Víctor Bordón Machado, comandante incansable
5:06:22 a.m.
En la mañana de hoy supimos del fallecimiento por infarto masivo del querido Comandante rebelde Víctor Bordón Machado, quien desde hacía semanas se hallaba en ingreso domiciliario a causa de un cáncer de vejiga. Por voluntad propia sus restos serán incinerados y sepultados en ceremonia militar, cuyos detalles serán dados a conocer oportunamente.
Bordón Machado nació el 16 de agosto de 1931 en la finca Sevilla perteneciente al municipio de Quemado de Güines; desde pequeño trabajó en las faenas agrícolas, y estudió en una escuela pública.
Comenzó a trabajar en el Central San Isidro, hoy Panchito Gómez Toro; con sólo 16 años de edad, como estibador; además de practicar su deporte favorito: el boxeo. En el central fue un luchador por los derechos de los trabajadores, por lo que sufrió el acoso y la persecución de las fuerzas represivas que defendían los intereses patronales, hasta ser enjuiciado.
Su primera filiación fue al Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo, y más tarde fue fundador, hacia finales de 1955, de la primera célula del Movimiento 26 de Julio en el municipio de Quemado de Güines. En medio de estos sucesos participó en la gran huelga azucarera de diciembre de ese mismo año, la que tuvo gran trascendencia en ese municipio.
También Víctor Bordón fue el fundador del primer núcleo guerrillero en Las Villas, al integrar a un grupo de jóvenes contrarios al régimen que comenzó a actuar el 27 de noviembre de 1956, en el propio municipio de Quemado de Güines, y con el que realizó diversas acciones durante el año 1957 y principios de 1958.
El 8 de abril de 1958 atacó el cuartel de Quemado de Güines, el que no puede tomar por la escasez de armas y pertrechos, y después marchó hacia la zona de la Carretera Central cerca de Manacas y allí actuó como apoyo a las acciones de la huelga revolucionaria del 9 de abril. Poco más tarde partió hacia las montañas del sureste villareño, donde se mantuvo activo. A la llegada del Che a Las Villas, Víctor Bordón se le une con su tropa, y tomó parte en el ataque y toma de Güinía y en las acciones liberadoras de los pueblos de Las Villas hasta la toma de Placetas.
Como parte de la estrategia del Che para el ataque a Santa Clara, se encaminó hacia el sur y después al oeste para contribuir con sus operaciones a impedir los refuerzos posibles a enviar hacia Santa Clara cuando comenzara el ataque a esta ciudad. El 27 de diciembre libró el combate y toma de Santo Domingo, población de la que sale después para ubicarse más hacia el oeste por la Carretera Central, donde impidió el cruce de tropas de la tiranía hacia la capital villareña, ya atacada por el Comandante Guevara desde el día 28.
Con la victoria del 1º de enero de 1959, Víctor Bordón emprendió nuevas tareas que le fueron encomendadas por la dirección de la Revolución. Entre otras responsabilidades, fue presidente de los Tribunales Revolucionarios que juzgaron a los asesinos de la tiranía, fue Director de Impuestos del Ministro de Hacienda, y después de las patrullas de carretera, para pasar a laborar, más tarde, como Director de la Compañía COMETAL en La Habana, cargo que ocupaba hasta el presente.
Víctor Bordón, gente llana y bizarra, de principio a fin, siempre se mantuvo en una constante actividad creadora, y gustaba acercarse a los jóvenes como la única forma de lograr la continuidad. «Tengo sangre para acercarme a ellos y que ellos se acerquen a mí. Eso lo aprendí de Fidel», afirmó en una oportunidad.
En otra ocasión confesó no haberse amilanado nunca, y tampoco preocuparle «de qué parte se vive mejor, sino desde qué lugar se es más útil a la Patria, como dijo José Martí». Para el sencillo y campechano comandante rebelde lo más importante siempre fue haber estado al lado de Fidel, el hombre de sus ideas, a quien consideró una de las personas más fieles.
Siempre que se le preguntaba por lo más importante en su vida, respondía. «Lo más importante para mí es que siempre he estado al lado de Fidel, y esa es la mayor condecoración y cargo que he tenido y me puedan dar en mi vida».
Para Víctor los ascensos, nombramientos y otras funciones que le fueron asignadas, constituían «más que un estímulo, un compromiso de fidelidad y trabajo con mi pueblo y la Revolución».
Cuando el Ministro de las FAR lo designó entre los que encabezaron el traslado de los restos del Che hasta Santa Clara y la posterior participación en los funerales, Víctor declaró a la prensa sentirse muy orgulloso: «Creo que fue un premio que me dio Raúl, pues sabía la lealtad mía hacia el Che». (Mercedes Rodríguez García)
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