Brasil pasó a octavos de final al vencer 3-1 a Costa de Marfil
Luis Fabiano fue la indiscutible figura.Dos goles de Luis Fabiano y uno de Elano dieron a los pentacampeones del mundo el triunfo y la clasicación a la siguiente fase, uniéndose a Holanda. Didier Drogba descontó por los africanos. Habrá polémica con el árbitro Stephane Lannoy, a quien el choque se le escapó completamente de las manos.
El deseo de Brasil de ganar quedó demostrado en solo 40 segundos. Robinho se lanzó en un ataque mortal junto a Kaká y Luis Fabiano, apostó por la jugada individual y sacó un peligroso disparo a distancia por encima del travesaño.
Costa de Marfil supo mantener el tipo en los minutos siguientes. Cuidaba el balón cada vez que lo tenía, sabía hacerlo circular, e incluso amenazaba. La canarinha era el equipo encargado de llevar las riendas, pero la presión de los africanos, bien parados sobre la cancha, la mantenía lejos del arco defendido por Boubacar Barry, Copa.
Eran los elefentes los que se acercaban más a la portería de Julio César.
A los 12 minutos, probaba Drogba de tiro libre, aunque muy desviado. A los 14, lo hacía Ebobue, también a balón parado, y obligó al meta brasileño a salir de puños para despejar el peligro.
A los 18, Brasil apareció con derechazo de Robinho tras un corner y despertaba.
La magia de las estrellas del equipo de Dunga brilló a los 25 para poner temprano el encuentro a su favor. Kaká y Luis Fabiano se juntaron y vino el gol.
Robinho inició la jugada. Luis Fabiano recibió y de taco le pasó el balón a Kaká, el volante del Real Madrid le devolvió la esfera y el delantero del Sevilla fusiló sin piedad a Copa. Buenas noticias para la verdeamarela, que esperaba a sus astros luego de un debut flojo ante Corea del Norte pese a la victoria de 2-1.
Costa de Marfil no se dejó derrumbrar por el golpe.
A los 38, Aruna Dindane pateó al arco de lejos para decir que su equipo aún sigue vivo. Julio Cesar controló. A los 40, Eboue también lo intentó a distancia.
Poco después de reiniciar el compromiso. Luis Fabiano volvió a explotar. Recibió un pase largo, hizo dos sombreros consecutivamente y remató para el 2-0 al minuto 50. Enorme jugada, aunque el árbitro ignoró dos manos.
Lo insólito, no obstante, no es que el Stephane Lannoy no las sentenciara, porque pudo no haberlas visto, sino su actuación posterior. El principal, conversando con el «9» del scratch, dio a entender con sus gestos que sí las había observado y que, de manera increíble, decidió pasarlas por alto.
A los 53, el intento de reacción de Costa de Marfil. Dindane centró y Drogba le ganó a Lucio para sacar un cabezazo que se perdió por la última línea silbando muy cerca del poste izquierdo de Julio César.
Brasil, a los 61, estuvo cerca de ampliar el marcador con tiro de Kaká.
En la siguiente jugada, Elano sí lo hizo. El resucitado Kaká se proyectó hasta la última línea en el costado izquierdo, envió centro hacia atrás y su compañero terminó de rematar el compromiso.
El 3-0 ya era una cuesta demasiado empinada para Costa de Marfil.
Se produjo poco después el momento negro de los brasileños. Elano salió lesionado en camilla tras recibir una durísima falta, merecedora, incluso, de tarjeta roja, aunque Lannoy se la guardó en el bolsillo. Entró Dani Alves.
A los 72, los marfileños, que al menos querían salvar el honor exigieron a Julio César. Yaya Toure sacó un largo disparo, potente, pero de frente, que despejó el meta del Inter con una buena intervención.
El problema es que los africanos, al mismo tiempo, perdieron la cabeza con duras entradas. Keita le clavó los tacos a Michel Bastos en una jugada merecedora de expulsión que, esta vez, Lannoy dejó en cartulina amarilla.
Pese a ello, lograron conseguir el descuento a los 79. Una larga carrera de Gervinho, quien se comió toda la cancha, desestabilizó a la zaga de los brasileños y todo terminó en un centro que Drogba remató de cabeza a las redes totalmente solo.
Costa de Marfil creció a última hora, pero el tiempo fue su enemigo. Era demasiado tarde para evitar el triunfo de Brasil.
Goles no hubo más. Lo que sí hubo fue la expulsión de Kaká por doble amarilla. La lluvia de patadas de los marfileños, que siguió, hizo perder la cabeza al astro, no supo manejar la situación y Lannoy ahora sí encontró la tarjeta roja, que se le había perdido.
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