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LA TECLA CON CAFÉ

Cien años de soledad en 2.891 metros de cintillas de papel

Cien años de soledad en 2.891 metros de cintillas de papel

 

martes, 30 de mayo de 2017
5:31:15 p.m. 

Cien años de soledad, una creación impregnada por la magia y la realidad que ronda sus páginas, publicada por primera vez el 30 de mayo de 1967, llega este 30 de mayo a sus 50 años.

Ideas “descabelladas” o geniales casi siempre son producto o de la soledad o de la incapacidad que en determinado momento viven sus autores. Pero no. No es el caso de Gabriel García Márquez, autor de esa obra maestra de la literatura latinoamericana y universal.

Se trata de alguien que tuvo la quijotesca idea de transcribirla a mano, en tinta negra, con sus puntos, comas y tildes, para concluir que las 330 páginas de la novela contenían un total de 137.750 palabras, todas ellas en 86 cintillas de papel para máquina calculadora las cuales, unidas entre sí, alcanzaron una extensión de 2.891 metros.

Del hecho deja constancia en la revista digital Libros & Letras el poeta, ensayista, traductor y editor colombiano Harold Alvarado Tenorio, a quien José Ever Medina autor de tal ocurrencia,  cuenta:

“Me había fracturado una pierna y el doctor me ordenó guardar quietud por 50 días. Para distraerme, la única alternativa que tuve fue la de revolver mis libros, y entre ellos encontré uno de los Guinnes Records. Después de leerlo llegué a la conclusión de que si aprovechaba el tiempo de mi enfermedad, yo también podría figurar en él”.

En la transcripción total de la obra empleó 207 horas y 50 minutos y muchas veces estuvo a punto de abandonar el proyecto de figurar en el libro Guinnes, por creerlo demasiado trivial y sin interés para nadie. Sin embargo, en esos momentos de flaqueza, aparecía Álvaro Arboleda Martínez, “mi ángel de la guarda”, que con dos o tres frases lo estimulaban para que siguiera adelante.

Respecto a la obra que lo haría famoso en materia de competiciones, José Ever  no dudó que el puente ideal para registrar su nombre en la famosa lista debía ser la de ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982.

 “Para mí no había ninguna otra obra que mereciera el esfuerzo”, aseguró.

Mas,  como tanto esfuerzo no puede quedar a la deriva, para cerciorarse que su idea estuviera bien protegida, Medina la registró en una notaría de la ciudad de Neiva mediante escritura pública, en la cual, además de la cantidad de rollos que empleó, figura la marca de la tinta y del bolígrafo con que escribió sus casi tres kilómetros de palabras. Por si fuera poco, para no correr riesgos innecesarios con su obra, en el bus que lo trajo de Neiva a Bogotá, compró dos puestos, uno para su gigantesco rollo de cinta y otro para él.

José Ever es natural de Ibagué y vive en Neiva, donde se desempeña como oficial administrativo de una institución bancaria. Está casado, es padre de una niña de nueve años y mientras hace conocer su obra en Colombia, aguarda con tranquilidad la decisión de los jueces del Guinnes. “Después de todo, si no me registran en su libro, ya sembré un árbol, ya tengo una hija y ya ‘escribí’ un libro”.

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