El primer tango en Brasil
lunes, 12 de julio de 2021
11:32:59 pm
Cada palabra que aquí se escriba es un manifiesto de amor al fútbol, a la genialidad de Lionel Andrés Messi. El «Maracanazo» de los de Scaloni será de época por lo que supone, un título para Argentina 28 años después.
El tango es un baile para seductores. Pura pasión, el sentimiento contenido saliendo por los ojos, la piel rozando a la piel. El tango es una batalla, ritmo, tempo, movimientos planificados e improvisados. Si la música fuese un orgasmo, sería el tango; si el tango fuese un deporte, sería sin duda el fútbol.
Es de suponer, entonces, que a los argentinos eso de jugar fútbol y bailar tangos no se les da nada mal. Maradona por ejemplo, tomaba al balón entre sus pies y con maestría absoluta se balanceaba en los acordes cual Gardel apasionado. Era un mago mientras bailaba con el balón.
Messi, al contrario, ya es otra cosa. Quizá no hay una palabra para definir tal genialidad. Quizá ni la música ni el fútbol tengan algoritmos para explicar sus movimientos de hombrecillo impredecible. No hay ritmo, ni tempo, apenas un volátil atisbo de pasión, de frente a la pantalla parece no sentir, no temblar, no temer. Messi es un genio, y los genios no necesitan para bailar la sangre caliente de quienes inventaron el fútbol.
Es por eso que Messi ya es historia del fútbol, lo era mucho antes de obtener hace apenas unas horas el primer título con su selección. Podría dedicar unas líneas para hablar del bajo nivel de la Copa América y ponerme a explicar cómo ninguno de los equipos sería favorito ante los no clasificados a cuartos de la Eurocopa. Podría, pero no lo haré, cada palabra que aquí se escriba es un manifiesto de amor al fútbol, a la genialidad de Lionel Andrés Messi.
Mire usted cómo esto del fútbol y del tango padece de impredecibilidad. ¿Quién se iba a imaginar que en el Maracaná se bailaría tango y no zamba? ¿Quién se lo explica a Neymar, a Casemiro...? ¿Quién se lo explica a Emiliano y al mismísimo Messi que todavía no se lo creen? No fue nada sencillo, no fue limpio ni elegante, como se escribió era ese baile de seductores.
El tacto de la piel sobre la piel se hizo de rabia y de impotencia, pecho con pecho, la cabeza erguida, un tempo acelerado, la lucha por el todo y por la nada. A Messi le tocó bailar con la más fea, un baile atemperado, albiceleste... Messi tímido, fugaz, sin intención se dio la media vuelta, movimiento sutil cuasi perfecto. Messi entonó la de Gardel y bailó su primer tango en Brasil.
(Fuente: VanguardiadeCuba/ Por Dayana Darias Valdés)
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