Bolivia: Pensando en el mar, el Papa aboga por un diálogo franco
7:47:45 a.m.
"El diálogo es indispensable". Éste fue el corazón del mensaje que el papa Francisco emitió ayer en la Catedral Nuestra Señora de La Paz para dirigirlo a Bolivia y Chile. "Estoy pensando acá en el mar", precisó ante autoridades locales y del cuerpo diplomático.
El Pontífice, que llegó a El Alto a las 17.27, fue recibido por el presidente Evo Morales, quien al darle la bienvenida le dijo que llegaba “a una tierra que busca justicia, (...) a una parte de la patria grande a la que se le ha mutilado su derecho al acceso al mar mediante una invasión”.
Tras esta alocución del Presidente, Francisco se declaró “contento” de estar en Bolivia, un país “que se dice pacifista (...) y que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz”. Concluido el acto de bienvenida, el Santo Padre fue trasladado en un papamóvil hasta la plaza Murillo, el centro del poder político de Bolivia, donde visitó al Jefe del Estado en el Palacio Quemado, quien le entregó una copia de El libro del mar, junto con otros presentes y la condecoración del Cóndor de los Andes.
Luego, cerca de las 20.00, el Papa llegó a la Catedral para pronunciar un mensaje ante miembros del cuerpo diplomático, autoridades locales y representantes de la Iglesia Católica. Allí subrayó las reflexiones de su segunda encíclica —Laudato si’, presentada el 18 de junio— con respecto a la construcción de una sociedad basada en la “solidaridad” y el “bien común”, por encima “del bien estar” que fomenta el individualismo.
Sobre la base de esta reflexión, el Santo Padre abordó la cuestión del desarrollo de una diplomacia “que evite los conflictos entre pueblos hermanos y contribuya al diálogo franco y abierto de los problemas”. Acto seguido, se mantuvo en silencio por algunos segundos y remarcó: “El diálogo es indispensable (...) Estoy pensando acá en el mar. Construir puentes en vez de levantar muros. Todos los temas, por más espinosos que sean, tienen soluciones compartidas, razonables, equitativas y duraderas. Y, en todo caso, nunca han de ser motivo de agresividad, rencor o enemistad que agravan más la situación y hacen más difícil su resolución”.
(Fuente: La Razón)
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