Fumar... ¿«electrónicamente» y de modo saludable?
08/12/2011 23:00:34
Cada vez más fumadores descubren ahora el cigarrillo electrónico. Este «pitillo» artificial, hecho de plástico, y que parece un juguete. Pero, ¿qué es realmente el «c-electrónico»? ¿Un estimulante o un medicamento? ¿Dónde ubicarlo a nivel social y jurídico? ¿Cabe dentro de la ley antitabaco? ¿Se puede permitir fumarlo en restoranes y bares o incluso en aviones? Hasta el momento no existen acuerdos al respecto.
Aún no se han hecho estudios sobre las posibilidades del cigarrillo de plástico como método para dejar de fumar. Lo cierto: a pesar de todas las promesas y alabanzas, el pitillo artificial tampoco logrará que el fumar se convierta en un hábito saludable.
Porque fumar puede causar la muerte. Fumar es peligroso, tanto para el fumador, como para su entorno. Sobre todo porque en la combustión del tabaco ocurren casi 4.000 enlaces químicos que son aspirados, cientos de ellos son altamente tóxicos y unos 50 entre éstos son cancerígenos. Pero, según los fumadores, el fumar es un placer al cual la mayoría de ellos—entre los que cuento— no quiere renunciar a sabiendas de los riesgos que esto implica.
Ahora el «pitillo» artificial, hecho de plástico, parece un juguete, y lo integran una pila recargable, un cartucho intercambiable relleno con un líquido, y un vaporizador eléctrico.
Si se da una pitada a este cigarrillo, se enciende un diodo luminiscente en la punta del mismo y cada vez se evapora una pequeña cantidad del líquido. Pequeñas nubes salen de la boca del fumador. Sólo que estos cigarros no huelen a nada, ya que no despiden humo, sino vapor. Lo que se quema no es tabaco, sino el líquido evaporable, compuesto sobre de agua, glicol de propileno —encargado de producir el «efecto niebla»—, y un concentrado de nicotina.
El líquido fue enriquecido con ciertos aromas, que aparentemente imitan de modo asombroso el típico sabor del tabaco. Si se desea también se le pueden agregar sabores, como, por ejemplo, menta, vainilla o chocolate.
Su gran ventaja —además de ser menos dañino que el cigarrillo de verdad—, es que solo se absorbe vapor puro de nicotina y sustancias aromáticas, pero no aspira los productos cancerígenos, que surgen de la combustión del tabaco: nitrosaminas, benzol, metales pesados, formaldehído o ácido cianhídrico.
Pero también la nicotina es tóxica y crea adicción. Solo 50 miligramos pueden resultar mortales para un adulto. Esa es la cantidad que consume un fumador habitual por día, aunque felizmente no sea absorbida en su totalidad por el cuerpo.
En el caso del cigarrillo electrónico el fumador puede decidir por sí mismo cuánta nicotina consumir o incluso eliminarla por completo. Aún no se han hecho estudios sobre las posibilidades del cigarrillo de plástico como método para dejar de fumar.
Pero, ¿dónde se ubica el «e-cigarrillo» a nivel social y jurídico? ¿Cabe dentro de la ley antitabaco? ¿Se puede permitir fumarlo en restoranes y bares o incluso en aviones? Habrá quien argumente que mientras no huela a nada, tampoco molesta a nadie. Ni las compañías aéreas, ni los Estados federados en Alemania, ni los Estados miembros de la UE. han llegado hasta el momento a un acuerdo al respecto.
¿Qué es realmente el cigarrillo electrónico?: ¿un estimulante o un medicamento? Muchos licitadores publicitan que es mucho más efectivo que los chicles o parches de nicotina para dejar de fumar. Si se decidiera que el cigarrillo de plástico es un medicamento, se le podría comprar únicamente en farmacias.
Actualmente el cigarrillo electrónico cuesta unos 50 euros, lo cual no es precisamente poco, porque los cartuchos de líquido se gastan muy rápido. Después de todo, a pesar de todas las promesas y alabanzas, el cigarrillo electrónico tampoco logrará que el fumar se convierta en un hábito saludable. (Fuente: DW-WORLD.DE)
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