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LA TECLA CON CAFÉ

El proyecto para descifrar el cerebro humano va por buen camino

El proyecto para descifrar el cerebro humano va por buen camino

 

10:50:25 p.m. 

Un año después de lanzar el ‘Human Brain Project’, una relevante iniciativa de la Comisión Europea para reproducir tecnológicamente las características del cerebro humano, los investigadores obtienen resultados notables. Tras la disputa entre neurocientíficos, las cosas parecen haber vuelto a su cauce. 

Un fatigado, pero carismático Henry Markram, uno de los principales líderes del Human Brain Project (HBP) (Proyecto Cerebro Humano) y el autor de un vehemente balance presentado recientemente sobre los primeros 12 meses de trabajo, se dirige a la audiencia en la Universidad de Heidelberg.

“Los progresos han sido notables”, afirma Markram, neurocientífico de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) que coordina el proyecto. “El plan que nos propusimos inicialmente se ha ejecutado extraordinariamente bien. Incluso, algunos subproyectos se encuentran en etapas que no creímos poder alcanzar en dos o tres años”.

Alrededor de 400 participantes del HBP viajaron a la ciudad alemana a finales de septiembre para escuchar a Markram. El científico aprovechó la conferencia para divulgar sus hallazgos y abordar los retos inmediatos de la investigación global colaborativa sobre el cerebro humano. El HBP es un ambicioso proyecto al que se destinarán 1.100 millones de euros (1.300 millones de francos suizos) y que involucra a 112 socios de 24 países, sobre todo europeos, pero también Canadá, China, Israel, Japón y Estados Unidos.

Según Markram, se han alcanzado el 90% de las metas que se fijó el HBP para su primer año de operación –que se articulan a través de los 13 subproyectos que lo integran. Entre ellas, la creación de un ‘modelo biológicamente realista cerebral en 3D’, así como la inauguración del Instituto Europeo para la Neurociencia Teórica de París o un atlas en 3D que será la nueva referencia sobre el cerebro, ya que consiguió 50 veces más resolución que su antecesor más elaborado.

Los investigadores del HBP también realizaron simulaciones a gran escala en cuatro superordenadores, uno de ellos ubicado en el Centro Nacional Suizo de Supercomputación, en Lugano, y probaron chips neuromórficos inspirados en el cerebro, que están compitiendo con los actualmente mejores ordenadores de alto rendimiento.

“Hemos puesto en macha una carrera del cerebro”, dice Markram.

Según explica el científico, es una ‘carrera’ que incluye iniciativas para descifrar mejor el cerebro que desarrollan expertos de EEUU, China, Japón y Australia y que reciben una profusa financiación.

Los Institutos Nacionales de la Salud en Estados Unidos anunciaron en septiembre el otorgamiento de premios por 46 millones de dólares a 58 grupos de investigación involucrados en la BRAIN Initiative, un proyecto promovido por el presidente Obama que intenta desarrollar nuevas tecnologías para estudiar el cerebro y que previsiblemente recibirá 4.500 millones de dólares durante los próximos 12 años.

“Estados Unidos ha hecho planes para muchos años, pero necesitaba un pequeño empujón para ir más lejos. No estamos frente a un solo individuo que comprenderá el cerebro. Lo hará todo el planeta al mismo tiempo”.

Sobre la permanencia de Suiza en el proyecto, Markram afirma que las preocupaciones económicas que causó la exclusión del país del programa europeo de investigación ‘Horizon 2020’ —tras la aprobación el 9 de febrero de una iniciativa antiinmigración— se han resuelto.

El mes pasado, la Unión Europea y Suiza llegaron a un acuerdo para que los investigadores helvéticos se reincorporen como socios en igualdad de condiciones al área de ‘Ciencia Excelente’, el primer pilar de ‘Horizon 2020’, que quiere promover la investigación en Europa. Esto significa que Suiza volverá a recibir financiación directa de Bruselas, que dispone de 25.000 millones de euros para fomentar y desarrollar la investigación científica.

