¿Por qué Charlie no estaba más protegida?
5:43:17 a.m.
La interpretación de la masacre de Charlie Hebdo se ha convertido en un territorio en disputa. La libertad de expresión y la relación con la minoría musulmana, la dicotomía entre multiculturalismo a la británica o integración secular a la francesa, la lucha antiterrorista y la privacidad son algunos de los ejes del debate.
En el Reino Unido, el director del MI5, Andrew Parker, propuso una nueva ley antiterrorista que conceda más poderes de vigilancia electrónica a los servicios secretos y un importante editor e historiador conservador, Mark Hastings, no dudó en acusar como corresponsables de lo sucedido al fundador de Wikileaks, Julian Assange, y al ex agente de la CIA Edward Snowden.
Mientras Snowden vive en Rusia con un permiso de asilo temporal, Assange está recluido en la embajada de Ecuador en Londres por la presión judicial a la que lo someten Suecia —que sigue demandando su extradición por presuntos delitos sexuales— y Estados Unidos, que lo acusa de terrorismo mediático.
El fundador de Wikileaks se transformó en un símbolo de la libertad de expresión al difundir millones de cables diplomáticos de Estados Unidos sensibles a la opinión pública mundial. Desde la sede diplomática donde permanece desde hace dos años y medio a la espera de autorización para dejar el país, Assange dialogó con Página/12.
—¿Cuál es su interpretación de la masacre de de Charlie Hebdo?
—Como editor, pienso que fue extremadamente triste lo que sucedió con una publicación que representa la gran tradición francesa de la caricatura. Pero hoy tenemos que mirar adelante y tratar de pensar qué pasó y cuál debe ser la reacción. Hay que entender que cada día se está produciendo una masacre de esa magnitud en Irak y otros países del mundo árabe. Y esto ha sucedido gracias a los esfuerzos desestabilizadores de Estados Unidos, el Reino Unido y Francia.
«Francia ha participado en el suministro de armas en Siria, Libia y en la recolonización del estado africano de Mali. Esto ha estimulado el ataque, en este caso usando un objetivo fácil como Charlie Hebdo. Pero la realidad es que el servicio secreto francés deja muchas preguntas abiertas sobre lo sucedido».
—¿Cree que ha habido un fracaso de los servicios secretos franceses?
—Es lo que se está tratando de ocultar. Los servicios de seguridad de Francia sabían de las actividades de los responsables de la masacre, y sin embargo dejaron de vigilarlos. ¿Por qué los hermanos Kouachi, conocidos por sus lazos con extremistas, no estaban bajo vigilancia? Cherif Kouachi había sido condenado por delitos terroristas y había servido 18 meses en prisión. Ambos estaban en listas de potenciales terroristas. Lejos de estar enviándose mensajes encriptados, se comunicaron cientos de veces antes y durante los ataques con celulares comunes y corrientes. Hay muchas preguntas. Por ejemplo, ¿por qué las oficinas de Charlie Hebdo no estaban mejor protegidas, dadas las duras críticas de la revista al Islam? O ¿cómo pudieron conseguir conocidos jihadistas armas semiautomáticas en Francia?
«Se ha tratado de presentar a los asesinos como súper villanos para ocultar la propia incompetencia de los servicios. La realidad es que los terroristas eran amateurs bastante incompetentes que chocaron el coche, dejaron su cédula de identidad a la vista y coordinaron sus movimientos por teléfono. No se necesitaba una vigilancia masiva de Internet para evitar este hecho: se requería una vigilancia específica».
—Una percepción bastante extendida es que usted y Wikileaks se oponen a la vigilancia electrónica. En realidad, usted hace una clara distinción entre vigilancia masiva y vigilancia con objetivos definidos.
—La vigilancia masiva es una amenaza a la democracia y a la seguridad de la población, ya que otorga un poder excesivo a los servicios secretos. El argumento para proponerla es que así se puede hallar gente que no se conocía de antemano. Lo que vemos en el caso de París es que los protagonistas habían sido identificados.
«Debería haber una investigación profunda de cómo se cometieron estos errores, aunque mi experiencia es que esto no va a ocurrir porque estos servicios son corruptos y lo son porque son secretos. La vigilancia masiva no es gratis y en este sentido es una de las causas de lo sucedido, porque se le restaron recursos y personal para lo que tendría que haber sido la vigilancia específica de una amenaza terrorista».
—Una de las reacciones más virulentas en la prensa británica fue la del historiador Max Hastings, que lo acusó a usted y a Snowden de responsabilidad en estos hechos. Hay muchas voces que piden que se ajuste más el torniquete sobre Wikileaks. ¿Siente que Wikileaks está amenazada por la actual situación?
—Hace un año que los sectores vinculados a este modo de ver las cosas, que proponen un aumento de la vigilancia masiva y un recorte de las libertades, están en retroceso por todas las denuncias que ha habido sobre los excesos de espionaje cometidos por los gobiernos, incluso con sus propios aliados. Lo que están tratando de hacer es aprovechar esta situación para recobrar el terreno perdido.
«Wikileaks ha publicado las caricaturas de Charlie Hebdo utilizadas como pretexto para el atentado, algo que no han hecho diarios como The Guardian o The Times, porque tienen miedo. Pero una de las cosas positivas que han surgido en los últimos días es la defensa de la libertad de expresión.
«Digo esto a pesar de que en la marcha del domingo estuvieron presentes figuras que son los peores enemigos de la libertad de expresión, como Arabia Saudita y Turquía. Pero por más que estén intentando aprovechar la situación, Wikileaks funciona desde hace bastante tiempo y hemos desarrollado técnicas para lidiar con este tipo de amenazas. No nos van a intimidar. Esperemos que otros medios a nivel mundial tampoco se dejen intimidar».
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