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LA TECLA CON CAFÉ

Teoricafeando

El fin de la televisión de masas

El fin de la televisión de masas

 

4:25:04 a.m.

Por Ignacio Ramonet

La televisión sigue cambiando rápidamente. Esencialmente por las nuevas prácticas de acceso a los contenidos audiovisuales que observamos sobre todo entre las jóvenes generaciones.

Todos los estudios realizados sobre las nuevas prácticas de uso de la televisión en Estados Unidos y en Europa indican un cambio acelerado. Los jóvenes televidentes pasan del consumo “lineal” de TV hacia un consumo en “diferido” y “a la carta” en una “segunda pantalla” (ordenador, tablet, smartphone). De receptores pasivos, los ciudadanos están pasando a ser, mediante el uso masivo de las redes sociales, “productores-difusores”, o productores-consumidores (prosumers).

En los primeros años de la televisión, el comportamiento tradicional del telespectador era mirar los programas directamente en la pantalla de su televisor de salón, manteniéndose a menudo fiel a una misma (y casi única) cadena. Con el tiempo todo eso cambió. Y llegó la era digital. En la televisión analógica ya no cabían más cadenas y no existía posibilidad física para añadir nuevos canales, porque un bloque de frecuencia de seis megahercios equivale a una sola señal, un solo canal. Pero con la digitalización, el espectro radioeléctrico se fracciona y se optimiza. Por cada frecuencia de 6 MHz, en vez de una sola cadena, se pueden ahora transmitir hasta seis u ocho señales, y se multiplica de ese modo la cantidad de canales. Donde antes, en una zona había siete, ocho o diez canales, ahora hay cincuenta, sesenta, setenta o centenares de canales digitales…

Esa explosión del número de cadenas disponibles, particularmente por cable y satélite, dejó obsoleta la fidelidad del telespectador a un canal de preferencia y suprimió la linealidad. Como en el restaurante, se abandonó la fórmula del menú único para consumir platos a la carta, simplemente zapeando con el mando a distancia entre la nueva multitud de canales.

La invención de la Web —hace 25 años— favoreció el desarrollo de Internet y el surgimiento de lo que llamamos la “sociedad conectada” mediante toda clase de links y enlaces, desde el correo electrónico hasta las diferentes redes sociales (Facebook, Twitter, etc.) y mensajerías de texto y de imagen (WhatsApp, Instagram, etc.). La multiplicación de las nuevas pantallas, ahora nómadas (ordenadores portátiles, tablets, smartphones), ha cambiado totalmente las reglas del juego. 

La televisión está dejando de ser progresivamente una herramienta de masas para convertirse en un medio de comunicación consumido individualmente, a través de diversas plataformas, de forma diferida y personalizada.

Esta forma diferida se alimenta en particular en los sitios de replay de los propios canales de televisión, que permiten, vía Internet, un acceso no lineal a los programas. Estamos presenciando el surgimiento de un público que conoce los programas y las emisiones pero no conoce forzosamente la parrilla, ni siquiera el canal de difusión al que pertenecen esos programas originalmente.

A esta oferta, ya muy abundante, se le suman ahora los canales online de la Galaxia Internet. Por ejemplo, las decenas de cadenas que YouTube difunde, o los sitios de vídeo alquilados a la carta. Hasta el punto de que ya no sabemos siquiera lo que la palabra televisión significa. Reed Hastings, director de Netflix, el gigante estadounidense del vídeo en línea (con más de 50 millones de suscriptores), declaró recientemente que “la televisión lineal habrá desaparecido en veinte años porque todos los programas estarán disponibles en Internet”. Es posible, pero no es seguro.

También están desapareciendo los propios televisores. En los aviones de la compañía aérea American Airlines, por ejemplo, los pasajeros de clase ejecutiva ya no disponen de pantallas de televisión, ni individuales, ni colectivas. Ahora, a cada viajero se le entrega una tablet para que él mismo se haga su propio programa y se instale con el dispositivo como mejor le convenga (acostado, por ejemplo). En Norvegian Air Shuttle van más lejos, no hay pantallas de televisión en el avión, ni tampoco entregan tablets, pero el avión posee wi-fi y la empresa parte del principio de que cada viajero lleva una pantalla (un ordenador portátil, o tablet, o smartphone) y que basta pues con que se conecte, en vuelo, al sitio web de la Norvegian para ver películas, o series, o emisiones de televisión, o leer los periódicos (que ya no se reparten…).