“El resultado de la votación suiza fue un mazazo”,  reconoce Markram. “Pero los representantes del Gobierno helvético y de la Comisión Europea han solucionado el problema y han conseguido que Suiza participe en las [siete]  iniciativas emblemáticas [flagships] de la UE y reciba subvenciones que el Consejo Europeo de Investigación”.

Guerra de ideas

Pero no todo han sido buenas nuevas. El brillante balance anual del HBP también se ha visto eclipsado por algunos enfrentamientos dentro la comunidad científica.

El pasado 7 de julio, un grupo de científicos envió una carta abierta a la Comisión Europea en la que llamaba a reconsiderar las técnicas de desarrollo del HBP y sus criterios de supervisión de avances y resultados. Una misiva que firmaron 770 personas.

El grupo disidente sostiene que el proyecto HBP es manejado con opacidad y destaca que muchos neurocientíficos no comparten sus objetivos. Es más, se comprometen a no participar en proyectos asociados al HBP que reciben 50 millones de euros anuales. Una suma que aportan a partes iguales los Estados miembros de la UE y la Comisión Europea.

En el corazón de la disputa está el manejo que el directorio ejecutivo del HBP ha dado a la actividad experimental y a la neurociencia cognitiva. La crisis, según los inconformes, nace principalmente de la ambigüedad con la que se están manejando temas como la neurociencia.

Yves Frégman, director de investigación del Centro Nacional de Investigación Científica francés y Gilles Laurent, director del Instituto de Investigación para el Cerebro Max Planck, de Fráncfort (Alemania), afirmaron en la edición de septiembre de la revista ‘Nature’ que las simulaciones a gran escala carecen de sentido, si no se centran en datos específicos y si no buscan probar hipótesis concretas. A su juicio, el HBP se está convirtiendo en un oneroso proyecto de gestión de base de datos que persigue “nuevas arquitecturas de alta computación”, lo que lo aleja de su concepción original.

La CE se defiende

La Comisión Europea (CE) ha manifestado públicamente su más firme apoyo al proyecto y al equipo que lo conduce. Pero ha dejado claro también que hay una serie de cambios que le gustaría ver instrumentados.

En la más reciente evaluación del  Acuerdo Marco de Asociación al HBP, una revisión indispensable para desbloquear los fondos de ‘Horizon 2020’, la CE recomendó integrar la neurociencia cognitiva para asegurar que se respeten los objetivos originales. Asimismo pidió que se revise la gobernanza del HBP para mejorar la transparencia, la rendición de cuentas y la comunicación de los resultados obtenidos.

“Pero ya estamos de nuevo en marcha. La Comisión Europea se ha comprometido a apoyar el proyecto”, afirma Thierry Van der Pyl, director de Excelencia en Ciencias de la CE. “Y estamos tomando con una gran seriedad las preocupaciones incluidas en la carta abierta y confiamos plenamente en hallar soluciones para que el proyecto sea más inclusivo que exclusivo”.

Markram, por su parte, declaró en Heidelberg que el directorio ejecutivo también trabaja en atender las inquietudes de la comunidad científica. Y emitió un mensaje conciliador.

“El debate y la divergencias de opinión son una señal de cambio y muy valiosos. Debemos darles la bienvenida y trabajar estrechamente con los colegas que tienen otros puntos de vista”.

Hablemos pues…

Para hacer patente el compromiso de conciliación de visiones, se ha nombrado como mediador a Wolfgang Marquardt, el presidente del Centro de Investigación de Jülich (Alemania). Su objetivo es revisar los mecanismos de rendición de cuentas del HBP para poner en marcha “un enfoque científico nuevo y equilibrado”. Sus conclusiones formarán parte de un informe que se publicará a fines de 2014.

Los signatarios de la carta abierta consideran que el documento que presentará Marquardt constituye un paso en la dirección correcta.

“Nos sentimos muy contentos con el camino que ha elegido la Comisión Europea para responder a nuestras preocupaciones y también con su decisión de nombrar a un mediador. El señor Marquardt parece un interlocutor serio que buscará soluciones”, puntualizó Alexandre Pouget, neurocientífico de la Universidad de Ginebra.

(Fuente: swissinfo.ch

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