La portada más macabra de los Beatles
12:48:18 p.m.
«Yesterday and today» se editó para Estados Unidos, pero allí molestó y fue censurada. Una portada, que McCartney calificó en su momento: «tan relevante como Vietnam». Actualmente fugura entre las piezas más codiciadas por los coleccionistas, con valores que pueden superar los 30.000 euros. Esta es su historia. Nos la cuenta completa Xavier Valiño en, EFEEME a donde puede enlazar para más detalles.
En la primavera de 1966, el sello norteamericano de The Beatles quiso poner en circulación otro de aquellos discos en los que combinaban distintas canciones de los álbumes oficiales del grupo con la intención de rentabilizar su gira por aquel país de aquel mismo año. «Yesterday and today» se convirtió así en el noveno álbum editado por Capitol Records para aquel mercado en junio de 1966.
En el disco aparecieron seis canciones provenientes de los álbumes británicos «Help!» y «Rubber soul», las cuales no habían sido publicadas aún allí en ningún álbum. Se incluyó también el single de doble cara A Day tripper / We can work it out y tres canciones de «Revolver», su próximo disco en los Estados Unidos, y en el cual trabajaban por aquellos días.
Para entonces la banda y su fotógrafo Robert Whitaker, estaban decididos a crear algo distinto a las habituales fotos promocionales, intención que fructificó bajo el signo de las imágenes de muñecas desmembradas creadas por el artista y fotógrafo surrealista de origen polaco, Hans Bellmer, y publicadas en 1936 en la revista Minotaure bajo el título «Variaciones sobre el montaje de una menor articulada» y, al año siguiente, en su libro «Die Puppe».
En aquella sesión de fotos con The Beatles, Whitaker pretendía elaborar un tríptico que tituló «Una aventura sonámbula», y cuyo objetivo no era otro que desmitificar la imagen a The Beatles, a quienes se les «idolatraba, como dioses, aunque para mí no eran más que gente normal (…)», tal y como afirmaría al respecto.
En la primera de sus imágenes aparecía el grupo frente a una chica que está de espaldas a la cámara apoyándose en sus rodillas al tiempo que permanece unida a ellos por una tira de salchichas. La intención de Whitaker era incluirla después dentro de la barriga de una embarazada, intentando representar con la ristra el cordón umbilical que habían traído a la vida a los cuatro componentes del grupo, exactamente como el resto de seres humanos.
La segunda imagen del tríptico mostraba a George Harrison clavando varias puntas en la cabeza de Lennon. Whitaker pensaba añadirle un bloque de madera en el lugar del rostro de Lennon cuando la retocase posteriormente y ponerle un fondo azul con el mar y el cielo en un sentido invertido. Con ello, según su autor, quería dejar claro que The Beatles eran tan relevantes como ese trozo de madera.
Además, tomó una serie de fotografías del grupo vestidos con batas de carnicero para la tercera parte del tríptico, con George de pie detrás de un banco en el que se encontraban sentados sus tres compañeros. Los componentes del cuarteto aparecían cubiertos con trozos de carne sanguinolenta prestados por un carnicero que Whitaker conocía desde la escuela, Robert Sandford. En la imagen aparecían también muñecas de plástico compradas en una fábrica de Chiswick, desmembrada, decapitada y con marcas de quemaduras de cigarrillos, así como ojos de cristal y dientes falsos.
Es la que se conoce como fotografía del «carnicero», probablemente la más famosa que se le hizo al cuarteto durante su trayectoria. En un principio, estaba destinada a la contraportada del disco para mostrar que el grupo «era de carne y hueso». Whitaker intentaba rodear a los cuatro componentes de un fondo dorado y revestirlos con halos y joyas para asimilarlos a iconos religiosos. Conviene recordar que pocas semanas antes Lennon había pronunciado su frase «The Beatles somos más populares que Jesucristo».
Hubo otras dos fotografías más. La cuarta mostraba a John Lennon sosteniendo una caja abierta con el número 2.000.000 escrito en en la parte inferior, colocada alrededor de la cabeza de Ringo para simbolizar que el baterista de The Beatles no era más que otro de los dos mil millones de miembros de la raza humana. También tomó otra imagen, la quinta, de George con su cabeza en una jaula, con la que pretendía representar al grupo como ídolos enjaulados y, también, hacer referencia a su canción And your bird can’t sing.
El grupo le siguió el juego en todo momento, ya que estaban cansados de las sesiones de fotos al uso, y el concepto era más que compatible con su propio y habitual humor negro. Aquellas imágenes no fueron pensadas para ser utilizadas en la cubierta del álbum. Sin embargo, The Beatles quedaron bastante contentos con las fotos de la sesión y emplearon algunas con fines promocionales.
Mientras tanto el sello Capitol ya había preparado un diseño para la portada con otra fotografía de Whitaker en la que aparecían George y Ringo de pie alrededor de un baúl de equipaje, con John sentado encima de él y Paul dentro. Capitol envió la carátula al manager de The Beatles, Brian Epstein, pero cuando este se la mostró a sus representados, John, que acababa de volver a ver las fotos del «carnicero», decidió que quería usar una de esas en su lugar. El resto de la banda lo apoyó.
