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LA TECLA CON CAFÉ

El Tampa del Bay Rays es también el Tampa de José Martí

El Tampa del Bay Rays es también el Tampa de José Martí

 

9:30:51 p.m. 

Mucho se habla por estos días del partido de exhibición del Tampa Bay Rays —novena de las Grandes Ligas estadounidenses—, ante la selección cubana, con la presencia en el estadio del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, este 22 de marzo. Por ello me parece oportuno retomar la historia, en este caso aquella que vincula a nuestro Héroe Nacional con la ciudad de procedencia de los peloteros de EE.UU. De ese modo pienso que podemos conocernos más profundamente y darnos cuenta de cuánto existe de desconocimiento en nosotros mismos. 

Les propongo leer el siguiente artículo publicado en el sitio web Habana Radio, en el que rememora también la visita que hace poco hiciera a Tampa el Historiador de la Ciudad de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, quien tuvo el privilegio de andar por las mismas calles que transitó el prócer cubano en el siglo XIX:

Los cubanos conocemos, sin dudas, de la vida y obra del Apóstol de nuestra independencia, José Martí. Sabemos también que variados han sido los escritos donde ha reflejado su pensamiento relacionado con Estados Unidos, ideas que no están fundamentadas solamente en su pensamiento, claro y preciso, sobre esa nación, sino sustentadas gracias a su propia presencia en ese territorio. 

Tantos y tantos instantes de la vida de José Martí pueden citarse en relación con Estados Unidos. Solo baste decir que vivió en Norteamérica entre 1880 y 1895. Pero hubo una ciudad con la que mantuvo un estrecho vínculo: Tampa, una urbe que visitó veinte veces en un periodo de tres años y del cual escribió: “Pueblo fiel —el pueblo educado— donde aprenden a pensar en la misma mesa donde se ganan la vida”. 

Así vio y constató Martí cómo eran las mujeres y hombres que conoció,  muchos de ellos lectores de tabaquería, quienes junto a tantos otros aportaron fondos que contribuyeron a sustentar las luchas emancipadoras contra la corona española. Precisamente fue en Ybor City, la barriada más antigua de Tampa, donde Martí trabajó y compartió con este gremio tabacalero de emigrantes. 

Tampa fue uno de los focos de emigrados cubanos más activos en la lucha por la independencia de la Isla y, según investigaciones realizadas, desde allí partieron cerca de 27 expediciones militares financiadas y principalmente tripuladas por cubanos para luchar en la patria. 

Según la Doctora Ana Cairo, el arribo de los cubanos a Tampa y el inicio de la creación de una colonia propia se remontan al año 1886, la cual se incrementó con los emigrados de la Guerra de los Diez Años. Muchos obreros, fundamentalmente tabaqueros, llegaron aquí en busca de un trabajo seguro y para asentarse con su familia. Para finales de 1886 ya residían en Tampa unas 1 200 personas, donde los cubanos representaban una mayoría significativa. 

Para seguir con las fechas, la primera fábrica de tabacos, la “Príncipe de Gales”, fue fundada por Martínez Ybor, alrededor de la cual surgió la localidad de Ybor City (fue un 26 de noviembre de 1891, cuando Martí conoció a Martínez Ybor y a su esposa, durante su primera visita a Tampa, once años después de su primer viaje a Estados Unidos). También otro poblado de cubanos, West Tampa, se conformó en 1892, donde surgieron otras fábricas de tabacos. El negocio prosperó por lo que nacieron más fábricas: de Haya, de Cendoya, de Hidalgo y de otras marcas. Esta industria tabaquera cubana en Tampa siempre estuvo relacionada con la defensa de las causas justas de Cuba. 

La relación de José Martí con Tampa es entrañable. Fue el 25 de noviembre de 1891 cuando la visitó por primera vez. Fue invitado por Nestor Carbonell, presidente del Club Ignacio Agramonte, para asistir a una fiesta artística literaria. Fue recibido por emigrados revolucionarios cubanos, en su mayoría los tabaqueros. Al día siguiente, recorre los talleres y fábricas de tabacos, y como apuntan todos los escritos y testimonios, el recibimiento de los trabajadores fue extraordinario. 

Al día siguiente —jornada histórica—, el 26 fue presentado ante los miembros del Club Ignacio Agramonte, en el Liceo Cubano de Tampa. Fue el momento en que pronunció su histórico primer discurso conocido con el nombre de “Con todos y para el bien de todos”. 

Posteriormente, el 27 de noviembre y en recordación del fusilamiento de los estudiantes de medicina, habló en la Liga Patriótica Cubana y así quedó registrado su discurso conocido por “Los pinos nuevos”. Ese mismo día fundó la Liga de Instrucción, creada para contribuir a la educación y a la enseñanza entre cubanos, semejante a la que existía en esos momentos en Nueva York. En esa primera visita permaneció José Martí en Tampa hasta el 28 de noviembre. 

