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LA TECLA CON CAFÉ

La música cubana necesita más promoción, dice Bill Tilford

La música cubana necesita más promoción, dice Bill Tilford


6:39:50 a.m. 

Bill Tilford no es el típico turista estadounidense, aunque para algunos pudiera parecerlo. Habría que conversar con él o haber asistido a su conferencia sobre los premios Grammy —durante el reciente Simposio Internacional Cubadisco 2015—, para comprender que su visita a La Habana apenas tuvo relación con los habituales clichés por los que personas de todo el mundo llegan muchas veces atraídas.

Luego de algunos viajes precedentes, son motivaciones de otra índole las que le hicieron regresar a esta isla. Si hubiera que mencionar alguna, la más importante sería la música. ¿Business or pleasure?, podríamos preguntarle. Pero en su caso, no creo que resulte fácil una estricta demarcación: Bill Tilford vive, literalmente, de su pasión por las sonoridades cubanas.

“Fue un amor de golpe”, es la forma más sencilla que encuentra para explicarme cómo surgió su interés por nuestra música. “Eran los tiempos de la Guerra Fría y en ese entonces escuchar la onda corta representaba parte fundamental de mi niñez. Soy un hijo de la radio; durante aquella época ese fue el principal medio para escuchar música en Estados Unidos. Además, comprar discos físicamente era imposible, e Internet aún no existía. Cuando encontré la música cubana en las emisoras Radio Progreso, Radio Rebelde y Radio Habana Cuba, enseguida me convertí en un fan. Ya te digo, fue un amor de golpe”.

Como productor, escritor y presentador de radio, lo que inicialmente constituía un hobby terminó siendo su razón de ser. Quizás por ello, todos los caminos en su vida parecen tener vínculos, de alguna forma, con el mapa musical de este país. Un universo sonoro que, según indicó en entrevista exclusiva a Cuba Contemporánea, merece mayor atención en América del Norte.

“Es un tema complicado hablar de difusión, porque hay mucha música que existe pero no aparece en soportes físicos que faciliten su presencia en las tiendas estadounidenses. Existe el mito de que todos los norteamericanos compran la música en formato digital; sin embargo, el porcentaje más correcto sería un 40 o 50%, pues el resto suele adquirirla en su forma física. Hay lugares en EE.UU. que, contrario a lo que algunos pudieran pensar, tienen gran interés en vender discos cubanos, lo que falta son enlaces entre las tiendas norteamericanas y las disqueras cubanas”.

“A veces, cuando estoy en Miami —explica— suelo comprar en una tienda que se llama el Museo del Disco. Con frecuencia, el dueño de ese establecimiento, para quien la música cubana es fascinante, me ha dicho que si pudiera acceder a muchas más producciones lo haría, pero no ha sido capaz de encontrar nuevos lanzamientos. Existe un mercado, lo que sucede es que las partes no están conectadas. Espero que las cosas mejoren eventualmente, aunque es preciso tener en cuenta que, si establecer un nuevo mercado dentro de un país puede resultar bastante difícil, entre dos naciones lo es aun más”.

—¿Podríamos afirmar entonces que hay una escasa presencia de la música cubana en Estados Unidos?

—Depende del género. Grupos como Gente de Zona son muy populares entre los oyentes jóvenes. La música tradicional que defiende el Septeto Santiaguero, por ejemplo, también tiene cierta popularidad en estados como Florida, Nueva York e Illinois. En cambio, es más difícil cuando se trata de la fusión o el jazz cubano, sobre todo porque es insuficiente la presencia de discos de esos géneros y de contratos con tiendas en EE.UU.

“La música clásica también merece más atención; pese a su alta calidad es un género casi desconocido en mi país. Ahora hay una oportunidad para aumentar su difusión después de la visita de la orquesta de Minnesota. El reto es encontrar a las personas que estén dispuestas a ayudar. Sin dudas, existen, pero no siempre puede ser fácil dar con ellas”.

—Teniendo en cuenta esas circunstancias, ¿qué se podría hacer desde Cuba para lograr un mayor posicionamiento en el mercado discográfico estadounidense? ¿Cuáles serían los principales desafíos?

—Sé que puede resultar una sugerencia no siempre fácil de llevar a la práctica. Vivimos en una época digital y muchas grabaciones nuevas de músicos cubanos no están ampliamente disponibles en el ciberespacio. Dentro de mi país, por ejemplo, hay casi una obsesión con iTunes, Amazon.com y CD Baby, que son las tres fuentes principales para realizar compras digitales. Si se quiere obtener un mayor reconocimiento en EE.UU. es importante que Cuba encuentre algún mecanismo que permita difundir su música de forma más amplia.

“Aumentar la presencia en Internet, sobre todo en YouTube, ayudaría muchísimo, especialmente si tenemos en cuenta que los norteamericanos de hoy viven en una cultura muy visual. También sería útil que disqueras como EGREM y Colibrí tuvieran sus propios sitios web, y que desde estos espacios se difundieran videos de música cubana. Compartir eso con el pueblo estadounidense puede ser una herramienta eficaz para generar más interés. Cuba aún no produce copias físicas en cantidades suficientes para saturar el mercado norteamericano, pero creo que en la actualidad la puerta principal es, básicamente, digital”.

