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LA TECLA CON CAFÉ

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL ÁTOMO

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL ÁTOMO

Atosigada por estos tiempos en que tanto se habla de una conflagración de horripilantes consecuencias para la humanidad, decidí buscar los videos y ver Lisanka, película de ficción del realizador Daniel Díaz, y el cortometraje de animación Nikita Chama Boom, del popular historietista Juan Padrón. Ambos abordan de modos bien diferentes  una coyuntura histórica en la que el mundo estuvo a punto de una conflagración nuclear. El segundo, mejor que el primero, pero ambos pueden disfrutarse.

El film de Díaz aborda la pasión desatada por Lisanka, una joven y bella tractorista, en tres hombres: dos cubanos ideológicamente enfrentados y un romántico soldado ruso que llega a la isla durante el despliegue de misiles soviéticos en 1962. El animado de Padrón, también se refiere el tema, cuando cubanas y cubanos afrontaron la Crisis de Octubre.

Entre los protagonistas de Lisanka, figura la debutante Miriel Cejas, quien mereció el premio a la Mejor Actuación Femenina en el Festival Iberoamericano de Ceará, efectuado en Brasil. La acompañan en el reparto el ruso Kiril Zolygin y los cubanos Carlos Enrique Almirante, Rafael Ernesto Hernández, Enrique Molina, Jorge Alí, Raúl Pomares, Blanca Rosa Blanco y Osvaldo Doimeadiós.

El argumento tuvo como punto de partida el cuento En el kilómetro 36, del escritor Francisco García González, autor de los volúmenes de narraciones Juegos permitidos y ¿Qué quieren las mujeres?

«Quise contar una pequeña historia dentro de la gran historia, la de los conflictos de un pueblo pequeño y su vida cotidiana, en el que todos se conocen», expresó Díaz Torres a la prensa. Precisó que se vale de «una tierna ironía» en la narración, «tratando de reflejar personajes auténticos en sus comportamientos y reacciones».

Sobre el cortometraje de animación Nikita Chama Boom, el popular historietista confesó: «Un día leí que a mediados de 1963 se había producido un alza de la tasa de nacimientos en Cuba y me puse a pensar que tuvieron que ser concebidos entre octubre y noviembre de 1962, cuando la crisis de los cohetes. Y me dije: caramba, ante el peligro de que se acabara el mundo de un día para otro, floreció el amor».

Sobre la realización, el creador de Elpidio Valdés acotó: «Como cada vez tengo menos energías para dibujar, me auxilié de dos jóvenes muy talentosos, Ernesto Piña y Wilbert Noguel. Y miren si me he embullado, que le vamos a meter mano a Los vampiros lácteos, el primer trabajo que quise y no pude hacer entonces en el ICAIC.»

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