooperación se devolvió el esplendor de los espacios dedicados a las ciencias, como la torre noroeste del edificio, y donde se halla hoy el primer Museo Meteorológico de Cuba.
En este lugar el espectador encontrará información sobre la evolución histórica de la meteorología y la climatología en la mayor de la Antillas y, en particular, del Observatorio que funcionó en el edificio durante 67 años. Los valores científicos de los exámenes climatológicos realizados allí, bastan para apreciar la contribución a los estudios de la atmósfera en el Trópico americano, que realizó dicha institución.
En un viaje de ida y vuelta al pasado, el público se acerca a la historia del Convento de Belén y de la meteorología cubana desde el siglo XVIII hasta el siglo XX, sus instituciones y personalidades más importantes. Entre ellas la del padre jesuita Benito Viñes Martorell, quien redactó el 11 de septiembre de 1875 el primer aviso de ciclón tropical documentado en la historia.
“Viñes pasó 23 años de su vida elucubrando sobre las características de los ciclones como fenómenos del Trópico, los daños que causaban a la naturaleza y a las personas, a partir de lo que dan testimonio las actas capitulares de los terribles ciclones que a lo largo de los siglos azotaron La Habana”, recordó el Director de la Red de Historiadores y Conservadores de Cuba.
El Observatorio también incursionó en los campos del Geomagnetismo y Astronomía, para lo cual se valió de un telescopio refractor que hoy se reproduce como parte de la museología, y con el cual por primera vez desde Cuba se pudo localizar telescópicamente al cometa Halley, a inicios del siglo XX.
Se halla también una réplica del Meteorógrafo de Secchi con que contó el Observatorio y del cual solo existe el original en Italia. Este equipo de registro de datos meteorológicos nos convirtió en 1873 en uno de los primeros países en disponer de dicha tecnología vanguardista.
Modernos instrumentos también conforman la colección del nuevo centro. La instalación cuenta con una estación meteorológica y un observatorio astronómico; un simulador de pararrayos y un exclusivo simulador de tornados único en el país; y está equipada con medios para la visualización y el enlace digital, dispuestos en una terraza a 24 metros sobre el nivel del mar que proporciona una vista panorámica del entorno más antiguo de la capital cubana.
Gran parte de las herramientas científicas que se exhiben son importantes en la prevención de eventos atmosféricos, al tiempo que dan testimonio de su época. “Esta será la casa de las Sociedades Científicas del país, y especialmente para los niños de las escuelas de la ciudad”, señaló Eusebio Leal.
Con este nuevo espacio de la villa de San Cristóbal de La Habana se perpetuará la memoria de aquellos que desde la meteorología abrieron senderos de gloria en el campo de las ciencias en Cuba. Así quedó expuesto en las palabras del Historiador de la Ciudad:
“Esta obra se ha hecho con grandes sacrificios materiales, económicos y espirituales para que las ciencias cubanas, el Instituto Nacional de Meteorología, la Sociedades Científicas, la Academia de Ciencias, todos, tengan un instrumento más para poder explicar que este ha sido un país, y lo será, de hombres de ciencias, de sabios, de médicos y astrónomos, de personas que han contribuido al desarrollo del país y que no se puede escribir la historia sin ellos”.
(Fuente: HR)
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