Jeffrey Cole, un profesor estadounidense de la Universidad UCLA, experto en medios en Internet y redes sociales, confirma que la televisión se verá cada vez más por la Red. Nos dice: “En la sociedad conectada la televisión sobrevivirá, pero disminuirá su protagonismo social; mientras que las industrias cinematográfica y musical podrían desvanecerse”.

Sin embargo Jeffrey Cole es mucho más optimista que el patrón de Netflix, ya que afirma que, en los próximos años, el promedio de tiempo consagrado a la televisión pasará de entre 16 a 48 horas a la semana actualmente, hasta 60 horas, dado que la televisión, dice Cole, “va saliendo de la casa” y se podrá ver “en todo momento”, gracias a cualquier dispositivo-con-pantalla, con sólo conectarse a Internet o mediante la nueva telefonía 5G. 

También hay que contar con la competencia de las redes sociales. Según el último informe de Facebook, casi el 30% de los adultos de EE UU se informa a través de Facebook y el 20% del tráfico de las noticias proviene de esa red social. Mark Zuckerberg afirmó hace unos días, que el futuro de Facebook será en vídeo: “Hace cinco años, la mayor parte del contenido de Facebook era texto, ahora evoluciona hacia el vídeo porque cada vez es más sencillo grabar y compartir”.

Por su parte, tambien Twitter está cambiando de estrategia: y está pasando del texto al vídeo. En un reciente encuentro con los analistas bursátiles de Wall Street, Dick Costolo, el consejero delegado de Twitter, reveló los planes del futuro próximo de esa red social: “2015 —dijo— será el año del vídeo en Twitter”. Para los usuarios más antiguos, eso tiene sabor a traición. Pero según Costolo, el texto, su esencia, los célebres 140 caracteres iniciales, está perdiendo relevancia. Y Twitter quiere ser el ganador en la batalla del vídeo en los teléfonos móviles.

Según los planes de la dirección de Twitter, se pueden subir vídeos desde el móvil a la red social a partir de ahora, a comienzos de 2015. Se pasará de los escasos seis segundos actuales (que permite la aplicación Vine), a añadir un vídeo, tan largo como sea, directamente en el mensaje.

Google también quiere ahora difundir contenidos visuales destinados a su gigantesca clientela de más de mil trescientos millones de usuarios que consumen unos seis mil millones de horas de vídeo cada mes… Por eso Google compró YouTube. Con más de 130 millones de visitantes únicos al mes, en Estados Unidos, YouTube tiene una audiencia superior a la de Yahoo! En Estados Unidos, los 25 principales canales online de YouTube tienen más de un millon de visitantes únicos a la semana. YouTube ya capta más jóvenes de entre 18 y 34 años que cualquier otro canal estadounidense de televisión por cable.

La apuesta de Google es que el vídeo en Internet va a terminar poco a poco con la televisión. John Farrell, director de YouTube en América del Sur, prevé que el 75% de los contenidos audiovisuales serán consumidos vía Internet en 2020.

En Canadá, por ejemplo, el vídeo en Internet ya está a punto de sustituir a la televisión como medio de consumo masivo. Según un estudio de la empresa de sondeos Ipsos Reid and M Consulting “el 80% de los canadienses reconocen que cada vez ven más vídeos en línea en la Red”, lo que significa que, con semejante masa crítica (¡80%!), se acerca el momento en que los canadienses verán más vídeos y programas en línea que en la televisión.

Todos estos cambios se perciben claramente no sólo en los países ricos y desarrollados. También se ven en América Latina. Por ejemplo, los resultados de un estudio, realizado por la investigadora mexicana Ana Cristina Covarrubias (directora de la empresa Pulso Mercadológico) confirman que la Red y el ciberespacio están cambiando aceleradamente los modelos de uso de los medios de comunicación, y en particular de la televisión, en México.

