¿QUÉ DIRÍA EINSTEIN?
08/01/2011 10:53:56
En su última Reflexión publicada el 25 de agosto de 2010, bajo el título «La opinión de un experto», el líder histórico de la nación cubana se refiere a una actividad de Estados Unidos y sus aliados que, a su juicio, «subrayaba el riesgo de un conflicto de carácter nuclear con Irán». También hace referencia —entre otros—a un artículo del periodista Jeffrey Goldberg, publicado en la revista norteamericana The Atlantic, correspondiente a septiembre de ese año, titulado «El punto tras el que no hay vuelta atrás».
Destaca Fidel que Goldberg «no era anti israelita, sino por el contrario admirador de Israel, cuya ciudadanía comparte con la de Estados Unidos, y en aquel país cumplió su servicio militar».Y remite a la parte inicial de este artículo para destacar una «enigmática frase del articulista (operaciones de frustración), que alude a las llevadas a cabo por los organismos de inteligencia de Israel, Estados Unidos, Gran Bretaña y otras potencias occidentales destinadas, a subvertir el esfuerzo nuclear iraní a través del sabotaje y, ocasionalmente, a la desaparición coordinada cuidadosamente de científicos nucleares
Tras mencionar la «enigmática frase», Fidel proseguí con el análisis de «aquel nudo gordiano de la política internacional» capaz llevar a la guerra tan temida por Einstein. «¿Qué diría él si hubiese llegado a conocer las ‘operaciones de frustración’ destinadas a la desaparición física de los científicos nucleares más capaces?», se pregunta el líder cubano. «Quizás por absurda e increíble no le presté demasiada atención, pero al leer meses después las denuncias recientes del gobierno de Irán, así como noticias y opiniones de personas bien informadas, volvió con fuerza a mi mente el recuerdo de aquel párrafo», explica.
Luego remite a un despacho de la agencia AFP que leyó cuatro semanas antes de finalizar el 2010, que reporta el asesinato de un científico nuclear iraní en Teherán, muy cerca de su casa: Majid Shariari, profesor en la Universidad Shahid Beheshti de Teherán y miembro de la Sociedad Nuclear de Irán. Señala también un ataque de similares características en el que resultó herido un colega de Shariari, especialista en láser. «Con el atentado de ayer —destaca el cable— son ya tres los científicos iraníes asesinados desde 2007».
Escribe Fidel que no recuerda otro momento de la historia en que el asesinato de científicos se haya convertido en política oficial de un grupo de potencias equipadas con armas nucleares. «Lo peor —dice—es que, en el caso de Irán, lo están aplicando a una nación musulmana, con la cual, si bien pueden competir y superarla en tecnología, no podrían jamás hacerlo en un terreno donde, por cuestiones culturales y religiosas, podría superarlos muchas veces en la disposición de sus ciudadanos para morir en cualquier instante si Irán decidiera aplicarles a los profesionales de sus adversarios la misma fórmula absurda y criminal».
De inmediato se refiere a otros graves acontecimientos relacionados con la carnicería de científicos, organizados por Israel, Estados Unidos, Gran Bretaña, y otras potencias contra los científicos iraníes, «sobre los cuales los grandes medios no informan a la opinión mundial».
Y refiere titulares y partes del contenido de otros varios artículos de publicaciones web y reportes de agencias que abordan el tema. En todos ellos se apoya Fidel, hasta concluir su coherente discurso argumentativo:
«En los tiempos de la diáspora, la izquierda del mundo se solidarizó con el pueblo de Israel. Perseguidos por su etnia y religión, muchos lucharon en las filas de los partidos revolucionarios. Los pueblos condenaron los campos de exterminio que la burguesía europea y mundial pretendían ignorar.
«Hoy los líderes del Estado de Israel practican el genocidio y se asocian con las fuerzas más reaccionarias del planeta.
«Todavía está por dilucidar la alianza que sostuvieron los dirigentes de ese Estado y la Sudáfrica del odioso apartheid a la que, en complicidad con Estados Unidos, suministraron la tecnología para desarrollar las armas nucleares destinadas a golpear las tropas cubanas que en 1975 se enfrentaron a la invasión de la Sudáfrica racista, cuyo desprecio y odio a los pueblos africanos en nada se diferenciaban de la ideología de los nazis, que en los campos de exterminio de Europa asesinaron a millones de judíos, rusos, gitanos y de otras nacionalidades europeas.
«De no haber sido por la revolución iraní —que desprovista de armas barrió al aliado mejor equipado de Estados Unidos en el flanco sur de la superpotencia soviética—, hoy el Sha de Irán, provisto de armas nucleares, y no Israel, sería el baluarte principal del imperio yanki y de la OTAN en esa región tan estratégica e inmensamente rica en petróleo y gas para el suministro seguro de los países más desarrollados del planeta.
«Es un tema casi inagotable».
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