¿Por qué la política norteamericana y la sociedad están a punto de cambiar para mal? (V Final)
26/01/2011 13:19:54
(Traducción: Jairo Echeverri García, Coordinador editorial, FNPI)
Esto nos lleva una vez más al problema central. Si los diarios ya no son capaces de llevar a cabo subsidios cruzados para el periodismo de servicio público y si las formas de colaboración descentralizadas ya no pueden proveer un substituto adecuado, ¿cómo van a pagar ese trabajo? La respuesta, en la medida que haya una, es que necesitaremos mucha más ayuda filantrópica de la que jamás hayamos tenido en los Estados Unidos para el periodismo.
Cuando una sociedad requiere de bienes públicos, la solución a menudo es usar al gobierno para subsidiarlos o producirlos directamente. Pero si queremos a una prensa escrita que sea independiente del control político, no podemos permitir que el gobierno patrocine o saque de apuros a diarios específicos.
A finales de los siglos XVIII y XIX, además de usar contratos para subvencionar a partidos políticos favorecidos, el gobierno federal apoyaba a la prensa sin ataduras de contenido –a través de tasas postales baratas disponibles para todos los diarios‐.Desde 1960 los gobiernos federales y estatales han contribuido a la radiodifusión pública, lo que ha convertido a la televisión y las estaciones de radio públicas en importantes fuentes de noticias. Las estaciones de radio públicas han sido un especial éxito. En un periodo en el cual las estaciones de radio comerciales han abandonado todo menos las noticias titulares, la Radio Pública Nacional se ha convertido en el último refugio del reportaje original existente.
Charles Lewis, un estudioso del reportaje investigativo apuntó en el Columbia Journalism Review que las estaciones de radio públicas, a pesar de su trabajo excelente, no han realizado muchas noticias investigativas. La dependencia de muchas estaciones locales de la financiación del gobierno estatal las vuelve vulnerables a las presiones políticas y es improbable que llenen el vacío dejado por la reducción en el cubrimiento de los estados realizado por los diarios. Prácticamente cualquier petición por parte de la prensa para subsidios gubernamentales fracasaría hoy por estos motivos: la financiación por el gobierno federal o los estados es susceptible a la manipulación política.
En otros lugares los gobiernos están subsidiando a la prensa. En un esfuerzo para apoyar a los diarios en Francia, el presidente Nicolás Sarkozy anunció recientemente un programa basado en otorgarles a individuos de 18 años un año entero de suscripción gratis al diario de su escogencia. En los Estados Unidos esto sería considerado un chiste, aunque dependiendo de cuantos adolescentes escogieran uno de nuestros diarios amarillitas, podría dar un significado agregado al concepto «paquete de estímulo.»
El otro medio estándar para apoyar la producción de bienes públicos es a través de organizaciones privadas sin ánimo de lucro. De hecho, el apoyo al periodismo por parte de organizaciones sin ánimo de lucro ha aumentado. Pero muchas de las discusiones en torno al periodismo sin ánimo de lucro no han reconocido que puede significar por lo menos tres cosas diferentes. La primera, aunque no necesariamente la más relevante, es la conversión de los diarios de comerciales a «sin ánimo de lucro», como forma de preservar su rol de servicio público.
El St. Petersburg Times de Florida, de la cual es propietario el Poynter Institute, una escuela de periodismo, es a menudo citado como un modelo de este enfoque. De hecho el mismo Times ha sido manejado con ganancias que han sido usadas para convertir al Poynter Institute en un centro importante para el entrenamiento en periodismo. No obstante, hoy la cuestión no gira en torno a si se usan los lucrativos diarios para apoyar a la filantropía, sino si las organizaciones sin ánimo de lucro pueden sostener a los diarios que pierden dinero.
El Guardian Media Group, cuyo propietario es el Fondo de Inversiones Scott, se acerca más a las demandas actuales. El fondo usa las ganancias de sus filiales lucrativos para asegurar la supervivencia del diario Guardian, que ha perdido dinero en los años recientes. Pero el modelo de Guardian depende de tener filiales lucrativos para compensar las pérdidas de un diario.
Antes de detener la imprenta por última vez, los dueños de algunos de los diarios decadentes pueden tratar de convertirlos en organizaciones sin ánimo de lucro con la esperanza de generar contribuciones para mantenerlos operando. No me sorprendería si algunos diarios tienen un núcleo de lectores devotos que estarían dispuestos a dar más en contribuciones deducibles de impuestos de lo que actualmente pagan en suscripciones.
Sin embargo ningún diario ha probado si esta opción puede generar suficiente dinero para continuar en el negocio. Además de la operación sin ánimo de lucro de un diario, un segundo enfoque es el apoyo caritativo a ciertos tipos de periodismo, disponibles a través de múltiples puntos, sean comerciales o sin ánimo de lucro. El mejor ejemplo de esta solución es ProPublica que se describe a sí misma como «una sala de prensa independiente, sin ánimo de lucro, que produce periodismo investigativo con base en el interés del público».