La encuesta se refiere exclusivamente a los habitantes del Distrito Federal de México y concierne a dos grupos precisos de población: 1) jóvenes de 15 a 19 años; 2) la generación anterior, padres de familia de entre 35 y 55 años de edad con hijos de 15 a 19 años. Los resultados revelan las siguientes tendencias:

1) tanto en el grupo de los jóvenes como en la generación anterior, las nuevas tecnologías han penetrado ya en elevada proporción: el 77% posee teléfono móvil, el 74% ordenador, el 21% tablet, y el 80% tiene acceso a Internet.

2) El uso de la televisión abierta y gratuita está bajando y se sitúa apenas en el 69%, mientras que el de la televisión de pago está subiendo y ya alcanza casi el 50%.

3) Por otra parte, aproximadamente la mitad de los que ven la televisión (29%), usan el televisor como pantalla para ver películas que no son de la programación televisiva, ven DVD/Blu-ray o Internet/Netflix.

4) El tiempo de uso diario del teléfono móvil es el más alto de todos los aparatos digitales de comunicación. El móvil registra 3 horas 45 minutos. El ordenador tiene un tiempo de uso diario de dos horas y 16 minutos, la tablet de una hora y 25 minutos; y la televisión de apenas dos horas y 17 minutos.

5) El tiempo de visita a redes sociales, es de 138 minutos diarios para Facebook, 137 para WhatsApp; en cambio para la televisión es de sólo 133 minutos. Si se suman todos los tiempos de visitas a las redes sociales, el tiempo de exposición diaria a las redes es de 480 minutos, equivalentes a 8 horas diarias, mientras el de la televisión es de sólo 133 minutos, equivalentes a 2 horas y 13 minutos.

La tendencia indica claramente que el tiempo dedicado a la televisión ha sido rebasado, ampliamente, por el tiempo dedicado a las redes sociales.

La era digital y la sociedad conectada son ya pues realidades para varios grupos sociales en la Ciudad de México. Y una de sus principales consecuencias es el declive de la atracción por la televisión, especialmente la que emite en abierto, como resultado del acceso a los nuevos formatos de comunicación y a los contenidos que ofrecen los medios digitales. 

El gran monopolio del entretenimiento que era la televisión en abierto está dejando de serlo para ceder espacio a los medios digitales. Cuando antes un cantante popular, por ejemplo, en una emisión estelar de sábado por la noche, podía ser visto por varios millones de telespectadores (unos 20 millones en España), ahora ese mismo cantante tiene que pasar por 20 canales diferentes para ser visto a lo sumo por 1 millón de televidentes.

De ahora en adelante, el televisor estará cada vez más conectado a Internet (es ya el caso en Francia para el 47% de los jóvenes de entre 15 y 24 años). El televisor se reduce a una mera pantalla grande de confort, simple extensión de la Web que busca los programas en el ciberespacio y en Cloud (“Nube”). Los únicos momentos masivos de audiencia en vivo, de “sincronización social” que siguen reuniendo a millones de telespectadores, serán entonces los noticiarios en caso de actualidad nacional o internacional espectacular (elecciones, catástrofes, atentados, etc.), los grandes eventos deportivos o las finales de juegos de emisiones de tipo reality show.

Todo esto no es únicamente un cambio tecnológico. No es sólo una técnica, la digital, que sustituye a otra, la analógica, o Internet que sustituye a la televisión. Esto tiene implicaciones de muchos órdenes. Algunas positivas: las redes sociales, por ejemplo, favorecen el intercambio rápido de información, ayudan a la organización de los movimientos sociales, permiten la verificación de la información, como es el caso de WikiLeaks… No cabe duda de que los aspectos positivos son numerosos e importantes.

Pero también hay que considerar que el hecho de que Internet esté tomando el poder en las comunicaciones de masas significa que las grandes empresas de la Galaxia Internet —o sea, Google, Facebook, YouTube, Twitter, Yahoo!, Apple, Amazon, etc.— todas ellas estadounidenses (lo cual en sí mismo ya constituye un problema…) están dominando la información planetaria. Marshall McLuhan decía que “el medio es el mensaje”, y la cuestión que se plantea ahora es: ¿cuál es el medio? Cuando veo un programa de televisión en la web, ¿cuál es el medio? ¿la televisión o Internet? Y en función de eso, ¿cuál es el mensaje?

