¿Por qué la política norteamericana y la sociedad están a punto de cambiar para mal? (III)
18/01/2011 19:53:59
(Traducción: Jairo Echeverri García, Coordinador editorial, FNPI)
Por supuesto, un medio el cual el 40% del público aún dice leer, no debe darse por muerto todavía. La situación es un poco más complicada y hay más esperanza de lo que estas tendencias sugieren. Probablemente la lectura total de noticias originadas en medios de noticias impresas se ha por lo menos estabilizado.
En internet muchas personas leen noticias a través de blogs u otros sitios que copian artículos de la prensa. Los «aficionados a las noticias» ahora leen más noticias de más diarios que antes de que internet hiciera tan fácil la reproducción de múltiples
publicaciones. Por una parte, muchos diarios están claramente logrando un alcance mayor en internet. Ahora que están disponibles para lectores alrededor de los Estados Unidos y el mundo, los principales diarios nacionales como The New York Times son más leídos que nunca. Aunque no han resuelto como sacar ganancias del aumento de lectores, por lo menos tienen la posibilidad de sobrevivir la transición al internet.
Al otro extremo de la balanza, algunos diarios de pequeñas comunidades también están relativamente en buen estado principalmente porque los medios de noticias impresas aún derivan ganancias de los anuncios de pequeñas empresas dirigidas a un determinado público local. Los diarios que parecen estar más vulnerables debido a las tendencias actuales son aquellos en la mitad.
Diarios metropolitanos que no poseen grandes números de lectores por fuera de sus regiones. Algunos han disminuido la circulación con una asombrosa tasa de 10% en el último año y de acuerdo a un estudio por el Shorenstein Center at Harvard´s Kennedy School of Government, el tráfico en muchos de sus portales «en línea» ha sido plano.
Sin embargo, con todos sus problemas, la mayoría de diarios impresos continuó generando dinero este último año. En los primeros nueve meses de 2008 los márgenes de beneficio operativo de los medios de noticias impresas eran de 11,5%., de acuerdo con John Morton del American Journalism Review’s. Ha habido un descenso de un máximo de 22,3% en 2002, no obstante las ganancias son respetables.
Algunos críticos de las compañías se preguntan por qué estas no pueden ajustarse a menores ganancias y proseguir normalmente las operaciones. El problema es que es probable que las caídas en circulación y publicidad continúen y si los diarios intentan mantener el tamaño y alcance de sus operaciones, probablemente no sean capaces de tener ningún beneficio, incluso cuando la recesión haya terminado.
Tampoco es claro que puedan recortar con suficiente rapidez y profundidad y al mismo tiempo retener suficientes lectores para ser rentables. Poco satisfechos con las respuestas de la industria, en este último año los inversionistas disminuyeron los valores de las acciones de las entidades de prensa más de 80% en promedio. En algunos casos la administración tiene gran parte de la culpa ya que a pesar de los indicios de futuros problemas los diarios continuaron endeudándose fuertemente para llevar a cabo adquisiciones.
Ciertamente hay algunos villanos hechos a la medida: el magnate inmobiliario Sam Zell compró y quebró el Tribune Company en muy poco tiempo. Pero el colapso se extiende a través de toda la industria y muchos diarios están ahora a la venta a precios muy bajos y sin ningún comprador a la vista. Entre muchos periodistas e inversionistas, la esperanza de que los periódicos como los hemos conocido puedan realizar la transición a un mundo híbrido de publicaciones impresas y «en línea» ha desaparecido.
Del mismo modo que las noticias de cadenas televisivas y revistas semanales, los diarios han estado viviendo de audiencias envejecidas que adquirieron sus hábitos en torno a los medios en décadas recientes. Hace unos años parecía que podrían contar con esos viejos lectores hasta que comenzaran a florecer las ganancias del internet.
Sin embargo, los anuncios en internet todavía representan sólo 8% de las ventas por anuncios y su crecimiento se ha estancado justo cuando los ingresos de los diarios caen. El resultado es que los diarios se están reduciendo no sólo físicamente o en fuerza laboral, sino también en su dimensión más importante: la misión editorial. La respuesta predominante de la industria frente a las presiones financieras ha sido concentrar los recursos editoriales cerca de casa.
En muchos diarios, la cobertura extranjera fue de los primeros elementos en irse: el número de corresponsales de diarios norteamericanos en el extranjero cayó un 30% entre el año 2002 y el 2006.
En 2004, un estudio del Pew Project on Excellence in Journalism concluyó que las noticias de primera plana sobre asuntos internacionales representaron «el total más bajo en cualquier año que hayamos estudiado.» En un nuevo estudio del Pew en 2008, basado en una gran encuesta a ejecutivos de noticias, dos tercios dijeron que sus diarios redujeron espacio para la cobertura extranjera en los tres años previos.
En ese mismo periodo, The Philadelphia Inquirer, The Baltimore Sun, y The Boston Globe cerraron sus últimas oficinas en el extranjero. Mientras tanto, algunas secciones de cadenas de noticias televisivas también han cerrado oficinas en el extranjero —CBS, que antes tenía 24 oficinas en el extranjero ahora tiene 6— disminuyendo aún más el número de fuentes norteamericanas para noticias del exterior.