Publicando «en línea» desde junio pasado, ProPublica también trabaja en sociedad con diarios como el New York Times para algunas noticias. Las sociedades permiten a los diarios rebajar los costos de las noticias investigativas, y le otorgan a ProPublica acceso a la distribución masiva como también controles de calidad.
De manera similar, la Kaiser Family Foundation, que se enfoca en políticas de salud, anunció el otoño pasado que comenzaría a emplear a reporteros directamente para crear un servicio de noticias sobre políticas de salud. De acuerdo a Drew Altman, el presidente de la fundación, además de hacer disponibles gratuitamente algunas noticias «en línea» y para los diarios, el servicio noticioso establecerá sociedades con los diarios para noticias específicas y los diarios tendrán el derecho de la primicia sobre estas.
Otras fundaciones que se enfocan en áreas de políticas específicas pueden seguir este enfoque como una manera de promover la sensibilización pública de sus preocupaciones. Tanto la operación de diarios sin ánimo de lucro y la ayuda filantrópica de tipos particulares de reportajes tienen como objetivo el fomento de formas de periodismo de servicio público que de otra manera estarían amenazadas.
Financiar nuevos modelos de periodismo en el entorno online es incluso un tercer uso de las organizaciones sin ánimo de lucro. Un buen ejemplo de esta propuesta es el Center for Independent Media, que de acuerdo a su director David Bennahum, recibe alrededor de USD $4 millones por parte de 70 financiadores para apoyar sitios de noticias políticas «en línea» en cinco estados, así como uno para noticias nacionales con The Washington Independent.
Bennahum afirma que «la voz narrativa utilizada por los diarios no es lo que los lectores (de internet) quieren» y que los sitios que su centro financia están haciendo en su lugar un tipo de periodismo que invita a los lectores al diálogo. La noción de que el medio digital requiere una relación más inclusiva con «las personas antiguamente llamadas audiencias» es un tema común entre periodistas de internet.
Joshua Micah Marshall, el fundador de TalkingPointsMemo.com, que opera sobre una base comercial, dice que muchas de las historias en su sitio surgen a partir de ideas y sugerencias suministradas por lectores en miles de correos electrónicos diarios. Cualquier actividad de noticias implica que haya información fluyendo, una publicación «en línea» puede abrir este proceso de manera productiva a cualquiera que sea capaz y esté dispuesto a ayudar.
Las noticias se desarrollan en internet de manera incrementada, a menudo a través de la participación en una red colaborativa, en lugar de ser escritas entre bastidores y publicadas sólo después de ser revisadas y terminadas. Esto es completamente diferente al «periodismo ciudadano» y tiene el potencial de tener la misma rigurosidad que las prácticas periodísticas tradicionales.
En ciudades alrededor del país, los periodistas experimentan con una variedad de estrategias para construir sitios de noticias únicamente en internet para compensar por la disminución de las salas de redacción en los diarios locales. MinnPost.com en Minneapolis y Saint Paul, la más substancial de estas empresas, espera atraer a un amplio rango de lectores y patrocinadores con un cubrimiento de noticias de alcance relativamente extenso de acuerdo a su Director Ejecutivo y editor Joel Kramer.
Pero su presupuesto anual de USD $1.3 millones, no puede soportar una operación con la escala de un diario metropolitano; con sólo 7 empleados de tiempo completo, MinnPost.com depende principalmente de trabajadores independientes, muchos de ellos periodistas que se han retirado del Pioneer Press de Saint Paul o del Star Tribune de Minneapolis (que en noviembre presentó una petición de protección por bancarrota a pesar de haber recortado su personal editorial un 25%).
VoiceofSanDiego.org, otro sitio noticioso metropolitano «en línea» sin ánimo de lucro, se desarrolló como respuesta a escándalos en la ciudad y tiene noticias investigativas especializadas. Como las estaciones de radio públicas, estas empresas recaudan fondos a través de contribuciones de membresías individuales y subvenciones de fundaciones locales, aunque no del gobierno.
Dudosos de poder lograr alguna vez la escala de los grandes diarios metropolitanos, Rosentiel compara a los sitios noticiosos a nivel de ciudad «en línea» con las revistas agresivas también a nivel de ciudad. Si una de las preocupaciones primarias gira en torno a que el gobierno continúe rindiendo cuentas, ese tipo de reportaje agresivo es ciertamente una función valiosa y digna de apoyo. Pero debido a su base económica más limitada, es probable que los sitios
noticiosos sin ánimo de lucro no sean capaces de ofrecer la cobertura o ejercer la influencia de un diario leído por la mitad de las personas de una ciudad.
Los grandes diarios metropolitanos no emergieron sólo porque las ciudades necesitaban de los diarios para informar a los ciudadanos, después de todo, las ciudades necesitaban de muchas cosas que nunca se desarrollaron.