Sobre todo, como reveló Edward Snowden y como afirma Julian Assange en su nuevo libro Cuando Google encontró a WikiLeaks (1), todas esas mega-empresas acumulan información sobre cada uno de nosotros cada vez que utilizamos la Red. Información que comercializan vendiéndola a otras empresas. O también cediéndola a las agencias de inteligencia de Estados Unidos, en particular a la Agencia Nacional de Seguridad, la temible NSA. No nos olvidemos de que una sociedad conectada es una sociedad espiada, y una sociedad espiada es una sociedad controlada.

(Fuente: Contrainjerencia)

El periodismo lucha por sobrevivir

El periodismo lucha por sobrevivir

 

4:47:01 p.m. 

Afirmó en una charla online Miguel Ángel Bastenier, quien ha vivido de frente las más grandes transformaciones del periodismo. Lo ejerce, lo estudia y lo enseña. ¿Qué reflexiones tiene para compartirnos este personaje que habla con pasión y firmeza de un oficio que conoce como pocos? 

El discurso predominante acerca del periodismo es que sigue vigente pese al advenimiento de la realidad on-line, que lo único que cambia es el soporte, el espacio electrónico en lugar del papel, e incluso haciendo gala de un considerable optimismo, que el papel y el digital pueden seguir su camino juntos en feliz colaboración. 

Pero Bastenier  no está “del todo convencido de que la realidad sea tan geométrica” Que el papel se halla en una situación gravísima “está fuera de toda duda; son contados los diarios que ganan dinero y el digital aún no da verdaderos beneficios”. 

La amenaza es legítima, afirma “pero no por ello menos peligrosa, es el crecimiento de las redes sociales”. Y sostiene que el “crecimiento de Facebook, Twitter y demás, especialmente entre la juventud, es un tiempo y una dedicación que inevitablemente se restan de la atención y seguimiento que esas generaciones presten a las organizaciones que profesionalmente se ocupan de la producción y distribución de contenidos informativos”. 

Con todo el respeto del mundo a las redes sociales, Miguel Ángel Bastenier sostiene al respecto: “Lo que estas ponen en circulación es comunicación, no necesariamente información, que, de momento, sigue limitada a los periódicos, impresos o digitales, y que de la pugna entre esas dos formas de llegar al público se dilucidará el futuro del periodismo; en definitiva, que ese futuro está todo menos asegurado. Y no afirmo con esto que el periodismo vaya a desaparecer, sino que tiene un porvenir muy complicado, que le exige una profunda renovación para sobrevivir”. 

(Fuente: FNPI)

 

 

La batalla del primer párrafo y más

La batalla del primer párrafo y más

 

8:43:38 a.m. 

Entrar de lleno en la historia y conquistar al lector para que no abandone el texto, es una de las recomendaciones más puntuales que siempre hago a los estudiantes de periodismo, y también aquellos que, una vez graduados, comienzan su vida profesional en cualquier redacción de un medio de prensa. 

Hay que ganar la batalla del primer párrafo, repetimos hasta el cansancio en el aula, y en cualquier otro lugar donde se “caiga el burro”. El primer párrafo no puede ser de prólogo, hay que entrar en el tema, echar a un lado las impresiones o valoraciones personales o circunstanciales.  Y si de géneros hablamos, contrario a los que muchos creen,  no hay ninguna razón para esperar. En el reportaje se puede esperar un poco, pero en la nota, seca, información o noticia, nunca. 

Comenzar los textos con el personaje, en la crónica o en el reportaje, es mejor que esperar a contar de quién o de qué se escribe. Escribir un sujeto de tres líneas en el arranque del texto, atenta contra el interés del lector sobre la información, aunque no si redacta a manera de un mazazo. Es ese “atrápalo por el cuello”, referido al lector. 

