Chile esterilizó a mujeres con VIH
28/10/2010 21:54:45
Cuando Francisca llegó al hospital de Curicó, en la central región chilena de Maule, para dar a luz a su primer hijo, no imaginó que ése sería el único que tendría. Cuando se estaba recuperando del parto, entró una enfermera a la sala, y…
«Después de preguntarme cómo me sentía, me dijo que me habían esterilizado y que ya no podría tener más hijos», recuerda en un informe presentado por el Centro de Derechos Reproductivos, con sede en Nueva York, y la organización no gubernamental chilena Vivo Positivo. Eso ocurrió en 2002. Francisca (nombre ficticio) tenía entonces 20 años y, junto con su esposo, quería tener más hijos. Pero, según el informe, el cirujano que la atendió la esterilizó durante la cesárea, sin pedirle permiso, por ser VIH positiva.
Pero la historia de Francisca no es un hecho aislado. Según el informe titulado «Dignity Denied» (Dignidad negada), las esterilizaciones forzadas a mujeres VIH positivas en Chile eran habituales antes de 2000, cuando se revisaron sus leyes sanitarias para incluir el concepto de «consentimiento informado». Éste consiste en un proceso de comunicación por el cual los pacientes autorizan voluntariamente un tratamiento luego de haber sido asesorados adecuadamente sobre todas las opciones posibles.
Chile es uno de los países que más ha bajado la tasa de nacimientos de bebés seropositivos, gracias a la aplicación de un protocolo sobre transmisión vertical. Pero, por otro, las chilenas con VIH siguen siendo discriminadas en el ámbito de la salud sexual y reproductiva.
Las esterilizaciones sin consentimiento son sólo la expresión más grave de un problema más profundo.
Tampoco existen programas específicos dirigidos a las mujeres que viven con VIH en el ámbito de los derechos sexuales y reproductivos, pese a que la normativa de salud allí incorpora el enfoque de género y de derechos, y que la atención de las personas viviendo con VIH es buena en el país.
En el marco de un estudio sobre violencia contra las mujeres y feminización del VIH/sida, publicado en 2009, EPES entrevistó a 102 chilenas viviendo con esta enfermedad. Algunas de ellas contaron experiencias de esterilizaciones sin consentimiento y de presiones del personal de salud para realizarse el procedimiento.
Aunque el informe «Dignity Denied» se centra en Chile, los 27 casos que incluye son representativos de una tendencia mundial en la última década.
Desde el estudio de 2004, madres seropositivas a las que esterilizaron por la fuerza presentaron demandas en República Dominicana, México, Namibia, Sudáfrica y Venezuela. Estas prácticas discriminatorias también son comunes en partes de Europa oriental y Asia.
A causa del estigma que rodea al VIH/sida y al temor a represalias, las mujeres suelen ser reticentes a relatar esos maltratos, y es difícil obtener datos estadísticos para saber realmente cuán generalizado es el fenómeno. Las esterilizaciones forzadas no sólo son una violación fundamental a los derechos reproductivos de una mujer; tienen pocos beneficios en términos de prevención del VIH.
Durante el primer año posterior al nacimiento de su hijo, Francisca no dijo nada sobre su esterilización forzada. Sólo cuando Vivo Positivo la contactó en una clínica donde recibía tratamiento antirretroviral empezó a saber más sobre sus derechos reproductivos y finalmente compartió su experiencia.
En 2007 Francisca demandó al hospital de Curicó en un tribunal local, con la ayuda de Vivo Positivo. Al verano austral siguiente, la rechazaron sin posibilidad de apelar. Ahora, su caso, presentado contra Chile por el Centro de Derechos Reproductivos y Vivo Positivo, está pendiente ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
(Fuente: IPS/ NUEVA YORK-SANTIAGO)
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