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LA TECLA CON CAFÉ

Flora Fong, el arte, el elixir de la vida

Flora Fong, el arte, el elixir de la vida


8:33:33 p.m.

Bajo esta entrada poética la Galería ArteMorfosis, de Zúrich, dedica una gran exposición, la primera en Suiza, a Flora Fong, pintora, escultora y dibujante cubana de origen chino. Se trata de una de las figuras más destacadas de la escena artística contemporánea de Cuba.

De padre chino, emigrado a Cuba en los años 40, Flora Fong nació en Camagüey en 1949 para florecer, valga el término, desde muy temprano en el arte. Siendo niña, empezó a frecuentar los centros de enseñanza artística que se abrieron gracias a la democratización cultural que acarreó la Revolución Cubana. Este hecho permitió a la isla dar un paso firme en el desarrollo de las artes —música, artes visuales, literatura y danza—, aunque como un medio de propaganda revolucionaria.

"Recuerdo que la prueba de ingreso a la escuela de nivel medio que existía en Camagüey en ese momento consistía en dibujar la mascarilla de un niño a claro oscuro, de la estatuaria griega. En esa época, la enseñanza en Cuba de la Academia se basaba fundamentalmente en los cánones estéticos del Renacimiento italiano", relata a swissinfo.ch Flora Fong.

"Se estudiaba la pintura moderna y la vanguardia de esos años. Pintábamos paisajes al aire libre y se estudiaba la historia del arte en sus diferentes etapas. Esta enseñanza artística se mantuvo en la primera época de la Revolución Cubana y de acuerdo a sus valores sigue aplicándose".

La mirada de la diáspora

Como su padre, el chino Francisco Fong, la artista cubana se mueve, navega de un lugar a otro. Emigra con cada una de sus composiciones donde ella va interiorizando el entorno inmediato que la rodea: de la vida cotidiana al paisaje tupido de palmas, de los jardines a los bosques agitados por ciclones o lluvias, de los montes al esplendoroso mar que termina por aislar y mantener la pureza de la denominada ‘Perla del Caribe’.

"Desde niña”, dice, “observaba cómo mi padre hacía las cometas chinas que fueron determinantes en mi obra escultórica actual. Considero que la diáspora china en las Américas es muy rica y estudiarla es una fuente de inspiración. Por eso empecé a incorporar los elementos de la caligrafía china en mi pintura y comencé a estudiar el idioma". Uno de los cuadros que expone la Galería ArteMorfosis, ’Chino en las Américas’, forma parte de una serie de obras que hacen referencia al tema de la emigración.

"Como artista aspiro a que mi obra sea conocida en otros continentes. Es la primera vez que expongo en Suiza, pero afortunadamente mi obra ya ha hecho camino por el mundo, como Estados Unidos, México, Chile, Panamá, España, Portugal, Grecia, Emiratos Árabes, China, Corea del Sur, Malasia y Japón". 

En los viajes que la pintora ha hecho a China en busca de sus raíces orientales, esta cultura ancestral le ha revelado otra cara de la vida y el arte.

"Ir a China fue fundamental para recibir esa vivencia que ya estaba en mi propuesta artística. Pude entender mejor el pensamiento filosófico oriental, descubrí la pintura tradicional, los conceptos y las técnicas orientales que me interesaban y, por supuesto, los gestos caligráficos y las estructuras cuadradas de algunos caracteres, que han dejado su huella en mi obra".

La mujer y la creadora

En 1970, Flora Fong se graduó en la Escuela Nacional de Arte de la Habana y de inmediato comenzó a impartir cursos en la Academia de Artes ’San Alejandro’, la más antigua del país. Todo esto al lado de su propia creación artística, de la escasez de materiales para trabajar debido al embargo, de nutrirse espiritualmente con lo que ofrece la isla, del tiempo para formar una familia y, en fin, de presentarse en exposiciones y salones de arte haciendo que se reconozca la proyección que ha tenido su obra en el panorama artístico internacional.

"Mi carrera ha sido hecha con mucho sacrificio y mucho esfuerzo”, afirma. “Pero recuerde que también tengo sangre china y soy muy sistemática, analítica y valiente. Por ello, en 1989 decidí ser artista independiente. Nutrirse espiritualmente con lo que ofrece la isla es fundamental, los colores del mar Caribe, su luz, la naturaleza que me rodea me nutren muchísimo. Es verdad que tenemos dificultades con los materiales, pero siempre buscamos alternativas y para  eso están los amigos amantes del arte por el mundo que nos ayudan."

"Estoy feliz de vivir en Cuba, tener una familia, mis dos hijos son igualmente artistas plásticos y también se sienten satisfechos de vivir en nuestro país, donde tenemos la oportunidad de participar en ferias, bienales y proyectos nacionales e internacionales", dice.

En la obra de Flora Fong aparecen peces, barcos, el mar inconmensurable que abraza la isla desde cualquier punto, pero es la presencia inefable de las esbeltas y elegantes palmas lo que atrae en la iconografía personalísima de la artista china caribeña.

Palmas que se yerguen como señoritas formales y bien educadas, o despeinadas y alebrestadas por el viento despiadado que casi las quiebra. De todo esto se compone el universo de Flora Fong, de esa esencia que ella sabe decantar en su arte para revelar un modo de vida que solo es posible en la gran isla que da entrada al Golfo de México.

En la composición ‘Cubano mirando al otro lado del mundo’, aparece un hombre sobre una loma que trata de atrapar lo que sucede más allá de sus ojos por medio de una lente. Uno se pregunta quién es y qué hace.

"Es el cubano que desea saber que la tierra donde vivimos no es solo ese espacio donde él está, que hay ciudades muy bellas que quisiera ver a través de la lente. Es una obra que disfruté mucha haciéndola, sobre todo porque acababa de regresar de Shanghái que tiene edificios imponentes y una iluminación glamorosa. De esta manera ingenua también yo, como artista, le doy la posibilidad al cubano simple de ver un poco más allá".

El buen café, solo se hace con café...

Las cafeteras de tiempos de las abuelas con sus coladores de tela y echando humo por la boca, son personajes con vida propia en la obra de Fong. Humildes y sencillos utensilios, indispensables en los hogares de cada cubano, estas cafeteras saben filtrar el tiempo justo para el hervor del café. El café hecho al punto, con su textura y su sabor, anuncia el inicio de la jornada.

"Efectivamente, en ’Díez minutos de descanso’, título de una de mis obras -dice Flora- el café es una figura omnipresente en todos los hogares de Cuba y su aroma se siente. Esto me gusta afirmarlo porque guarda con estilo propio lo que soy: una artista cubana y universal".

(Fuente: swissinfo.ch)

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