Lo que se cuenta en los textos, debe ser contundente. Eso de escribir “al parecer” es un debilitamiento que no interesa, porque genera una duda que “ni ustedes mismos se creen”.  Y se ha puesto de moda. 

Hay que huir de los llamados latiguillos y frases hechas, de esas que se quedaron en el lenguaje como una muleta para el que escribe. Las frases hechas “sobran siempre”, y ya va haciendo falta un manual para relacionarlas. 

No se trata de escribir corto, se trata de escribir bien. Y eso se aprende con la práctica y con los años, leyendo mucho a los buenos y escuchando a esos cuya vida ha estado al servicio del buen periodismo, en cualquier país, en cualquier época.

 

 

 

 

 

 

Érase una vez una noticia

Érase una vez una noticia

11:08:50 p.m. 

Por Mercedes Rodríguez García

Aunque está fuera de duda la importancia de los géneros en el desarrollo y consolidación del Periodismo, la actual tendencia a su combinación provoca numerosas interrogantes respecto a los caminos transitados por este arte en lo que va del siglo XXl.

En el ámbito profesional, afirman las doctoras María del Pilar Martínez y Susana Herrera, la situación se agudiza con algunas denominaciones erróneas y la pérdida de un marco normativo entre uno y otro. A esto súmese  la distorsión que introduce la personalidad de los actores (periodistas) de los diferentes medios en los productos comunicativos.

La tendencia a mezclar los géneros, fuera de simples vicios de estudiantes de pregrado o experimentos de profesores estudiosos y atrevidos, llega a convertirse en boga en la prensa diaria. Una información «cronicada», un comentario «noticioso», una entrevista con estructura de reportaje o cualquier otra modalidad que denote fusión, asoman a la prensa de hoy con total consentimiento de quienes la producen y consumen.

No se trata de mero capricho de moda sino de un consenso entre emisores y receptores para hacer más ameno y atractivo el producto comunicativo. Una forma original de brindar lo cotidiano con sabor a revelación.

Apoyándonos en algunos estudiosos del tema, el género periodístico se puede entender como una «respuesta estructural y estilística a las diferentes necesidades expresivas de los hombres» (Sánchez y López Pan, 1998: 17).

Según Gomis, siendo el periodismo «un método de interpretación sucesiva de la realidad», corresponde a los géneros cumplir diferentes funciones para responder y satisfacer los intereses de la sociedad.

Por tanto desde esta perspectiva, ellos especifican las funciones que se atribuyen al periodismo, «de manera que su evolución está muy ligada al ritmo de las demandas sociales y de los objetivos de la misma profesión periodística» (Gomis, 1989: 103-108).

Estas y otras razones nos llevan a pensar que la fusión no es más que el resultado de una necesidad de resaltar con igual jerarquía, cada norma, haciendo valer por encima de toda preocupación estructural, su rigor formal y estilístico.

Si vamos a los orígenes, al surgimiento de cada género le antecedió una período específico: el auge de la Teosofía a los de opinión, los sucesivos avances científicos a la noticia y el archiconocido Crack del 29 a la interpretación… por citar algunos.

En consecuencia, el siglo XXl cargado de descubrimientos, política, economía, religiones, crisis, guerras, etc; ubicados en un mismo nivel de atención e importancia mundial, demanda una proliferación de los géneros periodísticos, todos en igual dimensión,  como forma de reflejo de esa realidad tan híbrida.

El receptor, insertado en esa sociedad convulsa donde nada ocurre de manera aislada y casual sino en estrecho vínculo con otros fenómenos o derivado de algún proceso, prefiere una prensa consecuente, en la que en poco espacio se opine, informe, valore, comente, interprete y cronique sin perder por ello la esencia veraz del periodismo. Tomemos en cuenta que los géneros no son algo cerrado y acabado, por el contrario flexibles y dinámicos, según estudios al respecto  e incluso predicciones del propio Martín Vivaldi.

La fusión  que apreciamos en la actualidad nace y crece a partir de un mecanismo de subsistencia o una forma de mantenerse firme ante el cambio constante, sin dejar de conservar la identidad. Resulta el juego de lo que según Sánchez y López Pan son «instituciones vivas que evolucionan para ajustarse a las funciones propias de la actividad a la que sirven» (Sánchez y López Pan, 1998: 18).