—Hace algunas semanas se anunció la creación de una futura Academia Cubana de las Artes Discográficas. ¿Cuánto cree que pudiera aportar esta iniciativa a la visibilidad de producciones discográficas cubanas en eventos como los Premios Grammy? Si tuviera que hacer alguna propuesta relacionada con ese empeño, ¿cuál sería?

—Pienso que los músicos cubanos merecen su propia academia. En EE.UU., por ejemplo, las academias tienen una fundación orientada hacia las investigación, enseñanza, apoyo a artistas, etc. No se trata de imitar a las nuestras, porque hemos cometido errores, pero tal vez sería factible tomarlas como punto de partida con las diferencias adecuadas para Cuba.

“Quizás lo ideal sería establecer una academia con énfasis en los músicos y en una mayor difusión de su trabajo tanto en el mercado interno como externo. Mientras, Cubadisco podría centrarse más en lo teórico. Creo que hay espacio para los dos, funcionando en cosas diferentes”.

“La calidad de la música cubana es su fortaleza más importante. No obstante, se hace cada vez más necesario aplicar la publicidad. En ese sentido, podría ser muy valioso que cuando se vayan a presentar fonogramas o músicos cubanos, se indique si ha obtenido algún lauro, ya sea en el Cubadisco u otro tipo de concurso. En mi país, si alguien ha ganado un premio no es ‘tal persona y su grupo’, sino ‘tal persona y su grupo, ganador tres veces de’… Veo que algo así haría falta en el caso de Cuba. En cuanto a los Grammy, estoy convencido de que participar es aprender, hay que vivir la experiencia y con el tiempo es probable que encontremos discos cubanos en el proceso de selección de forma mucho más visible”.

Acercar la música cubana al público estadounidense

Hace unos cuatro años, Bill Tilford pasó a formar parte del proyecto Timba.com, iniciativa que pretende contribuir a una mayor difusión del amplísimo espectro sonoro que, tradicionalmente, ha distinguido a esta isla.

Aunque no pudo cumplir el sueño de llegar a ser un gran instrumentista, su sistemática colaboración con este sitio web se ha convertido en una posibilidad de compartir con otros los nexos que le unen a la música cubana.

“Escribir sobre este tema es una necesidad para mí. Hubo un momento en el que comprendí que no tengo suficiente talento para tocar junto a los maestros, pero me percaté de que podía escribir más o menos bien. Desde entonces, no he dejado de hacerlo”.

Convencido de que las palabras tienen su propio poder, Bill publica con frecuencia reseñas de conciertos, discos y músicos cubanos que muchas veces no tienen espacio en los medios estadounidenses.

“Durante mi estancia en Cuba, tuve la oportunidad de entrevistar a Ernán López-Nussa y cuando regrese a mi país voy a publicar un trabajo sobre su disco Invención Lekszycki. También estuve en la casa de Manolito Simonet, hablamos largo rato, y pienso escribir un artículo sobre su estudio y algunos de los proyectos en los que está trabajando. Siempre estamos en la búsqueda de autores cubanos que quieran colaborar. Ciertamente no hay una remuneración por ello, pero asumimos que Timba.com no es un fin en sí mismo, sino un medio para estar presentes en el ciberespacio y que el público pueda acceder libremente a sus contenidos”.

Pese a su habitual presencia en la red de redes, aquella pasión primigenia por la radio no ha desaparecido. Cada dos martes, los oyentes pueden disfrutar de una sección en la que Bill propone un acercamiento a la música cubana, como parte del programa The Afrocuban Jazz Edition.

“El programa se transmite en WSLR, por la banda FM, entre 10 y 12 de la noche. Tengo un segmento de media hora que se llama Bill´s Bag, donde suelo centrarme no solo en grabaciones realizadas en Cuba sino también de la diáspora. El programa es en inglés porque tiene la intención de atraer a más oyentes estadounidenses; sin embargo, algún día me gustaría tener también un programa similar en español”.

Según su opinión, “la cantidad de emisoras estadounidenses que ofrecen la música cubana ahora mismo es menos numerosa de lo que podría ser. Una invasión de las emisoras por parte de los artistas cubanos podría ser genial. Lo que sucede es que en mi país la banda AM constituye casi un desierto cultural; la banda F.M., no obstante, ofrece más oportunidades.

“Es ahí donde puede encontrarse música cubana en géneros como el jazz, normalmente difundidos por emisoras universitarias. Aparte de eso, en la televisión no se puede encontrar esa música. Representa entonces un reto para los cubanos aumentar su presencia en la radio estadounidense. La oportunidad existe, es que así como con las tiendas hay que establecer un diálogo, encontrar lo que tiene interés y quién tiene interés. Va a ser un proceso y quizás pueda requerir un tiempo.

“Mi sueño —asegura—es poder acceder a lo mejor de lo que está pasando en Cuba en materia de música, y compartirlo con la mayor cantidad de personas posible alrededor del mundo. Con el tiempo, me gustaría trabajar personalmente junto con más artistas cubanos; es que ahora mismo las leyes de mi país lo hacen un poco complejo. No quisiera compartir proyectos a largo plazo, pero sí puedo adelantar que estoy conversando con músicos en Cuba sobre la posibilidad de hacer algo emocionante en el futuro”.

(Fuente: CC /Anailí Román)

 

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