Algunos dicen no preocuparse. Después de todo, incluso mientras los diarios norteamericanos y cadenas televisivas eliminan corresponsales, el internet provee fácil acceso a medios de noticias extranjeras como la BBC y portales de organizaciones internacionales.
Pero disponibilidad no es equivalente a exposición. El lector promedio que puede haberse enterado de eventos internacionales a través de un diario local o las noticias de la noche, probablemente no buscará fuentes de noticias extranjeras en internet.
No puede ser una buena señal que en tiempos en los cuales los intereses en economía y seguridad de Norteamérica están tan intrincados con el resto del mundo, los medios norteamericanos se estén retirando de él. Diarios alrededor de los Estados Unidos también están descartando su cubrimiento en Washington.
Las oficinas de Newhouse y Copley se han cerrado, y Tribune Company redujo a dos tercios al personal editorial cuando combinó las oficinas en Washington de Los Angeles Times, Chicago Tribune y sus otros diarios. La compañía Cox Newspapers, que solía tener a 30 reporteros en la capital para The Atlanta Journal Constitution y sus otros 16 diarios, cerrará sus oficinas de Washington en abril .
Así como hay otras fuentes para noticias internacionales, también hay otras fuentes de cubrimiento en Washington. No obstante los periodistas de diarios regionales al monitorear a sus representantes en el Congreso y reportar acerca de programas federales desde un punto de vista local, llevan a cabo un servicio especial para sus lectores.
Reporteros en Washington para The San Diego Union-Tribune ganaron un Premio Pulitzer en 2006 por exponer la corrupción del Republicano Randall («Duke») Cunningham. Actualmente esa oficina está cerrada.El rol de vigilancia de la prensa regional está aún más en riesgo a nivel estatal, donde es improbable que alguien más decida intervenir en el momento en que la prensa haga recortes. Consideren mi estado natal New Jersey.
Con 13 reporteros de tiempo completo en Trenton, la capital del estado, el diario Newark’s Star Ledger tenía la sede de estado más grande en todo el país. Ese compromiso con los recursos reflejaba la estrategia de consolidación de circulación del diario y cumplía una misión de servicio público.
Jim Willse, el editor del diario dijo al American Journalism Review en el año 2000: «nos parecía o me parecía a mí que supervisar cómo se gasta el dinero público y cómo los departamentos estaban funcionando era un rol muy importante porque nadie más lo estaba haciendo».
Sin embargo, tras el recorte del 45% del personal el pasado octubre, The Star Ledger ya no contaba con 13 reporteros en Trenton sino con cuatro Varias semanas después la compañía Gannett, que tiene seis diarios en Nueva Jersey, redujo sus reporteros en capitales de estado de seis a dos. El New York Times ya había eliminado su oficina de tres personas en Trenton.
En total, según la oficina del gobernador, el número de reporteros de tiempo completo en la capital del estado de Nueva Jersey se ha reducido de más de cincuenta a quince en la última década. Esos son muchos ojos menos vigilando a las agencias del estado. Otros estados han visto la misma tendencia. En los anales de corrupción, Illinois le ha dado fuerte competencia últimamente a Nueva Jersey.
De acuerdo con Tom Massey, secretario del Capitol Press Room en Springfield, el número de reporteros en Illinois ha bajado de 32 a 24 en los últimos 3 años. Una encuesta nacional en 2000 contó a 543 reporteros de tiempo completo que cubrían gobiernos estatales.
De acuerdo a Capitolbeat, la asociación de reporteros del Capitolio Estatal, para 2007 ese número se había reducido a 407 y será más bajo aún en una encuesta que está actualmente en proceso, Tiffany Shackelford, Directora ejecutiva de Capitolbeat predice: «estoy preparada para lo peor. De los 14 miembros de la Junta tres han perdido sus trabajos en los últimos tres meses.»
Tampoco es probable que portales de noticias con ánimo de lucro en internet llenen pronto el vacío de la cobertura en asuntos de interés público en las capitales de estado. La red Politicker de sitios de noticias estatales fue cerrada por su propietario Jared Kushner´s Observer Media Group entre diciembre y enero.
La preocupación en torno a la cobertura en capitales estatales y el recorte de los diarios en general no es únicamente la disminución en número de reporteros, también el deterioro de la calidad del periodismo.
Entre más recortes hay de puestos editoriales, más se sacrifican los chequeos internos con respecto a la precisión. Mientras reporteros con años de experiencia están siendo despedidos, los diarios pierden el conocimiento local y las relaciones con fuentes confiables que esos reporteros habían construido para exponer noticias importantes.
De los reporteros despedidos en The Star Ledger, Dunstan McNichol estaba trabajando en revelar una malversación en la agencia financiera encargada de la construcción de la escuela estatal. También en una escuela de medicina del estado y en la privatización del sistema de inspección de vehículos.
