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LA TECLA CON CAFÉ

Santa Clara: Una batalla en canciones

Santa Clara: Una batalla en canciones


7:28:44 a.m.

 

Fue primero el verso rumoroso de Carlos Puebla el que señaló la ciudad como escenario de la batalla decisiva. Lo  hizo cuando decidió, tocado profundamente en su talento y su corazón, hacer la saga del Che por nuestro mundo: tu mano gloriosa y fuerte/desde la historia dispara/cuando toda Santa Clara/se despierta para verte. 

Fue como una cuarteta anunciadora de la épica cantada de nuestros días. Poco después Silvio Rodríguez, en una canción lamentablemente poco difundida en estos días, volvió su mirada hacia la acción del Tren Blindado; una mirada llena de juventud, de amor y de optimismo, una mirada que exploraba en el otro costado el heroísmo, como para recordar que la sangre derramada también abona el lecho de los amantes y las esperanzas de los cuerpos que se funden bajo el tibio sol de una isla liberada. 

Y ha sido Lázaro García, un trovador cienfueguero de notables virtudes poéticas, quien especialmente para el trigésimo aniversario de la toma de Santa Clara, volvió a la carga con un texto tan emotivo, como su música, admirablemente interpretada por Omara Portuondo. 

BATALLA DE SANTA CLARA

Por Lázaro García Gil 

Sé que estás caballero gallardo

el viejo y heroico diciembre

donde un pueblo en tu voz

la victoria fundó

para hacer realidad tu hasta siempre

Eran días de cielos violentos

otra estrella de Oriente bajaba

y sumando montañas y pueblos

la batalla final se acercaba.

Fue la cita del sol

que a su luz respondió

tu coraje y amor, Santa Clara. 

Quema la herida

se incendia el viento

estrecha el cerco

sombra y guarida.

Sangre suicida

baña el invierno

tuercen los hierros

furias vencidas.

Y abrió la vida

su flor de enero

ya canta el alba

un himno de paz

por la libertad del día.

Las simientes del fuego y la herida

hoy son niños creciendo en tu sueño

como un árbol que irguió

su mañana de flor

por la savia mejor de este pueblo.

 

EL TREN BLINDADO

Por Silvio Rodríguez

En la ciudad que posee la Isla en el centro

hay un tren descarrilado –museo nacional-

que los amantes fecundan con savia del cuerpo.

¡Viva ese hierro vencido por la claridad!

¡Viva ese lecho de amor!

Gentes que merecen el amor

pagarán, pagarán por todo,

porque el que merece suele ser

el que suele tener deber.

Bienaventurado ha de ser

el que siembra para los otros,

el que en la semilla dejará

un jirón de su propio ser.

El Tren Blindado florece su estampa de hierro

desde que aquella guerrilla le molió la sien,

descarrilado por un manotazo del pueblo

para que un hombre se viera con una mujer.

¡Viva ese lecho de amor!

 

(Tomado de un suplemento especial de Vanguardia, miércoles 28 de diciembre de 1988)

 

 

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