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LA TECLA CON CAFÉ

Prensa tradicional e Internet ¿enemigos o confidentes?

Prensa tradicional e Internet ¿enemigos o confidentes?

 

Por Mercedes Rodríguez García

Ante la opinión pública, "los perjudicados son los medios tradicionales y el rey, lógicamente, es Internet". Expresiones como estas recorren hoy el mundo como consecuencia del vaivén económico que experimentan los medios ante el cambio de las tendencias de ocio de los jóvenes, y los no tan jóvenes.

Los más conservadores introducen la red como instrumento de primera mano para informarse al tiempo que le declaran la guerra, en lugar de aunar esfuerzos, en favor de la cultura. Sin embargo varios analistas insisten en la necesidad de replantear algunas de las posturas enraizadas, en referencia a su carácter jerárquico y endogámico. (Martínez: 2003)

Editores, ejecutivos y periodistas asumen con recelo la sombra de la decadencia de la prensa diaria. Sin embargo, parece ser un hecho: la sociedad de la información vive en la era de la abundancia y los periódicos pierden su fuerza, a pesar de sus potentes redacciones, sus recursos profesionales y su competitivo mercado.

Gran parte de la población reserva su nueva dieta informativa a la televisión -único medio de masas-; los diarios gratuitos por ser "cómodos, rápidos de leer, útiles y libres"; e Internet  por brindar información actualizada, personalizada y abierta a la participación.

El crecimiento de la gratuidad y la fragmentación de la publicidad atentan contra la rentabilidad de la información, por lo que Internet y los diarios gratuitos -también conocidos como la nueva prensa popular- constituyen actualmente los grandes desafíos para la prensa de pago, convertida ahora en un producto elitista.

Les urge a los periodistas aumentar la calidad del producto en aras de garantizar los altos índices de ventas históricamente alcanzados por el formato tradicional. No olvidemos que aún cuando la diferencia entre el periodista "digital" y el "convencional" radica en las rutinas productivas que desarrolla, la función social de la prensa sigue siendo un denominador común. Por lo tanto, el público y sus preferencias y necesidades constituyen para ambos la principal prioridad.

En la actualidad, las audiencias se despojan de las obligaciones y los hábitos informativos de antaño y prefieren la fusión de la información, el entretenimiento y la comunicación interpersonal, lo que genera desatención a los soportes tradicionales. No obstante, los medios tradicionales presentes en Internet tienen ya una audiencia definida que cambia o amplía su forma de asomarse a los contenidos del medio. Además, su desarrollo virtual parte de unos contenidos ya elaborados por una redacción según una idea editorial y de negocio que ha demostrado ser exitosa en el mundo real. (Edo, 2002)

Como señalan varios especialistas, los cambios experimentados con la aparición de la Red engendran nuevos paradigmas para comprender los procesos de comunicación pública en medios masivos aunque, más que un cambio, aparecen como una mutación de los paradigmas tradicionales.

Algunos rasgos apuntan al fin: el descenso de la difusión de los productos genera la caída de la venta de los diarios; disminuye la audiencia como resultado de la fragmentación; decrecen las inversiones; los medios producen muy poca información propia. Aislados intentos cambian esa tendencia como las decisiones de The Guardian, The New York Times, Financial Times o The Times de unificar sus redacciones y comenzar a publicar la información en la Web sin esperar a las ediciones impresas.

El desarrollo comercial de Internet resulta lento, incluso cuando  la información se libera del soporte. Las inversiones publicitarias en Internet distan muchísimo de las necesidades de los medios, aunque muchos ciberdiarios comienzan a ofrecer resultados operativos positivos.

Lastradas por escasos ingresos, las redacciones digitales producen poca información propia y continúan viviendo de los contenidos de las ediciones impresas y de los despachos de agencia. No obstante, siempre encuentran argumentos para renovar licencias, como la BBC que alega estar inmersa en una gran operación de convergencia digital (televisión, radio, Internet). Los editores británicos creen que la publicidad digital suma y no resta a la de papel.

Por otro lado la aparición del periodismo ciudadano resulta el fenómeno más relevante y revolucionario de los últimos tiempos. Los lectores crean contenidos a través de herramientas digitales como los blogs, los foros, los wikis o los llamados medios hiperlocales. Con su participación, el público hace de la comunicación una conversación, convertido en creador, transformador y distribuidor del mensaje informativo. Cambia para siempre a los medios y al periodismo.

Walter Lippmann, teórico del periodismo objetivo, ya decía que "noticias y verdad no son la misma cosa y deben ser claramente distinguidas. La función de las noticias es resaltar un acontecimiento, la función de la verdad es traer a la luz los hechos ocultos". Se derrumba la autoridad ante la pérdida del pacto implícito entre emisores y receptores. El fundamento: la traición de quienes publican a su audiencia.

Los diarios no poseen futuro entre los jóvenes, principalmente por la crisis de lectura que enfrenta el mundo globalizado, por lo que el enfoque debería estar en el fomento de la información a través de los soportes y medios más accesibles y atractivos. La información está amenazada por el sectarismo, la confusión entre opinión e información, el infotainment, la inhibición del trabajo de investigación y reporterismo a favor de una excesiva confianza en el acceso regular a las fuentes.

El periodismo cambia. La prensa también. Pero el buen periodismo persistirá más allá de su soporte y su modelo de negocio. A pesar del clima de crisis, nunca ha habido tanta audiencia, tantos medios y tantos emprendedores. No es mala señal.

<< Se trata de que todos: editores de prensa, periodistas, sociedad civil y esfera pública seamos conscientes de la necesidad que tenemos de que el periodismo no sólo no muera, como pronostican muchos apocalípticos, sino que se convierta, de una vez y para siempre, en el instrumento de control público al servicio de los ciudadanos que dice ser.>> (Martínez, 2003)

Bibliografía:

Edo, Concha: Las incertidumbres del periodismo en Internet, http://www.saladeprensa.org, Nº 44, junio 2002, Año IV, Vol.2.

Martínez Juan, Alicia: Los retos del periodismo local en la red: hacia una definición del espacio local en la Era global, http://www.saladeprensa.org/art483.htm, No.59, septiembre de 2003, Año V, Vol. 2.

 

 

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