En más de una ocasión se ha mantenido que la elección de esta foto era una diatriba del grupo contra la política de Capitol de «masacrar» sus discos en Norteamérica con relación a su versión inglesa, pero parece difícil que existiera tal intención ya que el cuarteto no tenía ni idea de lo que iba a hacer cuando se presentó a la sesión de fotos.
Más veraz parece la opinión de que con esa imagen The Beatles querían criticar la guerra de Vietnam. Seguramente no lo habían pensado en un principio, pero al ver la imagen la asociación de ideas fue fácil. Lennon lo dejó claro en una conferencia de prensa de aquel año:
«La portada es tan relevante como Vietnam. Si el público puede aceptar algo tan cruel como la guerra, entonces pueden asimilar esta portada». McCartney lo ratificó a continuación: «Es nuestro comentario sobre la guerra».
Se preparó entonces la foto de portada como The Beatles deseaba, a pesar de que el departamento de ventas de la discográfica Capitol protestó enérgicamente. El 15 de junio se enviaron ejemplares a pinchadiscos y medios de comunicación, llegando algunas copias a venderse durante un día en algunas zonas muy concretas de Estados Unidos. La respuesta inmediata fue negativa: las tiendas se negaban a vender el álbum debido a su macabra cubierta, y eso a pesar de que se habían borrado con aerógrafo las manchas de sangre en las batas blancas de The Beatles.
Capitol optó por dar marcha atrás en lo que se dio en llamar Operation Retrieve (Operación Retirada). Curiosamente, ni el grupo ni su manager Brian Epstein reclamaron seguir adelante con la portada que habían elegido. La razón estriba en que Epstein había contactado con otras discográficas para la distribución de los discos de The Beatles en Estados Unidos, ya que el contrato con Capitol vencía en poco tiempo. Los sellos pensaban que la fiebre Beatles ya había pasado y, por lo tanto, no consiguió mejores condiciones, así que tuvieron que aceptar el cambio de portada sin rechistar.
El Presidente de Capitol, Alan W. Livingston, remitió inmediatamente una carta a todos aquellos a los que se les había enviado alguna copia del disco con la intención de recuperarlas:
«La portada original, creada en Inglaterra, pretendía ser un sátira pop artística. Sin embargo, un muestreo con población de los Estados Unidos indica que el diseño se malinterpreta. Por esta razón, y para evitar cualquier posible controversia o daño inmerecido a la reputación o imagen de The Beatles, Capitol ha decidido retirar el LP y sustituirlo por un diseño aceptable para todos».
Los empleados de Capitol pasaron el fin de semana del 18 y 19 de junio sacando los discos de las portadas para enviarlos de nuevo a la fábrica y que fuesen incorporados a las nuevas carpetas. Aquella primera edición constaba de unas 750.000 copias. Después de destruir numerosas cubiertas, a un empleado de Capitol se le ocurrió que se podía ahorrar dinero pegando la nueva portada sobre la vieja.
La foto del baúl, conocida como trunk cover (la portada del baúl) y que Whitaker había hecho de prisa y sin ningún interés, fue entonces recuperada y pegada por encima; mientras, la fábrica también iba preparando nuevas carpetas. Por lo tanto, cuando el disco llegó a las tiendas había una única portada en dos tipos de carpetas: la reutilizada y la nueva.
Buena parte de los seguidores de The Beatles, al enterarse de aquella historia, intentaron despegar sin éxito la cubierta de sus discos para poder ver la portada ofensiva, pero por lo general terminaron destruyendo su cubierta. Desde entonces, tanto la primera como la segunda versión han venido cotizando al alza en el mercado de coleccionismo. Incluso hubo una versión estéreo de ambos lanzamientos, más rara aún que la mono, y que se valora todavía más.
En 1987, el hijo del antiguo Presidente de Capitol Records, Peter Livingston, puso a la venta 24 copias (5 en estéreo, 19 en mono) de la primera edición, pertenecientes a la colección privada de su padre que este había sacado del almacén antes de que fueran destruidas. Estos discos se pudieron comprar por primera vez en una convención de The Beatles en el Hotel Marriott de Los Ángeles, el fin de semana de Acción de Gracias de 1987. Hoy en día son las piezas más codiciadas, con valores que pueden superar los 30.000 euros.
«Yesterday and today», debido a la controversia suscitada por la portada y a la Operación Retirada, fue el único disco de The Beatles que hizo perder dinero a la compañía Capitol. El fotógrafo siempre lo tuvo claro:
«Por supuesto que la gente no lo pilló. ¿Cómo podrían hacerlo? No era más que una pequeña pieza de un gran puzle, pero yo estoy muy orgulloso de la foto. Todavía causa polémica. Usar una cámara es como crear con un cincel o un pincel. Son solo ideas y, francamente, se puede leer en ello cualquier idea que se te ocurra».
Por suerte, nadie le hizo caso a John Lennon, quien aseguró en su momento que había tenido otro concepto más interesante, según él, para aquella carátula:
«Mi idea original para la portada era incluso mejor: decapitar a Paul… aunque él no lo habría aceptado».
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