Los diarios prosperaron al nivel metropolitano porque su rol como intermediarios en el mercado les permitía generar publicidad sustancial, así como ingresos por circulación, haciendo que en efecto se tornaran fuertes e independientes. Sitios noticiosos sin ánimo de lucro que carecen de una fuerte base de publicidad dependen de donantes para su supervivencia y se encuentran en riego de ser destruidas por tan sólo una demanda.
Por lo tanto, es improbable que igualen al poder tradicional de la prensa. Muchos han estado esperando que los sucesores de los diarios surjan en internet. Pero puede que no haya ningún sucesor, por lo menos ninguno como los diarios que hemos conocido. El diario metropolitano puede ser una invención histórica peculiar cuya época está caducando. Podríamos estarnos avecinando no al final de los diarios, pero al final de la era de los diarios.
La larga fase en la historia en la cual los diarios publicaban en ciudades principales alrededor de los Estados Unidos ha sido central para tanto la producción de noticias como para la vida misma de sus regiones metropolitanas. Los diarios metropolitanos han dominado la recolección de noticias, han establecido la agenda pública, servido como el punto focal de la controversia y se presentaban convincentemente como reflejo y voz de las ciudades cuyos nombres portaban.
Han intentado ser la fuente de noticias de todos, atrayendo a través del espectro ideológico y, para ser detallado, otorgándoles a sus lectores todo aquello que fuera de su diario interés. Algunos diarios, un número menor que el existente actualmente, sobrevivirán la transición al internet pero probablemente no tendrán la centralidad, esfera de acción o la voz de autoridad, mucho menos los monopolios sobre la publicidad metropolitana que los periódicos han tenido.
Es probable que si los medios noticiosos emergen en el entorno digital estarían más concentrados en algunos aspectos y más fragmentados en otros. El número de lectores ya se está concentrando en una prensa nacional. Diarios como The New York Times, The Wall Street Journal y The Washington Post parecen bien posicionados para capitalizar el abandono de los diarios regionales con respecto a la cobertura internacional, nacional y cultural. El probable cierre de algunos diarios, o su transformación de diarios a semanarios seguramente intensificará este cambio. En Europa, la prensa ha sido dominada por los diarios nacionales hace mucho tiempo; ahora los diarios norteamericanos se están moviendo en esa dirección.
Otra forma probable de concentración de los medios noticiosos no tiene precedente ni paralelo. En internet, las viejas divisiones entre tipos de medios se están desmoronando. En lugar de sólo ofrecer texto, los diarios han comenzado a proveer audio y video.
Por otro lado, a pesar de las regulaciones federales que limitan la inversión en diferentes tipos de medios masivos en un mercado, parece cuestión de tiempo antes de que haya combinaciones entre los diarios y las divisiones de noticias de las redes y estaciones de radiodifusión. Aunque llamemos a algunas de estas combinaciones «diarios» en realidad serán una especie completamente diferente.
No obstante, es plausible que los medios noticiosos emergentes también se tornen más fragmentados debido al interés y al partidismo. Así como la prensa nacional en países europeos está dividida típicamente a lo largo de líneas ideológicas, también nuestros medios nacionales emergentes están adoptando perfiles ideológicos distintos. Como muchas de las funciones tradicionales de los diarios se están transfiriendo a sitios especializados, más de las noticias que leemos serán producto de redes descentralizadas en lugar de organizaciones únicas a gran escala.
Para aquellos con las habilidades y el interés de sacar ventaja de este nuevo mundo de noticias, debe haber mucho con lo que complacerse. En vez de limitarse a un diario local, los lectores ya disfrutan del acceso a un rango, más amplio que nunca, de publicaciones y discusiones. Pero sin un diario local o incluso con uno reducido, muchas personas aprenderán menos acerca de lo que sucede en el mundo.
Actualmente, además, ninguna fuente en cualquier medio parece estar dispuesto ni ser capaz de pagar por el periodismo de interés general que los diarios están abandonando. La filantropía puede ayudar a compensar algunos de estos recortes, pero es improbable que contrarresten totalmente lo que se está perdiendo.
La cobertura de noticias no es lo único que los diarios nos han brindado, también le han dado al público un poderoso medio de influencia sobre el Estado que ahora está ahora en riesgo. Si tomamos en serio la noción de los diarios como un cuarto Estado o una cuarta rama del gobierno, el fin de la era de los periódicos implica un cambio en nuestro sistema político mismo.
Los diarios han ayudado a controlar las tendencias corruptas tanto en el gobierno como en los negocios. Si hemos de evadir una nueva era de la corrupción, tendremos que evocar a ese poder de otras maneras. Nuestras nuevas tecnologías no retiran nuestras viejas responsabilidades.
*Paul Starr es profesor de comunicaciones y asuntos públicos en el Woodrow Wilson School en la Universidad de Princeton. Su más reciente libro se titula Freedom’s Power (Editorial Basic Books).
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