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LA TECLA CON CAFÉ

Las máquinas prohibidas

Las máquinas prohibidas


8:57:25 p.m.

La villaclareña Milena Martínez Carrazana desconoce el mundo de los colores, tampoco ha tenido la oportunidad de contemplar un amanecer, la puesta del sol o una noche estrellada.

Pero su ceguera crónica no le ha impedido lidiar con ecuaciones, o tener conocimientos de historia, ciencia, literatura, geografía y otras materias recibidas a lo largo de sus años de estudio en la escuela especial Fructuoso Rodríguez, de la ciudad de Santa Clara, donde invidentes, débiles visuales, sordos e hipoacúsicos, cursan la enseñanza primaria y secundaria de manera gratuita.

Con el entrenamiento de sus manos, aprendió a usar el sistema de puntos y regleta, que le facilita leer y tomar notas de clases.

Después, comenzó el adiestramiento con las máquinas de escribir Braille, propiedad de la escuela, que acompaña a cada alumno invidente, hasta que culmina la etapa escolar.

Fue en ese momento de su vida en que comenzó a tropezar con las limitaciones impuestas por el bloqueo norteamericano contra la Mayor de las Antillas por más de 50 años, pues su máquina comenzó a deteriorarse y no había recursos para repararla, lo que afectaba su aprendizaje. Fueron muchas las lágrimas derramadas en espera de otro equipo que supliera el defectuoso.

Hace cuatro años su rostro cambió, al recibir otro equipo nuevo, gracias a la donación a ese plantel de varias máquinas Braille, por representantes del Programa HANDICAP Internacional de Bélgica en Cuba.

Milena ahora cursa el 9no grado, y espera que su «maquinilla» que considera su mano derecha, le acompañe hasta la Universidad, pues no descarta la posibilidad de estudiar la licenciatura en Derecho.

Este tipo de equipo resulta deficitario en Cuba. Sus altos precios en el mercado mundial y la carencia de piezas para componerlos, constituyen un serio problema que enfrentan las escuelas especiales, al ser indispensables para el desarrollo intelectual de los ciegos.

Cada una de ellas puede tener un valor de hasta mil dólares en el mercado mundial. De no existir el embargo financiero, económico y comercial de los Estados Unidos contra la Isla, podrían adquirirse en esa cercana nación a un menor precio, y los niños y jóvenes cubanos aquejados de este tipo de discapacidad, se prepararían mejor para la vida.

(Fuente: Vanguardia / Idalia Vázquez Zerquera)



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