Por Mercedes Rodríguez García
La Agencia EFE difundió a la velocidad de Internet que travestis de toda Cuba celebraron con un espectáculo, singular por lo maratónico, lleno de luces, lentejuelas y «divas», los 25 años de El Mejunje, centro cultural de Santa Clara, desde hace años meca del transformismo y una de las ciudades más cosmopolitas de la Isla.
Ubicado en una edificación ruinosa y con el cielo como techo, centenares de personas de todo el país acudieron este fin de semana a la extraordinaria cita.
La existencia de El Mejunje, en una ciudad del interior, resulta para muchos un hecho mágico. «Ha sido un lugar para realizarse personalmente, un acto de fe y un acto de entender a la gente. Pero nunca se ha propuesto ni se propondrá ser un lugar gay», explicó a la EFE su creador y director, Ramón Silverio.
Muchos consideran a Silverio el alma de El Mejunje, incluso lo juzgan insustituible: «Nada de eso, no soy eterno, y la muerte no me preocupa, aunque tampoco me interesa .Cuando me muera no sé cómo continuara, a lo mejor quienes sigan al frente harán una obra mejor», refirió día antes al reportero del semanario provincial Vanguardia.
Más adelante, explicó: «Yo jugué mi momento histórico. Y mientras me queden fuerzas, y tengo muchas todavía, voy a continuar con el mismo entusiasmo.»
Ramón Silverio Gómez, artífice indiscutible e inconfundible del proyecto cultural más conocido de la Isla y en el extranjero, declaró que al fundarlo (1984) «pensó en una alternativa en una ciudad muy aburrida, necesitada por demás de un espacio abierto a todos los artistas y jóvenes, sin marginaciones de ningún tipo, en el que pudieran departir y disfrutar plenamente del arte.»
«Me considero una persona muy respetada. (...) Nadie me ha llamado nunca para impedirme hacer algo. Si se han sentido inconformes, me lo han planteado de la manera más suave posible. (...) He hecho las cosas por placer. Me atrae estar en el filo de la navaja (...) Existen muchas instituciones aburridas, porque casi todas hacen lo mismo. Aquí, para bien, marcamos la diferencia.»
Sobre una referencia que hiciera Abel Prieto, Ministro de Cultura, durante en el pasado Congreso de la UNEAC, Silverio acotó: «Cierto, expresó que debían existir muchos Mejunjes. Es un reconocimiento merecido, tampoco uno puede ser extremadamente modesto. El Mejunje se lo ha ganado por lo hecho durante todo este tiempo, lo cual ayudó a cambiar la forma de pensar de alguien 'de arriba', para fijarse en nosotros.»
En su opinión no es tan sencilla la creación de espacios similares, pues resulta un hecho único con características propias. «He visto surgir muchos proyectos basados en el nuestro, y todos han quedado en el camino. La cultura cubana necesita de sitios diferentes, romper esquemas. Querer reproducirlos constituye un error.»
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