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LA TECLA CON CAFÉ

El peligro de los caracoles gigantes africanos introducidos en Cuba

El peligro de los caracoles gigantes africanos introducidos en Cuba

 

9:30:49 a.m. 

Se trata de una plaga de interés cuarentenario incluida en las lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas a nivel mundial. Investigadores del Laboratorio de Malacología del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) han verificado la presencia en Cuba de un número considerable de esta especie, y están tomadas todas las medidas de control por técnicos, operarios, inspectores de sanidad de las direcciones territoriales de salud. 

Incluida en las lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas a nivel mundial, este caracol —parecido al cobo que conocemos los cubanos, pero un tanto más pequeño— se presume que haya sido introducido por algún extranjero llegado a La Habana, como objeto ornamental o amuleto, cuando su tamaño no superaba los 10 cm, pues con el tiempo pueden alcanzar hasta 30 cm. 

Su nombre científico es Lissachatina fulica Bowdich 1822 (Mollusca: Gastropoda: Achatinidae). Son de hábitos nocturnos con mayor actividad biológica durante la noche y en las primeras horas de la mañana, siempre que las condiciones climáticas se lo permitan. Y se le ingiere o manipula sin guantes, o sin lavarse las manos luego de tocarlos, resulta muy peligroso, al ser considerado el principal vector a escala mundial del Angiostrongylus cantonensis, un parásito causante de la meningoencefalitis eosinofílica en humanos. 

Y es que debido a sus dimensiones, la Lissachatina fúlica puede albergar una mayor cantidad de larvas del peligroso nemátodo, y de hecho incrementar la frecuencia de transmisión de la peligrosa enfermedad, debido a una mayor compatibilidad con la nueva especie introducida. 

Investigadores del Laboratorio de Malacología del IPK han verificado la presencia en Cuba de de un número considerable de esta especie de caracol, fundamentalmente en árboles y arbustos, con tallas medias de 10 cm de largo de concha. 

Se han extremado las medidas de precaución ante la influencia de una serie de patologías o enfermedades desatadas a nivel mundial, que pueden afectarnos de no observar los rígidos controles fitosanitarios, sanitarios y epidemiológicos. 

El Centro Nacional de Sanidad Vegetal, que activó la vigilancia al respecto en todo el territorio nacional mediante alerta al gobierno, el Ministerio de la Agricultura, de Salud Pública, el CITMA y la Defensa Civil, indican que se ha observado al caracol gigante alimentándose de especies hortícolas, ornamentales y de la vegetación natural, de excrementos de animales domésticos, hojarascas, restos orgánicos domiciliarios, y hasta de conchas de ejemplares muertos tanto de especies nativas como de la propia. 

No obstante, siempre hay quienes se las ingenian para tratar de burlar a las autoridades de salud, incluso a las aduaneras. Y hasta lo consigue. Así parece haber ocurrido con el Achatina Fulica, que llegó tal si fuera un bebé, y como lo demostró un operativo efectuado contra traficantes de animales (publicado por el periódico JR) algunos de ellos sorprendidos con decenas de pájaros y murciélagos, entre otras especies, muertos y conservados en formol dentro de mochilas personales.

Por ahí se comenta que el caracol gigante africano fue introducido en Cuba por un turista nigeriano directamente del África, que vino a ver a un amigo para realizar rituales de santería, tal vez desconociendo sus implicaciones. 

También se especula sobre posibles diarreas a causa del molusco en las zonas donde ha sido hallado, lo que según especialistas del IPK se trata de  informaciones no científicas, que tratan de asociar a esta especie con las enfermedades diarreicas agudas (EDA), y que no guardan mucho sentido con los brotes generalizados a lo largo y ancho del país, en muchos casos debidos a la infestación por la bacteria Vibrio cholerae, causante del cólera, enfermedad que se manifiesta como una infección intestinal, y que de no tratarse a tiempo puede causar la muerte. 

La infraestructura del sistema de salud cubano y de las organizaciones políticas, gubernamentales y sociales, permite localizar, acorralar y combatir de conjunto con la población,un grupo de enfermedades virales presentes en la actualidad, como el dengue clásico, el cual conlleva 4 tipos de cepas, trol, entre ellas el grave o hemorrágico; y una llamada el chikungunya, forma viral de influencia africana provocada por el mosquito o vehículo transmisor  del dengue clásico el Aedes aegpty y el Albus pictus. 

Sobre la fiebre hemorrágica africana o fiebre del ébola no se reportan casos, pero se extreman las medidas de vigilancia epidemiológica. 

El personal cubano que cumple misiones en otras latitudes pasa una cuarentena de exámenes físicos y análisis complementarios, un período de observación ante cualquier eventualidad, al igual que los becarios extranjeros cuando arriban a la isla. 

Incluso, está orientado que a los turistas extranjeros que se hospedan en casas particulares llamadas hostales se les controle a través del dueño,  obligado a informar al aérea de salud correspondiente. En los hoteles existe un médico responsabilizado de alertar sobre cualquier sintomatología clínica que aparezca. Todo cubano que retorne del exterior tiene, igualmente, que concurrir a su médico de la familia. 

(Fuente: CubaSí /CC)
 

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