Como han apuntado los historiadores, la ciudad de Tampa fue el mejor escenario de José Martí para su gestión revolucionaria, pues contactó con las organizaciones patrióticas de la urbe y les hizo ver la necesidad de unirse. Así quedaron plasmadas por escrito las bases y los estatutos del Partido Revolucionario Cubano. 

En los años 1892, 1893 y 1894 otros viajes a esta ciudad fueron realizados por Martí, instantes en que aprovechó para reunirse con cuanto grupo, club o liga fuese posible y así explicar cuán necesaria resultaba la guerra para la independencia de Cuba. Muchos lugares se hicieron eco de discursos y aclamaciones de Martí en pos de la unidad de la emigración como elemento también imprescindible para lograr la libertad. 

Por todo esto, Tampa tuvo influencia decisiva sobre los destinos históricos de Cuba. Sus tabaqueros contribuyeron con grandes recursos para la causa. Además, la orden para la Revolución del 95 salió oculta en uno de los tabacos torcidos en las fábricas de Tampa. 

Huellas de la presencia de Martí en Tampa: existe actualmente un parque consagrado al prócer cubano y más de doce monumentos, entre ellos, una estatua, dos bustos, doce indicadores de sitios históricos, un centro de ayuda mutua, una calle, un mural y el Cementerio de Tampa Oeste que originalmente se nombraba Cementerio Martí y una villa. En la actualidad muchos de estos lugares pueden verse preservados como fieles testigos de la presencia martiana, y dedicados a honrar tan significativo acontecimiento. 

El Plaza Ybor es un edificio construido en 1886 y ubicado en la localidad del mismo nombre (Ybor City). En 1893, Martí estuvo allí hablando fervorosamente por la independencia cubana. Por eso, una placa rememora su estancia en el lugar. 

El Parque Amigos de José Martí se ubica justo en el lugar donde se encontraba la casa de residencia de la familia Pedroso —en la Octava avenida y calle 13—, y donde nuestro Héroe Nacional encontró apoyo, cariño y entrega, precisamente en el hogar que Paulina Pedroso le brindó. Durante los días de su convalecencia en diciembre de 1892 —luego de ser envenenado—, Martí permanece en el hogar de Paulina y ella lo atiende con desvelo y dedicación como si fuera su hijo. Por eso él la llamó su “madre negra”. 

También, en el local que fuera la sede original de la Unión Martí-Maceo —heredera de la Sociedad de Libres Pensadores y agrupación de negros y mestizos fundada por antiguos miembros de El Club Nacional Cubano creado en 1899— se mantiene una placa que señala el carácter histórico del edificio.

Todo cubano tiene que reverenciar esta historia, estudiarla. Uno de los más profundos conocedores de la vida de José Martí tuvo la oportunidad, en una reciente visita a La Florida, de recorrer varios de estos sitios donde la huella y la presencia del Apóstol cubano son muy fuertes, aún al pasar los años. El Historiador de la Ciudad, Doctor Eusebio Leal Spengler, evocó varios de estos momentos y caminó por esas calles por las que transitó el prócer cubano en el siglo XIX.

Grande fue el regocijo del Historiador al visitar “este pedacito de tierra que tan amorosamente ustedes —al mencionar a los norteamericanos y cubanos que mantienen el Parque José Martí, en el que pronunció estas palabras— han cuidado. En nombre de todos y en nombre de Cuba, colocamos estas flores haciendo nuestros votos más fervientes porque se establezcan muy pronto lazos reales y que desaparezca el bloqueo a Cuba; que se potencien las relaciones normales entre las familias y entre las naciones; que convirtamos en verdad el ideario martiano poniendo por sobre todas las cosas el amor a Cuba, pero que murió con la ingente preocupación de que había un capítulo todavía por deliberarse: el de una verdadera, absoluta y completa soberanía donde nadie debía intervenir. Las cosas de los cubanos son absolutamente nuestras.”

Leal visitó otros sitios relacionados con Martí en Ybor City como el lugar donde se editó entre 1887 y 1898 “Cuba”, periódico oficial del Partido Revolucionario Cubano y la esquina donde se ubicó la sede de la Liga patriótica de instrucción establecida en 1889.

“Martí vive en el corazón de los cubanos y en la realidad unitaria de Cuba —expresó el Historiador en esa visita—, que está más allá de sus fronteras y de las diferencias que no sean aquellas que conviertan en irreconciliables las ideas. Venimos en nombre de los cubanos y de los norteamericanos que nos acompañan en nuestra travesía, porque sin norteamericanos amigos, Martí no habría podido vivir aquí tantos años. Y sin españoles amigos como los de sus padres tampoco podría haber vivido aquí por mucho tiempo”.

No cabe duda, la huella de Martí y de su relación con Tampa, ciudad norteamericana, está latente y por siglos la comunidad cubana residente y los norteamericanos se han encargado de preservarla como un legado no solo histórico sino también espiritual.

(Fuente: HR)

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