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LA TECLA CON CAFÉ

Médicos cubanos contra el ébola: héroes y no mártires

Médicos cubanos contra el ébola: héroes y no mártires


8:40:29 p.m.

Por Milena Recio 

Varios medios de comunicación de alcance global se han hecho eco en los últimos días de la decisión de Cuba de enviar a África occidental 165 profesionales de la salud a combatir la epidemia de ébola. 

Entre tantas voces mediáticas que han reconocido este gesto sobresalió la del columnista Adam Taylor de The Washington Post, para quien la pequeña isla de solo 11 millones de personas se ha convertido en un “proveedor crucial” de la participación médica en esa zona del mundo golpeada por esa enfermedad, que ya acumula más de 4000 fallecidos y que ha comenzado a tocar las puertas en Europa y Estados Unidos. 

Taylor analizaba que Cuba, a pesar de no ser un país rico, podía realizar esta “exportación” de atención sanitaria precisamente porque mantiene un sistema universal de salud, público y gratuito, refrendado en la propia Constitución de la República. 

Más de 50 000 médicos cubanos permanecen en 66 países apoyando sus sistemas de salud, sobre todo en atención médica primaria, muchas veces en comunidades de difícil acceso y muy poca cobertura médica. 

Esta tradición de solidaridad tiene décadas de ejercicio y solo muy recientemente se traduce en ingresos para el país: desde hace unos pocos años una parte cada vez mayor de estas misiones se organizan a través de contratos intergubernamentales que benefician financieramente al Estado cubano y a los trabajadores sanitarios que participan en ellas. 

Con o sin dinero mediante, no es la primera vez que personal médico cubano se expone, en misiones verdaderamente peligrosas, al contacto no solo con virus y bacterias de alto poder letal sino también a condiciones de hábitat muy poco confortables y también riesgosas como la pobreza más fiera, la insalubridad, la criminalidad, la afectación sicológica postraumática qn esos espacios no fuera necesaria, —tan necesaria—, la mano amiga, la inteligencia y el corazón de un médico que salva y cura, no hubiera ocurrido nunca que cubanos de varias generaciones participaran durante décadas como protagonistas en estas formas de asistir a tantas vidas humanas. 

Esa necesidad hizo parir estos hijos, parafraseando el refrán que tan bien conocemos los cubanos. 

Pero lo que va quedando de la maquinaria mediática terrorista contra Cuba, ya tan desacreditada, sigue insistiendo en rebajar a mero comercio la participación de este pequeño grupo de 165 médicos que ha llegado la semana pasada a Sierra Leona. 

Peor que eso: tienen la intención de convertir a esos médicos en una amenaza para la población cubana, (incluso, de rebote, contra la de Miami), tratando de convencer a su público de que ese personal, inevitablemente, introduciría en la isla esta enfermedad luego de estar en contacto con ella. 

Se regodean morbosamente en la posibilidad de su muerte –toquemos madera y crucemos los dedos– e intentan desatar el pánico con los “cuchillos largos” de la sospecha y la incertidumbre. 

Llegan a sugerir que la mayor parte de la población en Cuba los rechazaría o les temería dado que supuestamente no le tienen confianza ni a los métodos y recursos de protección que se utilizan, ni al cuidado que las autoridades cubanas y la Organización Mundial de la Salud, le ofrecen a este personal. 

Sin embargo no solo medios de prensa de la isla, sino también otros muchos como la CNN han dado cuenta del proceso intenso de preparación que tienen en Cuba antes de salir que sufren los individuos tras terremotos, huracanes, epidemias. 

Si en esos espacios no fuera necesaria, —tan necesaria—, la mano amiga, la inteligencia y el corazón de un médico que salva y cura, no hubiera ocurrido nunca que cubanos de varias generaciones participaran durante décadas como protagonistas en estas formas de asistir a tantas vidas humanas.

Esa necesidad hizo parir estos hijos, parafraseando el refrán que tan bien conocemos los cubanos. 

Pero lo que va quedando de la maquinaria mediática terrorista contra Cuba, ya tan desacreditada, sigue insistiendo en rebajar a mero comercio la participación de este pequeño grupo de 165 médicos que ha llegado a Sierra Leona. 

Peor que eso: tienen la intención de convertir a esos médicos en una amenaza para la población cubana, (incluso, de rebote, contra la de Miami), tratando de convencer a su público de que ese personal, inevitablemente, introduciría en la isla esta enfermedad luego de estar en contacto con ella.

Se regodean morbosamente en la posibilidad de su muerte —toquemos madera y crucemos los dedos— e intentan desatar el pánico con los “cuchillos largos” de la sospecha y la incertidumbre. 

Llegan a sugerir que la mayor parte de la población en Cuba los rechazaría o les temería dado que supuestamente no le tienen confianza ni a los métodos y recursos de protección que se utilizan, ni al cuidado que las autoridades cubanas y la Organización Mundial de la Salud, le ofrecen a este personal. 

Sin embargo no solo medios de prensa de la isla, sino también otros muchos como la CNN han dado cuenta del proceso intenso de preparación que tienen en Cuba antes de salir. 

(Fuente: PS)

 

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