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LA TECLA CON CAFÉ

La India, un pretexto para hablar del Mundo con sus brechas

La India, un pretexto para hablar del Mundo con sus brechas


 

31/05/2012 13:58:50

 

La India sigue siendo un país de grandes contrastes. Entre las riquezas naturales y el crecimiento económico, se abre una enorme brecha: la pobreza, la desnutrición, y la falta de servicios de salud y de saneamiento.

 

Según cifras oficiales, el crecimiento promedio entre 2007 y 2011 fue de 8,2 por ciento, pero la pobreza solo disminuyó 0,8 %. Las cifras no siempre muestran el fondo de la verdad, y muchas veces son manipuladas a través del método utilizado. Un ejemplo pudiera el que utiliza ese país para medir la pobreza, basado sobre 50 centavos al día. Todo un insulto si se tiene en cuenta que no se ajusta a los estándares internacionales. 

Si no, pregúntenle al Premio Nobel de Economía, Amartya Sen, quien recientemente dijo que las estadísticas de pobreza de India «son muy controvertidas y poco confiables», y pidió «un cambio radical». 

Si la India siguiera los estándares fijados por el Informe de Desarrollo Humano de 2012, la pobreza alcanzará a 55 por ciento de la población, pero obsesiona más la estadística del crecimiento que mostrarán a escala internacional que los objetivos logrados en materia de educación y salud.

Aunque tampoco creo mucho en ciertos listados, resulta sintomático que el país del sur de Asia, aparezca en el lugar 134, entre 187 naciones, en el Índice de Desarrollo Humano de la Organización de Naciones Unidas (ONU). 

Una de las principales consecuencias de la pobreza es que atenta contra el derecho a la alimentación. India tiene la mayor cantidad de personas desnutridas, mal que afecta a 21 de sus habitantes. Además, 42 por ciento de los menores de cinco años muestran bajo peso. 

Recientemente, y en el marco de otro Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Miloon Kothari, coordinador del Grupo de Trabajo sobre Derechos Humanos (WGHR, por sus siglas en inglés).

En la India, cierto,   el derecho a la alimentación es «justiciable», pero la realidad es que, pese al exceso de granos, su  mecanismo de distribución es insatisfactorio y falta apoyo al sector agrícola. El hambre conmociona y la biotecnología crece. 

En materia de agua y saneamiento, la India alcanza otro máximo vergonzoso: tiene la mayor cantidad de personas que defecan al aire libre, 51 por ciento de la población. 

Por otra parte, el proceso de desarrollo de India, que depende en gran medida de la explotación de recursos naturales, llevó al desplazamiento y al despojo de millones de indígenas en todo el país.

Las multinacionales están cada vez más interesadas en invertir en el centro de India, en estados como Orissa y Andhra Pradesh. Mientras las compañías adquieren tierras, miles de indígenas reciben disparos de la policía en defensa de los intereses corporativos.

Y por si fuera poco las fuerzas de seguridad recurren a la tortura especialmente  y de manera brutal en zonas conflictivas como el noreste, en Jammu y Cachemira. Las desapariciones forzadas, las detenciones arbitrarias, los asesinatos extrajudiciales y la violencia sexual continúan arraigadas en esas zonas.

Esa es la otra cara de la India, de la India que padece, de la que no está en ninguna postal, ni se exhibe en sus pagodas al aire libre, ni en el Taj Mahal, ni en otras joyas arquitectónicas que fomentan el turismo desconsiderado; ni en su música ni instrumentos musicales exóticos que tanto agradan al extranjero; ni en su danzas mitológicas y bailes tradicionales y mucho menos en su  Bollywood, un barrio convertido en el centro de la industria cinematográfica más prolífica en el mundo…

Esa es la India que se oferta y se vende. Como muchos otros países entran en la compraventa de sus catedrales, sus plazas, sus playas, sus mercados, sus flores y frutos, su arte, sus trajes típicos, sus modos, costumbres y hasta sus gentes…

El desafío es enorme. Parece que la India, y el Mundo, jamás tendrán una sola cara. Se trata del Mundo para que sea mundo, el mundo bipolar; histórico y por naturaleza, contrario en si mismo. Mas corresponde a los políticos hacer que, al menos, predominen las luces y no las sombras. En un final, están donde están, y en minoría, porque los más trabajamos para ellos.

 


 

 

 

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