Y no sólo evolucionan, también pueden desaparecer y originar otros. Quizás sea la hora de reconsiderar el fenómeno o de nominar estas nuevas formas de hacer periodismo que lo acercan más a la esencia humana, a su subjetividad y necesidad de consumo espiritual. Sin mencionar la demanda creativa de quienes hacemos periodismo, que como arte al fin, parte del interior del artista.

Bibliografía

Gomis, L. (1989). Teoría del Géneros Periodísticos. Barcelona: Centro de Investigación de la Comunicación. 

Gomis, L. (1991). Teoría del periodismo. Cómo se forma el presente. Barcelona: Paidós. 

Sánchez, J.F. y López Pan, F. (1998). Tipologías de géneros periodísticos en España. Hacia un nuevo paradigma. Comunicación y estudios universitarios, 8, 15-35.

¿Quién es el verdadero creador del terrorismo?


 8:09:41 a.m.


Entrevista con Charles Del Campo, autor y periodista de investigación.

En Entrevista con RT, Charles Del Campo, autor y periodista de investigación, revela quién es el verdadero creador del terrorismo, a quién beneficia su financiación y qué tiene que ver con «el gobierno mundial». Además, reflexiona sobre la razón por la que el pueblo de EE. UU. se mantiene en una apatía colectiva, pese al accionar negativo de su gobierno y explica qué riesgos corren los investigadores como él develando los crímenes y las teorías conspirativas de la actualidad.

(Fuente: Video bajado de RT)

 

¿Cuáles son los costos de la no calidad?

¿Cuáles son los costos de la no calidad?


 

05/11/2013 21:52:54 

 

Este enfoque, concebido para las empresas capitalistas mexicanas, también es digno de tener en cuenta para la nueva empresa estatal socialista que se modela en Cuba. Establezca usted, empresario «de nuevo tipo» los límites y las diferencias. No improvise. Estudie, aprenda y ejecute lo mejor para sus producciones.

 

En épocas de crisis, la calidad es la diferencia, pero ¿cómo lograrla si está comprobado que al no lograrlo se consume entre 5 y 35% de las ventas anuales?

Muchas empresas se enfocan en la cuestión del rediseño de un producto o servicio; existen aquellas que optan por dirigir la estrategia hacia aquellos aspectos relacionados con los costos, sin embargo, muy pocas son las que se centran en la calidad como el eje para elevar su competitividad y, de esta manera, lograr mayores niveles de crecimiento.

Si bien es cierto que aún permea la idea de que contar con un sistema de gestión de calidad es un gasto más que una inversión, también debe valorarse cuáles son los costos de la «no calidad».

Actualmente existen datos que indican que los costos de la no calidad representan una proporción aproximada de entre el 5 y el 35 % sobre las ventas anuales de las organizaciones, lo que sin duda plantea un importante reto, sobre todo para las empresas mexicanas que buscan incrementar su competitividad en un periodo de recesión económica.

Bajo esta perspectiva, resulta relevante considerar que la calidad debe verse como un proyecto de largo plazo y como un agente de cambio en las organizaciones, debido a que cada vez se vuelve más relevante como factor que determina las posibilidades de realizar negocios, tanto en el mercado local como a nivel internacional.

Al establecer prácticas y estándares de operación similares, es posible tener una mayor integración de las cadenas de producción. Es importante analizar de qué manera la organización va a obtener una mejora, un beneficio, y qué procesos serán mucho más eficientes, es decir, se disminuyen los errores, se controlan y se mejoran.

Adicionalmente, existe mayor comunicación entre los diferentes niveles de la organización debido a que hay claridad respecto a los objetivos que se deben alcanzar; en consecuencia, se genera un servicio al cliente mucho más eficiente. Una organización que opera bajo sistemas de gestión de calidad, más allá de cumplir con alguna norma o lineamiento, se vuelve mucho más atractiva en el mercado.

