Cuba: revisando las expectativas y alcances de la unificación monetaria (II)
7:17:44 a.m.
Por José Luis Rodríguez*
Cuando se planteó a finales de los años 90 la posibilidad de avanzar hacia la reunificación monetaria del país, [1] esta decisión se tomó en un momento en que hubo que enfrentar simultáneamente las deformaciones económicas existentes, las consecuencias del Período especial y la presión acrecentada del bloqueo norteamericano, unida a una crisis económica internacional que se hizo recurrente a partir de los años 2000.
Sin embargo, el principal obstáculo que se pondría de manifiesto ya desde entonces es que ese proceso no podía emprenderse como una medida aislada, sino que era necesario un conjunto de transformaciones en el modelo económico cubano para que resultara exitoso.
Esa premisa solo se pondría en marcha a partir de la aprobación del proceso de actualización de la política económica que se recoge en los Lineamientos aprobados en abril de 2011. Pero aun en ese momento se afirmaba que “se avanzará hacia la unificación monetaria, teniendo en cuenta la productividad del trabajo y la efectividad de los mecanismos distributivos y redistributivos. Por su complejidad, este proceso exigirá una rigurosa preparación y ejecución, tanto en el plano objetivo como subjetivo”.[2]
La aprobación del cronograma para iniciar este proceso se dio a conocer mediante una nota oficial en octubre de 2013. En ella se expresaba que los principales cambios en una primera etapa involucrarían a las personas jurídicas y se comenzaría por la preparación de condiciones para elaborar normas jurídicas, así como la introducción de cambios en los sistemas informáticos para cubrir las modificaciones en las normas de contabilidad y en los registros correspondientes.
Con posterioridad se publicaron en marzo de 2014 las resoluciones No. 19, 20 y 21 del Ministerio de Finanzas y Precios, en las que se establecen los procedimientos contables para registrar el proceso de eliminación del peso convertible (CUC) en las relaciones entre entidades económicas y precisar la reevaluación de activos y pasivos a que ese proceso dará lugar.
Todas estas modificaciones deben partir de que los registros contables correspondientes se encuentren actualizados para proceder a los cambios correspondientes en el momento en que se tome la decisión de realizarlos, por lo que —tomando en cuenta los problemas que ha presentado la contabilidad empresarial— se requiere un esfuerzo especial y un período para llevarlo a cabo adecuadamente.
En esta primera fase se trata en esencia de un doble proceso. Por un lado se unificarán las monedas, permaneciendo solo el peso cubano (CUP) en circulación, pero la mayor complejidad radica en la modificación de la tasa de cambio del peso frente al peso convertible (CUC), que hoy es de 1:1 y equivale a 1 dólar norteamericano (USD). Esta tasa deberá ajustarse, y como evidentemente con un CUP no puede adquirirse un USD, el mismo deberá devaluarse para reflejar el valor real de la divisa en nuestra moneda nacional.
La velocidad y el modo en que se emprenda la devaluación de la tasa de cambio oficial son de gran importancia, tomando en cuenta que en una sociedad como la cubana no es posible que esta llegue de la mano con los negativos efectos típicos de las políticas neoliberales que se han aplicado en otros países.
En este caso, y a los efectos de conocer experimentalmente los efectos de esta medida, ya se han ensayado desde 2012 diferentes tasas de cambio, que han llegado a 10 CUP por CUC en las ventas de productos agrícolas al turismo. En la agroindustria azucarera se utiliza un sistema múltiple de tasas de cambio, y un grupo de empresas comprendidas en el experimento empresarial en curso, así como una cooperativa de servicios de transporte, están trabajando con tasas de 10 CUP por CUC.
En relación con los impactos de la devaluación cabe señalar que la misma tenderá a beneficiar a las empresas exportadoras en la misma medida en que recibirán una mayor cantidad de pesos por cada divisa que ingresen. Por el contrario, la devaluación tenderá a limitar las importaciones, en tanto las empresas tendrán que erogar una mayor cantidad de pesos por cada importación en divisas que realicen, lo cual debe estimular su sustitución.
Lógicamente, una vez que se ajusten los registros contables de las empresas habrá que realizar un análisis de su rentabilidad en las nuevas condiciones. En este caso, aquellas que presenten una situación de irrentabilidad temporal podrán recibir un apoyo mediante la política fiscal y monetaria del país hasta que puedan recuperarse. En las nuevas condiciones, las empresas que –incluso hoy– son irrentables deberán reestructurarse, siguiendo los procedimientos que están definidos para estas situaciones. (Continuará)
Notas:
[1] En la Resolución Económica del V Congreso del PCC celebrado en octubre de 1997 se planteaba: “Esta dolarización no es lo normal y de ella saldremos tan pronto sea económicamente factible”. Al definir los principios de la política monetaria a aplicar se destacaba que “reviste particular importancia avanzar de forma gradual en la determinación de un tipo de cambio más adecuado (…). Contar con tal tipo de cambio, además de hacer más eficientes las diferentes políticas regulatorias que inciden en las empresas, permitiría ir a una paulatina eliminación de la doble circulación monetaria”. Partido Comunista de Cuba: “Resolución Económica V Congreso de Partido Comunista de Cuba”, Editora Política, La Habana, 1997 pp. 7-8 y 24.
[2] VI Congreso del Partido Comunista de Cuba: “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”, aprobados el 18 de abril de 2011, p. 15.
*El autor es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial.
(Fuente: CC)
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