En noviembre hablaba con un grupo de jueces estatales acerca de las potenciales ramificaciones de la crisis de la prensa y uno de ellos comentó cómo tristemente una reportera de The Star Ledger que había cubierto las cortes por dos décadas y logrado un excelente trabajo, había aceptado terminar el contrato.
«Sabe dónde están enterrados todos los cuerpos» dijo el juez metafóricamente, aunque en algunos lugares de Nueva Jersey habría que pensarlo dos veces antes de hacer una interpretación literal. Además de recortar el cubrimiento extranjero, nacional y del estado, los diarios también están reduciendo el espacio dedicado a la ciencia y las artes y en efecto despidiendo a reporteros de ciencia y medicina, críticos de música y de libros. Hay un tipo de cobertura que los diarios han tratado de proteger, por lo menos en las primeras fases de los recortes.
De acuerdo al estudio realizado a ejecutivos de noticias por Pew en 2008, es visible que los diarios han entregado más recursos a las noticias locales. El caso del «hiperlocalismo», como se le conoce, se refiere a que los diarios gozan de ventajas comparativas como fuentes de información acerca de sus comunidades inmediatas. Pero esa estrategia puede no funcionar comercialmente si significa bajar de categoría en el mercado. Entre menos cubrimiento del resto del mundo y la vida cultural haya, más lectores pierden entre los relativamente acomodados que tienen esos intereses y menos atractivos se vuelven para los anunciantes.
El hiperlocalismo puede ser sólo un pequeño paso del ahuecamiento de las salas de prensa hasta el punto en que la mayoría de los diarios se parezcan más a los tabloides gratuitos distribuidos en los supermercados en lugar de los diarios del pasado.
Los diarios siguen adoptando medidas desesperadas, a pesar de que muchas han resultado contraproducentes y han acelerado sus ciclos de caída En una movida altamente publicitada, los dos diarios de Detroit que operaban conjuntamente disminuyeron las entregas a domicilio a sólo jueves, viernes y domingos. En los otros cuatro días de la semana, además de estar «en línea», los diarios ahora aparecen en una edición reducida disponible sólo en los puestos de diarios.
Esta parece ser una buena forma para empujar a los suscriptores de la prensa hacia el internet por las noticias. Allí encontrarán alternativas a los diarios locales y tal vez nunca vuelvan. A los anunciantes también se les dará un empujón para que usen otras alternativas. Es posible que otros diarios detengan sus publicaciones en papel y el fin de semana sea el último espacio para la prensa impresa. Tal vez es un indicio el hecho de que The New York Times esté promoviendo una suscripción casera sólo para el fin de semana.
Para casi todos los diarios, eliminar las ediciones impresas completamente y aparecer únicamente «en línea» sería un suicidio en este momento. De acuerdo a los cálculos de Rosentiel del Pew, se ahorrarían 40% de sus costos, pero perderían más del 90% de sus ingresos. Como último recurso algunos podrían dejar de publicar en los medios impresos y mantener una presencia básica en internet. No obstante, por sus fuertes deudas, obligaciones de pensión y otros costos de legado, la mayoría probablemente no puede tomar este paso, a menos que se declaren en bancarrota.
Un diario, The Christian Science Monitor anunció que retirará su edición impresa diaria y con la excepción de su producto semanal impreso, sólo estará disponible en internet. El Monitor es un caso especial ya que no tiene mercado local y es financiado por la Iglesia.
El cierre de diarios en el siglo XX dejó monopolios ciudad tras ciudad. En algunas áreas metropolitanas todavía hay otros diarios además del principal. Pero es probable que el proceso se repita. En Denver, por ejemplo, se espera que Rocky Mountain News cierre esta primavera, y en Seattle, es de esperarse que el Seattle Post-Intelligencer tenga próximamente su publicación final.
Los sitios que se desarrollan en internet probablemente no serán como los «gruesos» diarios metropolitanos que han conglomerado tantos intereses en una sola publicación. Es más probable que una variedad de sitios especializados «en línea» atiendan estos intereses. Si no hay ningún sucesor en línea para el tradicional diario, tal vez los sitios de internet para la televisión local o estaciones de radio proveerán las noticias generales para la comunidad.
Sin embargo, esos portales probablemente no tendrán la cobertura extensiva o el público tan amplio que solía tener la prensa. Es probable que este proceso se repita en ciudades en donde los diarios sobreviven pero ya no pueden operar en su antigua escala o extensión. Muchas de las funciones reunidas en los diarios ahora se están separando «en línea». Pero si el entorno de medios emergentes favorece al periodismo de nicho, ¿cómo podrá el periodismo de servicio al público alcanzar e influir al amplio público que los diarios han tenido?
Las cosas ya no son como antes. Si van a florecer medios noticiosos independientes capaces de hacer rendir cuentas al gobierno, lo tendrán que hacer en el nuevo mundo de las noticias, no el antiguo.
*Paul Starr es profesor de comunicaciones y asuntos públicos en el Woodrow Wilson School en la Universidad de Princeton. Su más reciente libro se titula Freedom’s Power (Editorial Basic Books).
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