El caso de México, es elocuente. De acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), del año 2000 al 2013, sólo 1% de las empresas del país cuentan con certificados de estándares de control de calidad; y en términos globales, según indica el Instituto Mexicano de Control de Calidad (IMECCA), 70% de las empresas en México no invierten en ningún indicador de calidad.

¿Pero qué se requiere trabajar para revertir dichos indicadores?

De inicio, pensar si se desea contar con una empresa altamente competitiva; en segundo término, preguntar de qué manera va a potenciar las capacidades y resultados de la empresa con el apoyo de un sistema de gestión de calidad; finalmente, analizar de qué manera debe transformarse la organización cuando empiece a operar bajo un sistema de esta naturaleza.

A partir de ese momento, la compañía dejará de atender este tipo de situaciones sólo por un mero tema de cumplimiento y se convertirá en parte de la cultura de la organización de la compañía, la cual deberá permear a empleados, clientes, e incluso, socios de negocio.

Operar bajo un sistema de calidad, más allá de los beneficios económicos que le genera a la organización, se traduce en mayor confianza y seguridad por parte del cliente hacia la empresa, debido a que éste tiene la certeza de que es una organización que trabaja bajo una perspectiva de mejora continua. Por su parte, la compañía cuenta con los elementos necesarios para documentar procesos relacionados con la calidad.

Si se tiene claro el punto de partida de la empresa, va a ser posible dar seguimiento a los beneficios puntuales que se obtienen después de implementar un sistema de gestión.

En términos prácticos, existen cuatro aspectos clave en los que las organizaciones pueden observar las ventajas que les brinda operar bajo un sistema de calidad:

1) Relación con clientes: reducción de quejas y, en consecuencia, incremento de la rentabilidad de la empresa y de sus productos y servicios.

2) Cadena productiva: optimización de procesos y eficiencia de tiempo.

3) Proveedores o socios estratégicos: reducción de costos por mal desempeño de materia prima; y

4) Empleados: reducción de costos por rotación de personal y por accidentes.

Cada vez es mayor el número de empresas que operan bajo una perspectiva de calidad como un elemento clave para la estrategia del negocio, sin embargo, aún existen áreas de oportunidad, sobre todo en la percepción que se tiene sobre los sistemas enfocados a este tipo de prácticas.

 

 (Fuente: AltoNivel.com.mx / Bernd Indlekofer)

 

Conócete y tendrás éxito

Conócete y tendrás éxito


 

05/11/2013 21:42:51 

 

Nadie puede lograr grandes cosas si no es totalmente sincero a la hora de tratar consigo mismo.

 J. Russell Lowell

 

La clave para el éxito es sencilla: conócete a ti mismo. Así es, para crecer y alcanzar todo lo que te propongas, lo primero que tienes que hacer es conocerte a ti mismo, es decir, tus puntos fuertes y debilidades, tus objetivos y oportunidades, tus hábitos tóxicos y exitosos.

 

Tienes que evaluar tu experiencia: los lugares y situaciones en donde has estado, los triunfos y fracasos, el aprendizaje obtenido y la manera en que ha mejorado tu vida; así como tu presente: lo que sucede en tu vida personal, familiar, laboral y social. 

De otra manera será muy difícil establecer un camino recto hacia dónde deseas dirigirte, y las vueltas en U serán continuas. Ésa es la única manera para conseguir tracción y seguir  desarrollándote a ti mismo con impulso, pasión, disciplina, esperanza y diversión. 

Mientras más consciente seas tomarás mejores decisiones y obtendrás mejores resultados.

Al respecto existen tres tipos de personas:

1. Las personas que no saben lo que les gustaría hacer

a. Están confundidas y no tiene propósito ni dirección.

b. Hacen unos pinitos por aquí y otros por allá.

2. Las personas que saben lo que les gustaría hacer pero simplemente no lo hacen

a. Viven frustradas.

b. Se enfocan en lo que no tienen o en lo que les hace falta.

3. Las personas que saben lo que les gustaría hacer y lo hacen

a. Viven realizadas.

b. Se conocen a sí mismas.

c. Su pasión es alta.

d. Se enfocan en el propósito.

