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LA TECLA CON CAFÉ

Érase una vez una noticia

Érase una vez una noticia

11:08:50 p.m. 

Por Mercedes Rodríguez García

Aunque está fuera de duda la importancia de los géneros en el desarrollo y consolidación del Periodismo, la actual tendencia a su combinación provoca numerosas interrogantes respecto a los caminos transitados por este arte en lo que va del siglo XXl.

En el ámbito profesional, afirman las doctoras María del Pilar Martínez y Susana Herrera, la situación se agudiza con algunas denominaciones erróneas y la pérdida de un marco normativo entre uno y otro. A esto súmese  la distorsión que introduce la personalidad de los actores (periodistas) de los diferentes medios en los productos comunicativos.

La tendencia a mezclar los géneros, fuera de simples vicios de estudiantes de pregrado o experimentos de profesores estudiosos y atrevidos, llega a convertirse en boga en la prensa diaria. Una información «cronicada», un comentario «noticioso», una entrevista con estructura de reportaje o cualquier otra modalidad que denote fusión, asoman a la prensa de hoy con total consentimiento de quienes la producen y consumen.

No se trata de mero capricho de moda sino de un consenso entre emisores y receptores para hacer más ameno y atractivo el producto comunicativo. Una forma original de brindar lo cotidiano con sabor a revelación.

Apoyándonos en algunos estudiosos del tema, el género periodístico se puede entender como una «respuesta estructural y estilística a las diferentes necesidades expresivas de los hombres» (Sánchez y López Pan, 1998: 17).

Según Gomis, siendo el periodismo «un método de interpretación sucesiva de la realidad», corresponde a los géneros cumplir diferentes funciones para responder y satisfacer los intereses de la sociedad.

Por tanto desde esta perspectiva, ellos especifican las funciones que se atribuyen al periodismo, «de manera que su evolución está muy ligada al ritmo de las demandas sociales y de los objetivos de la misma profesión periodística» (Gomis, 1989: 103-108).

Estas y otras razones nos llevan a pensar que la fusión no es más que el resultado de una necesidad de resaltar con igual jerarquía, cada norma, haciendo valer por encima de toda preocupación estructural, su rigor formal y estilístico.

Si vamos a los orígenes, al surgimiento de cada género le antecedió una período específico: el auge de la Teosofía a los de opinión, los sucesivos avances científicos a la noticia y el archiconocido Crack del 29 a la interpretación… por citar algunos.

En consecuencia, el siglo XXl cargado de descubrimientos, política, economía, religiones, crisis, guerras, etc; ubicados en un mismo nivel de atención e importancia mundial, demanda una proliferación de los géneros periodísticos, todos en igual dimensión,  como forma de reflejo de esa realidad tan híbrida.

El receptor, insertado en esa sociedad convulsa donde nada ocurre de manera aislada y casual sino en estrecho vínculo con otros fenómenos o derivado de algún proceso, prefiere una prensa consecuente, en la que en poco espacio se opine, informe, valore, comente, interprete y cronique sin perder por ello la esencia veraz del periodismo. Tomemos en cuenta que los géneros no son algo cerrado y acabado, por el contrario flexibles y dinámicos, según estudios al respecto  e incluso predicciones del propio Martín Vivaldi.

La fusión  que apreciamos en la actualidad nace y crece a partir de un mecanismo de subsistencia o una forma de mantenerse firme ante el cambio constante, sin dejar de conservar la identidad. Resulta el juego de lo que según Sánchez y López Pan son «instituciones vivas que evolucionan para ajustarse a las funciones propias de la actividad a la que sirven» (Sánchez y López Pan, 1998: 18).

Y no sólo evolucionan, también pueden desaparecer y originar otros. Quizás sea la hora de reconsiderar el fenómeno o de nominar estas nuevas formas de hacer periodismo que lo acercan más a la esencia humana, a su subjetividad y necesidad de consumo espiritual. Sin mencionar la demanda creativa de quienes hacemos periodismo, que como arte al fin, parte del interior del artista.

Bibliografía

Gomis, L. (1989). Teoría del Géneros Periodísticos. Barcelona: Centro de Investigación de la Comunicación. 

Gomis, L. (1991). Teoría del periodismo. Cómo se forma el presente. Barcelona: Paidós. 

Sánchez, J.F. y López Pan, F. (1998). Tipologías de géneros periodísticos en España. Hacia un nuevo paradigma. Comunicación y estudios universitarios, 8, 15-35.

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