¿En qué tipo de persona entras tú?

9 preguntas para conocerte

Si quieres cambiar y crecer, debes conocerte y aceptarte tal como eres, y las siguientes interrogantes te ayudarán a aclarar tu situación, tomar mejores decisiones y trabajar en el proceso de crecimiento para conseguir lo que te propongas:

1. ¿Me gusta lo que hago?

2. ¿Qué me gustaría hacer?

3. ¿Puedo hacer lo que me gustaría hacer?

4. ¿Para qué me gustaría hacerlo?

5. ¿Qué requiero hacer para conseguirlo?

6. ¿Conozco a las personas que ya han hecho lo que me gustaría hacer?

7. ¿Qué precio estoy dispuesto a pagar para lograrlo?

8. ¿Cuándo puedo empezar a hacer lo que me gustaría hacer?

9. ¿Cómo será mi vida cuando llegue hacer lo que me gustaría hacer?

Recuerda que uno de los mayores riesgos del crecimiento personal es que lo entiendas pero no lo hagas.

Por el simple hecho de estar leyendo estas líneas demuestras ocupación e interés en crecer tu persona; tienes la formación y estructura mental suficiente para entenderlo, ahora depende de ti ponerlo en práctica.

¡Sé todo lo que puedes ser, alcanza metas más altas!

Nota: El autor es socio fundador del equipo global de John C. Maxwell, y director de su empresa Humanos en Desarrollo, donde ayuda a las empresas a encontrar talentos y desarrollar al máximo el potencial de las personas para que alcancen metas más altas. Puedes contactarlo a través de sus redes sociales (/Vicoach en Facebook y @victorsuarez en Twitter), su e-mail victor@humanosendesarrollo.com o en su página www.humanosendesarrollo.com.

 

Para saber más: 

3 pasos hacia el autoconocimiento de un líder 

Decir «no sé» puede reforzar tu liderazgo

5 líderes comparten su «know how» para hacer negocios

Líderes sin pantalones... ¿te suena familiar?

 

 

 

(Fuente: AltoNivel.com.mx / Víctor Suárez)

El uso de internet no quita audiencia a otros medios

El uso de internet no quita audiencia a otros medios


28/7/2013 23:56:32 

 

El uso importante de uno de los tres tipos de media  más importantes (por alcance), no significa necesariamente que se dedica menos tiempo a los otros media, según los resultados del estudio realizado por Edison Research y Arbitrom. El estudio ha analizado el promedio de tiempo dedicado a internet, televisión y radio según los datos facilitados por los usuarios, y clasifica los resultados por horas dedicadas.

 

Los usuarios frecuentes de internet  (aquellos con más de 4 horas diarias de uso), reconocen conectarse más de 7 horas diarias, pero el tiempo que dedican a la televisión (3:35 frente a 3:33) y radio (2:07 frente a 2:04) está a la par con el tiempo dedicado por la población en general.

Lo mismo ocurre para los usuarios frecuentes de televisión (aquellos con más de 5 horas diarias), que dicen ver un total de 8 horas y 16 minutos de televisión todos los días, pero sin embargo afirman estar menos tiempo conectado a la red (2:52 frente a 2:38) y a escuchar la radio (2:12 frente a 2:04) que el norteamericano promedio de más de 12 años de edad.

Finalmente, el oyente frecuente de radio (más de 3 horas diarias), dice escuchar la radio casi 6 horas y media diarias. Y en comparación con la población general, dedican casi tanto tiempo a ver televisión (3:31 frente a 3:33) y casi 20 minutos más a conectarse a internet (3:00 frente a 2:38).

El estudio también revela que 256 millones de americanos de 12 años de edad en adelante, ven la televisión (por encima de los 230 millones de hace una década), mientras que 243 millones escuchan la radio (superior a los 223 millones de hace 10 años), y son ya los 232 millones que acceden a internet (cuando hace 10 años eran 178 millones). El tiempo promedio dedicado a estos tres medios hoy en día es de 8 horas y 15 minutos, muy por encima de las 7 horas y 3 minutos de hace una década.

 

(Fuente: puromarketing)